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El restaurador Julian Vegas posa en su taller. Jose C. Castillo

La cautelosa prudencia del restaurador

«Hay que ser muy cuidadoso y conocer bien qué le ocurre a la obra antes de intervenir», asegura Julián Vegas, que sanea actualmente varios retablos de la iglesia de San Pelayo en Siete Iglesias

Domingo, 22 de agosto 2021, 08:35

Hace unos años, una fallida restauración de una pintura mural, el Ecce Homo de Borja, dio la vuelta al mundo. Una aficionada sin suficientes conocimientos técnicos intentó repararla y convirtió la imagen, sencilla, pero hermosa, en una terrible caricatura de sí misma. Y en un ... involuntario icono posmoderno. Y hace tres años, en Estella, una talla de San Jorge a caballo, de valor histórico, acabó convertida en un colorín, aunque este horror, por fortuna, tuvo arreglo. Tanto en un caso como en otro metieron mano a las obras personas con insuficiente formación técnica, y con resultados indeseados, porque no todo vale con el arte.

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