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Este mes se cumplen cinco años del cierre del Museo de Gabarrón en Valladolid. La fundación homónima arguyó un cambio de «tendencia del público» en favor de lo virtual. Se desmantelaba un centro inaugurado en 2003 por el presidente de la comunidad, Juan ... Vicente Herrera. La obra de Cristóbal Gabarrón será objeto de una exposición monográfica en el Patio Herreriano, auspiciada por el Ayuntamiento que espera que la coincidencia de los 75 años del artista y los de la ONU pose el foco en Valladolid. La virtualidad dejará paso a la contundencia de obras de más de media tonelada que ocuparán la Plaza de San Pablo. La decisión municipal choca con el director del Museo, Javier Hontoria, que no se pronuncia sobre lo que es ajeno a su programación, y con los artistas firmantes de un manifiesto contra la injerencia política, un 'déjà vu' que llevó a dimitir a otra directora, Teresa Velázquez, en 2006, hoy parte de la plantilla del Reina Sofía.
La inauguración está prevista para el 24 de octubre y antes se darán a conocer los detalles de la exposición. El alcalde y la concejala de Cultura han subrayado que la financiación corre a cargo del Ministerio de Exteriores. De momento, el catálogo ha sido elaborado por el Ayuntamiento, titular también de los espacios expositivos.
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Victoria M. Niño
Victoria M. Niño
Desde el primer anuncio, los ediles han destacado la conexión de Gabarrón y la ONU, para la que ha realizado varios trabajos a lo largo de su vida. Pero en los 75 años del creador murciano crecido en Valladolid ha habido muchas otras obras a cargo del erario público no siempre sancionadas con la satisfacción ciudadana. Una de ellas fue la del Chopal en Medina del Campo. Lugar de entrenamiento de los caballos del Ejército, con el Plan Norte perdió su uso y el Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, lo recuperó. Convocó un concurso público para convertir los 36.000 metros cuadrados en el pulmón de Medina (30.000 para el parque, 2.000 para un parking en superficie y 3.000, para el recinto ferial). Se presentaron más de 60 estudios de arquitectura de toda España ganando uno catalán. En 1999 pierde el PSOE la alcaldía dando paso a Crescencio Martín Pascual (PP). El proyecto ganador acabó en un cajón. Se pagó 600.000 euros a Cristóbal Gabarrón por el diseño de una suerte de Parque Güell. La ejecución se incrementó un 41% respecto al presupuesto inicial, llegando a invertir tres millones de euros sin que el nuevo proyecto cubriera el resto de necesidades. «Se pagó por una firma de alguien que eligió a dedo el alcalde», recuerda Ana Vázquez, entonces portavoz de la oposición. El artista también instaló su obra en la capilla del Balneario de dicho municipio.
Cristóbal Gabarrón comenzó el milenio decorando las casas molineras de Los Monegros, en el Barrio España, con cargo al Plan Urban del Ayuntamiento vallisoletano que dirigía León de la Riva (PP). En 2002 sus moradores denunciaban humedades y la Fundación del artista declinaba cualquier responsabilidad ya que «el proyecto tenía como objetivo la decoración pictórica de las fachadas para mejorar la visión del conjunto urbano de la zona».
Pero el proyecto más ambicioso con el Ayuntamiento de Valladolid sería el de Los talleres del Pinar. En 2007 se crea una fundación con ese nombre, integrada por la del artista, la Fundación Nido y la Fundación de la Lengua Española cuyo patronato presidió su hijo Félix Antonio Gabarrón Cabero. El Ayuntamiento segregó 113.112 m2, cedidos por 50 años, para un proyecto de ocio, cultura, residencias para artistas (60 de 160 m2 cada una) y un parque de aventuras que estaba previsto abrir en 2010. Los promotores invertirían 30 millones de euros. Todo quedó en un fugaz parque infantil que explotó la empresa madrileña Campo Ocio y Tiempo Libre. Javier Izquierdo, en la oposición entonces y hoy delegado del Gobierno, pedía explicaciones a Mercedes Cantalapiedra en 2012 sobre la «fundación que no cumple con lo pactado. Solo hay un parque de aventuras pagado con 1,8 millones de euros del Plan E».
Ahora en Valladolid, hay cierto incomodo por la instalación de una escultura de grandes dimensiones en San Pablo. El profesor emérito de la UVA Fernando Manero ha mostrado públicamente su «disconformidad. Cuestiono que ese sea el lugar adecuado para la estética de Gabarrón cuyo impacto altera la armonía y simbología de una de las plazas emblemáticas de España. Los centros históricos merecen un respeto, no todo vale».
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