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Leit-motiv de la pintura y la fotografía, la belleza de las plantas es una constante en la historia del arte. Desde principios de los ochenta Carlos Cánovas ha paseado su cámara, exhausta de la fotografía urbana y arquitectónica, por jardines y parques de Pamplona. ... No buscaba la perfección de tallos, hojas y flores, sino la herida de la planta doméstica, la sorpresa de la mala hierba, el misterio interrumpido de una enredadera en el hormigón. Esa cámara a pie de pavimento y paramento espía lo insignificante y lo captura en 'Plantas y circunstancias', la exposición que ha inaugurado en el Museo Patio Herreriano y que podrá verse hasta el 12 de junio en las salas 1 y 2.
85 imágenes sintetizan cinco series que el fotógrafo sigue alimentado. Cronológicamente se suceden 'Plantas dolientes', 'Paisajes recónditos', 'Para una pared', 'Vida secreta' y 'Naturaleza y control', esta última la más reciente y la única en color.
Cánovas es un fotógrafo 'químico' al que le gusta tener el control de todo el proceso. «Cuando empecé no podía revelar en color, por eso el blanco y negro también en los bosques. Nunca he llevado mis imágenes al laboratorio». En 1981 comienza a espiar a esas macetas arrinconadas, castigadas contra le ventana, por su informidad, por su falta de esbeltez o sus molestas irregularidades. «Mi punto de vista no es el de naturaleza muerta o el bodegón. Trato de disolver en una estética sus circunstancias. Entonces esta serie llamó la atención por su rareza. Reflejan su desgracia, son diminutas, sin significación y en cambio yo creo que sí es posible hacer una proyección personal. Siempre tuve la impresión de que en esas plantas me encontraba a mí».
Memoria del tiempo
Los 'Paisajes recónditos' son árboles, caminos, hierbas, hiedras simbióticas, ramas que le salían al paso en su deambular buscando el refugio de la naturaleza. «Para mí es el reposo frente a la tensión de lo urbano, es un punto de descanso». En cuanto a la imagen, «quiero devolver a la foto el tiempo que le robamos: por los dispositivos tan rápidos que tenemos hoy y restaurar el uso de cada foto. Capturo plantas efímeras, minúsculas que hoy están en la base de una tapia y mañana no, habrá otra quizá. La foto es la memoria de un lapso de tiempo».
La serie «evolucionó hacia el grafismo, hacia lo abstracto» y comenzó a fotografiar el camino de estas plantas en vertical en 'Para una pared'. En 2004 Carlos Cánovas llega a la fotografía digital y «se normaliza mi relación con las plantas, ya no es solo el daño. También hay momentos felices y tomo la referencia del disco de Stevie Wonder 'Journey through the Secret Life of Plants'. Las sombras, la luz, la geometría de listones, ventanas y hormigón enmarcan la presencia vegetal. Finalmente 'Naturaleza y control' recoge ese crecimiento pautado por jardineros y urbanistas de las plantas en la ciudad.
Aunque la suya no es obra de denuncia, sí se reconoce en la idea de que «no vale con contar las bondades de la naturaleza, sino que esta exige cuidados». Precisamente ese entorno se mostró «más seguro» en cuanto acabó el confinamiento duro, «fue una alegría para todos». Cánovas repasó su archivo en ese tiempo, «hacer fotos es fácil, lo difícil es seleccionar y presentarlas para que digan algo».
Javier Hontoria, director del Museo, recordó el compromiso del Patio Herreriano con la fotografía que habitualmente cuelga en estas dos salas y la celebración de su 20 aniversario incluirá una antológica de fotografía española, comisariada por Alberto Martín, que también incluirá obra de Cánovas.
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