Tal vez todo comenzó, allá por 1961, cuando la profesora lanzó una inocente pregunta en clase: 'Y tu padre, ¿a qué se dedica?' Entre los compañeros de David y Mitchell Lichtenstein (entonces tenían 7 y 5 años) habría alguno que contestó que policía, que maestro, ... que abogado, que periodista quizá. Pero los pequeños Lichtenstein no supieron explicar muy bien a qué se dedicaba su padre.
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Roy Lichtenstein (Nueva York, 1923-1997) fue desde joven un apasionado de la pintura (le encantaba Picasso) y el jazz (estudió piano, clarinete y saxofón). En 1949 se doctoró en Bellas Artes por la Universidad Estatal de Ohio, pero no comenzó a cultivar los pinceles hasta tiempo después. Fue a finales de los 50 cuando experimentó con el expresionismo abstracto, el estilo que en esos años dominaba la pintura americana. ¡Cómo no apuntarse a la moda! Pero la abandonó a finales de 1960. Y buena culpa la tuvo esa pregunta que le hicieron a sus hijos en clase.
Lo cuenta José Luis Rupérez, comisario de 'Roy Lichtenstein, la sinfonía del pop', una exposición que hasta el 8 de enero repasa en la sala de La Pasión la influencia y el legado de «uno de los nombres más emblemáticos del arte contemporáneo». «Lichtenstein fue, junto a Warhol, el gran impulsor del pop art, cuyo lenguaje sigue hoy vigente», asegura Rupérez, quien recuerda aquel episodio vital en la carrera del artista neoyorquino.
«Cuando sus hijos le contaron que no sabían contestar a qué se dedicaba (no era fácil explicar el expresionismo abstracto de sus piezas), Lichtenstein decidió hacer una obra para sus hijos». Tomó la viñeta de un tebeo (donde estaban Mickey Mouse y el Pato Donald)y, al ampliar la cuatricomía de la impresión, salió el grano, los puntitos Ben-Day que, con tonos básicos (rojo, negro, azul, amarillo y blanco)permitían al ojo combinar otros registros. Eso lo llevó al lienzo. Lo bautizó como 'Look Mickey'.
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Hoy está depositado en la Galería Nacional de Arte de Washington D. C. y está considerado como el punto de partida de una carrera que se apoyó en objetos e iconos cotidianos del 'american way of life' y en una mirada icónica para, con la estética del cómic (las viñetas, los colores, los bocadillos), abrirse camino en el mundo del arte.
El marchante Leo Castelli se fijó en su propuesta artística y apostó por él. Su obra no siempre halló el respaldo de la crítica. El 31 de enero de 1964, la revista 'Life' publicaba un artículo en el que se preguntaba si no sería Lichtenstein el peor pintor de América. Un ejemplar de esta publicación puede verse en la exposición, junto a un ramillete de cuadros que repasan sus 40 años de carrera artística para responder a aquella pregunta de 'Life' con un no. No era, desde luego, el peor pintor de América.
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La exposición 'La sinfonía del pop' llega a La Pasión después de su paso por Seúl (Corea del Sur) y por el He Museum, en Shunde, y el Chengdu Musuem (ambos en China). Valladolid es, por tanto, «la puerta de entrada» de la muestra en Europa. Aquí puede verse por primera vez un montaje que arranca con los primeros periodos creativos de Lichtenstein (esa breve etapa experimental con el expresionismo abstracto), los dibujos en blanco y negro de los primeros 60 y su apuesta posterior por el color.
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Su obra (con aires de cómic y homenajes a la sociedad de consumo)se agrupa aquí en diez ejes temáticos, con piezas que aluden a paisajes, a desnudos, al compromiso social o al amor y la guerra. De la vertiente romántica pueden verse varios de sus icónicos besos, con mujeres rubias de labios carmesí. De las batallas están esos cuadros-viñeta llenos de aviones, explosiones y onomatopeyas: 'Whaam!', 'Brat!', 'Bratatatata'. Hay también ejemplos de una etapa (1965-1966)en la que produjo una serie a gran escala, que llamó 'pinceladas', donde los brochazos pop dominan la escena. No faltan referencias llenas de humor a figuras como Tintin o Kennedy, ni tampoco ejemplos de su trabajo en copas, vajillas o incluso la réplica de un BMW que pintó para competir en Le Mans.
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La sinfonía del pop. Sala de exposiciones de La Pasión. Hasta el 8 de enero. De martes a domingo, de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 horas.
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