A finales de los sesenta comenzó a recorrer el mundo con su cámara y no paró hasta la pasada primavera. Abbas Attar murió el 26 de abril y el Patio Herreriano ha hecho suya la sentencia del fotoperiodista: «las retrospectivas son para los muertos». El ... museo vallisoletano es la primera parada tras su fallecimiento de una muestra que se estrenó en Singapur en 2011, con la participación del propio fotógrafo: 'Abbas. Crónicas del mundo. Homenaje al fotógrafo y humanista'.
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138 fotografías sintetizan su trabajo sobre la revolución iraní, las guerras de Vietnam, de Israel y Palestina o de Irlanda del Norte, el hambre de Biafra y el apartheid sudafricano. Su interés por lo que hacen los hombres en nombre de Dios, con el que mantenía «una relación estrictamente profesional», le llevó a atender a las comunidades musulmanas desde Indonesia a Marruecos, fotografío a cristianos, budistas y animistas. Y cuando el fotoperiodismo le fatigó, vivió una tregua estética en México, donde busco su estilo en los cuadros de Cezanne y de Rembrandt.
Trabajó para las agencias Sipa, Gamma y desde 1981 para Magnum. Desde esta última es desde donde se trabaja en sus exposiciones y su legado.
Padre de cuatro hijos, dos de ellos –Arash y Aram– acudieron con la esposa del fotógrafo a la inauguración de la muestra en Valladolid. La exposición permanecerá abierta hasta el 28 de octubre.
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