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Tan añorada como pospuesta, una ley de mecenazgo que premie a quien invierta en cultura es una clamor unánime entre los gestores públicos. Lleva en el tintero del Ministerio desde Lassalle y cuatro comunidades han aprobado la suya mientras Madrid sigue en funciones. De ... consumarse el deseo de incentivos se toparía con otro handicap: la falta de entusiasmo del empresariado español por el sector. Castilla y León, como el resto del territorio, ha sufrido el desplome del mecenazgo de las cajas en el pico de la crisis, el 78% hace una década. A los logos de las contadas grandes empresas que invierten en exposiciones, festivales y conciertos, se va sumando alguna bodega.
Precisamente el vino de Didier Belondrade ha hecho posible el catálogo de la exposición 'Miró. La musa blanca', en el Museo Nacional de Escultura (Casa del Sol). «Colaboramos con él desde hace dos años. Es muy agradecido trabajar con alguien que entiende el mecenazgo de manera ética, como un compromiso social y cultural. No siempre es así», explica su directora María Bolaños quien se recorrió toda la Ribera y otras empresas. «En esta comunidad conseguir patrocinio es muy difícil. Cuando los empresarios vienen al museo en visita privada, se sienten orgullosos. Pero no dan el paso de comprometerse a colaborar. Hemos logrado apoyos solo coyunturales. En general sienten que no tienen la visibilidad que buscan y logran en el deporte, por ejemplo».
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La multinacional francesa Renault mantiene desde hace décadas su inversión en la cultura vallisoletana. «Nos movemos con la idea de participar en la vida del ciudadano de Valladolid en dos casos concretos: Seminci y Teatro Calderón. En el resto de España, nos implicamos en eventos catalogados por el Consejo de Ministros de interés especial como el centenario del Salón del Automóvil de Barcelona, los Juegos del Mediterráneo en Almería, la Expo de Zaragoza. Hay una ventaja fiscal, pero en el caso de Valladolid no nos mueve eso», dice su portavoz. Los eventos especiales son protegidos fiscalmente aunque las voces críticas consideran que polarizan demasiado la inversión.
Fernando Zamácola, director de la FundaciónDelibes, acaba de volver de un viaje de Estados Unidos. «Allí todos los edificios y bibliotecas de las universidades tienen el nombre de gente que le fue bien y decidió invertir en el conocimiento. Eso es impensable aquí, de momento», dice quien está al frente del centenario del escritor vallisoletano, declarado acontecimiento de excepcional interés público (AEIP) y que coincide con el de Benito Pérez Galdós. «Eso implica una comisión interadministrativa en la que están representadas las instituciones implicadas. En este caso dos ministerios, Cultura (Dirección del Libro) y Hacienda, a través de un interventor, además de la Junta, la Diputación, el Ayuntamiento e instituciones como la Biblioteca Nacional, el Instituto Cervantes, la ACE, etc... Somos 14 representantes, 13 con voto y el interventor, con derecho a veto».
Esa declaración va acompañada del derecho a una bonificación fiscal para las compañías que quieran invertir. «Para que la comisión apruebe la inversión de una empresa debe involucrarla en alguna actividad del plan director», cuenta Zamácola que sí considera que esa exención fiscal abre puertas. «Delibes genera consenso, es una marca interesante para las empresas, pero aún no he podido cuantificar la respuesta. En España no hay cultura de la filantropía, solo empresas aisladas. Se demanda una nueva ley de mecenazgo, y creo que hay que actuar en esa atracción fiscal pero también en la cultural, entender que hay una corresponsabilidad en hacer la sociedad mejor, que no podemos dejar todo a las administraciones».
Zamácola sucedió al frente de la Fundación a Javier Ortega, actual Consejero de Cultura. «Nos hace falta una ley como el comer. Soy un defensor de la colaboración público-privada como una de las mejores estrategias para sacar proyectos adelante de cultura. Estamos pensando en organizar una jornada sobre patrocinio y mecenazgo. Queremos que se vea no solo como una inversión sino como una oportunidad de implicación social. Sabemos que eso supone menor recaudación para Hacienda pero reactiva la cultura del lugar y puede ser un motor económico», dice Ortega. El patrimonio arquitectónico así como documental, industrial e inmaterial es el sector más necesitado en Castilla y León. Las comunidades de Navarra, País Vasco, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana han aprobado su propia ley.
