
Bailarina, cantante, profesora de Bellas Artes en la Complutense y artista plástica, Cata Ruiz-Mollá hace de la sinestesia el motor de su creaciones. La galería vallisoletana Espacio abierto acoge 'Disfonías íntimas', colección de polípticos y cuadros que resultan explosiones de color sobre lienzos crudos, sin preparar.
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Pintura, lápiz, resinas, colores espesados hasta ser pasta con la que elevarse sobre la bidimensionalidad, Ruiz-Mollá contrasta su intervención sobre el algodón neutro con tonos vivos y formas caprichosas que suelen girar en torno a un punto central. Desde allí, el color se expande, transita hacia otros tonos, convive con iguales de su familia e invita a otros. A veces olla la tela, otras la cuartea. Salpica gotas ambarinas y azules que dan un halo sutil y mágico a esos centros saturados. Remata algunas explosiones con siluetas vegetales, el rastro de un helecho azul.
Jorge Naval destaca la «ferocidad del detalle» de esta pintora nacida en familia de artistas. Ruiz-Mollá expuso en Valladolid en la sala de Caja Salamanca y Soria y ahora vuelve a la galería de Alonso Pesquera. Javier Redondo estaca «su manera de hacer, de aplicar la pintura, verter y salpicar, de utilizar la brocha, es una forma de dar énfasis al acto de pintar, de aunar la forma y la emoción».
La obra de la valenciana estará colgada en Valladolid hasta el 8 de abril.
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