La exposición que Cuadrado Lomas no pudo inaugurar reconvertida en retrospectiva póstuma

Rafael Pérez reconocía ayer que el pintor se resistió inicialmente a montar una nueva exposición, la cuarta en la galería Rafael. «Decía que estaba cansado y débil». Pero finalmente se animó «y estaba muy ilusionado». Pese a sus achaques de salud, se había planteado incluso el acudir a la inauguración, y quién sabe si no lo hubiera hecho finalmente, puro genio y figura como era, si la muerte no se hubiera cruzado para imponerle el descanso.

Vendió ya sus primeras obras, lo que no es de extrañar, pues Cuadrado Lomas es de los pocos pintores con tirón y firma, según admite su galerista. Y también ayer recibió las primeras visitas de homenaje de muchos amigos, como el periodista Ramón García, o el cineasta Arturo Dueñas, autor de 'Tierras construidas', una semblanza audiovisual de su persona y de su obra que queda como un documento excepcional y de referencia.

«Desde hace dos años ya no pintaba nada. Y en los años anteriores se dedicaba a acuarelas de pequeño formato», explica Dueñas. Dos de esas pequeñas obras, con fecha de 2018, se exponen en la galería Rafael, con dos de sus temas favoritos: las mulas y las tierras de Castilla. Dos piezas delicadas en las que Cuadrado Lomas destila la fragancia de su talento. Junto a ellas, cuatro obras de 2014, también de su última etapa creativa. Acuarelas de esas tierras construidas que el pintor de Simancas convertía en tratados geométricos sin que perdieran el alma.

En la exposición conviven una treintena de cuadros cedidos a la galería por el pintor –«lo mejor que le quedaba», en opinión de Rafael Pérez- con otros entregados a la galería por particulares y coleccionistas para ponerlos a la venta. Entre unas y otras obras se ofrece una semblanza representativa del autor, algo así como una inesperada retrospectiva póstuma que sirve como aperitivo para la gran exposición de homenaje que alguien debería estar empezando a preparar.

Mientras llega, la Galería Rafael permite reencontrarse con la mirada de Cuadrado Lomas sobre los campos castellanos o su amor hacia las mulas, un animal que contribuyó a reivindicar. Pero también hay muestras de su pasión por los toros, en cuadros donde sólo pintaba a los subalternos, porque, según decía, las grandes figuras ya tenían suficiente fama. Asimismo, pueden verse algunos cuadros con las barcas que pintó en Portugal e incluso desnudos, otro género que también cultivó.