De Javier Angulo, director de la Seminci, a Javier Hontoria, director del Museo Patio Herreriano, pasando por Bolaños, la UVA o la Asociación de Gestores Culturales, todos esperan la ley de mecenazgo. Los gestores animan a que ya que «hay países que nos llevan años de ventaja» se eviten «perversiones que acaban dándose, por ejemplo, en Francia, donde las fundaciones procedentes de grandes fortunas están utilizando sus leyes de mecenazgo para endosar al estado una cuantiosa factura fiscal por proyectos faraónicos poco conectados con la sociedad». También en Castilla y León ven que «el mecenazgo privado está dirigido en no pocas ocasiones por hilos políticos a proyectos de corte institucional. El mecenazgo mal entendido o tergiversado con el patrocinio ha propuesto acciones como las grandes conmemoraciones que articula la Administración».
María Bolaños advierte de esos grandes proyectos expositivos fuertemente apoyados por el Ministerio «como el Año Greco no han tenido el rédito ni el éxito esperado, lo que apunta a que mientras la sociedad no se conciencie del valor de esas instituciones, una ley no modificará la mentalidad».
Tratamiento fiscal del mecenazgo en España. Para personas jurídicas: la cantidad donada tiene una deducción en la cuota de Impuesto de Sociedades del 30% (el 40% para las fidelizadas). Para personas físicas: 1. Micromecenazgo: Los primeros 150 euros, deducción del 75% en el IRPF. 2. Cantidad superior a 150: deducción del 30%, (35% para las fidelizadas).
El 5% de la población española dona recursos a organizaciones activas en el patrimonio cultural. En Castilla y León de las 1.233.541 declaraciones de la renta en 2016, solo 64 registraron alguna deducción por inversión de interés cultural. En 2006, de 1.159.722 liquidaciones, 568.
Solo el 42% de las empresas que invierten en cultura hacen un seguimiento de su inversión
Principal fin de donativos en Castilla y León Fundaciones dedicadas a la recuperación del patrimonio histórico y natural
De las 786 fundaciones nacionales 286 (36%) son culturales
Más de la mitad de los españoles desconoce que existen exenciones fiscales en cultura.
Un helicóptero en Padilla
Javier Hontoria, director del Museo Patio Herreriano desde el pasado marzo, aún ve la botella medio llena. «Hay mucha riqueza en nuestra ciudad y en nuestra comunidad». Entre los mecenas que han apoyado su exitosa muestra reciente 'Una dimensión ulterior' está Tempos Vega Sicilia, que forma parte del patronato del Museo.
Esa misma bodega ha fletado algún helicóptero para llevar a ilustres visitantes a la excavación de Pintia, en Padilla de Duero, cerca de la sede de la empresa. Carlos Sanz, arqueólogo y profesor de la UVA, al frente de Pintia ha ido sumando apoyos. «Tenemos más de 200 convenios de colaboración que renovamos desde 1999. Al principio eran por un año y luego intentamos que fueran por tres años. Son muchas aportaciones de diversa cuantía que van de los 125 hasta los 12.000 euros por año que va a través de la UVA. Eso nos permite sufragar nuestras publicaciones, en las que incluimos los logos de las más potentes y también en el anuario 'Vaccea'». Vega Sicilia está entre los mecenas más fuertes. En la Fundación Delibes sufragó la digitalización de los fondos.
La Fundación Atapuerca acaba de cumplir su primera década. Su responsable, Antonio Sarmiento considera su 'modelo de gestión integral' un éxito. «Sumamos la iniciativa privada –hay más de un millar de amigos del museo– y el patrocinio de acciones directas en el Museo de la Evolución Humana a cargo de otros agentes como la Fundación Telefónica, Asti o las de Caja Burgos y Caixa Bank.» Trabajan con proyectos concretos, «por ejemplo las cajas han posibilitado en los últimos tres años la creación del Sendero Botánico en Atapuerca, con una inversión de más de 150.000 euros, o los patrocinios directos unidos a las exposiciones». Sarmiento, que fue gerente de la Capitalidad Cultural de Burgos en 2016, subraya la idea de que estos eventos son «tractores para el desarrollo cultural. Aquella efemérides logró más de 500.000 euros de apoyo privado». Las exenciones fiscales son «muy pobres» para el gestor y un «pacto por la Cultura debiera considerar un IVA superreducido, una Ley de Mecenazgo e incentivos fiscales para promover el consumo cultural». Habrá que esperar a que haya ministro de Cultura, de Economía y empresarios interesados.
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