Secciones
Servicios
Destacamos
Han sido muchos los hallazgos de objetos antiguos que a lo largo de los siglos se han perdido para siempre, bien por ignorancia, bien por codicia de los descubridores, bien por desidia o incompetencia de la academia (...). Sin embargo, en ocasiones el azar nos pone ... en la pista de de alguno de tales descubrimientos, por lo general a través de noticias que, pese a su laconismo, permiten hacerse una idea de la importancia e interés de lo hallado».
El último número de BSAA Arqueología, revista científica de ámbito internacional publicada por las áreas de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valladolid y editada por la UVA, recoge un artículo sobre el hallazgo en 1832 de dos brazaletes, probablemente y por su tamaño pertenecientes a una mujer, de la Edad de Bronce (en su etapa final, alrededor de mil años A. C.) encontrados durante las obras del Canal de Castilla a su paso por Cigales (a la altura del kilómetro 115 de la Autovía de Castilla). Un texto que firman Germán Delibes de Castro, arqueólogo del Área de Prehistoria de la UVA; Zoa Escudero Navarro, de la Fundación Santa María la Real de Patrimonio Histórico, e Ignacio Montero Ruiz, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales.
Dos brazaletes que fueron dos veces descubiertos. La primera, durante la construcción de una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de las realizadas en España entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del XIX. En concreto, durante la excavación del Ramal Sur de dicha infraestructura, destinada a facilitar el transporte del trigo de Castilla hacia los puertos del norte y de allí a otros mercados, pero que con la llegada del ferrocarril, quedó obsoleta. En 1831 se reanudaron unas obras que habían sufrido gran retraso, primero por una crisis financiera y después por la Guerra de la Independencia. La contrata del tramo conocido como de Sopeña, en el término de Cigales, hacia la dársena de Valladolid fue adjudicada en subarriendo al ingeniero Epifanio Esteban, quien tal vez podría ser quien descubrió los brazaletes y quien tuviera la precaución de anotar su procedencia.
Después, un salto de 185 años. En 2017, el equipo de lidera Germán Delibes tiene noticia de la existencia de los brazaletes broncíneos y por ubicación, cigaleños. «En el domicilio madrileño de la historiadora y aficionada a la arqueología Paloma García Escorial, recién fallecida, se conservaba una tabla oval de madera noble, levemente apuntada en la parte superior imitando un escudo, en la que a modo de panoplia o metopa y después de realizadas unas perforaciones, se habían amarrado con alambre las dos pulseras en cuestión», puede leerse en el artículo de BSAA.
Pero el autor del hallazgo era alguien sensible y culto, pues tuvo además la precaución de pegar a la tabla entre ambos bronces una pequeña etiqueta. El texto, muy desvaído, apenas es legible. Pero afortunadamente, pegado en el reverso de la tabla hay otro más moderno: «Brazaletes encontrados en esqueletos al hacer las excavaciones del Canal de Castilla en 1832 en Sopeña, término de Cigales».
Desde aquí, el trabajo detectivesco de todo arqueólogo. Primero, los indicios para avalar la autenticidad del hallazgo, la coincidencia de fechas con las obras del tramo del Canal. Segundo, el nombre de Sopeña que aparece en la cartela y que coincide con el topónimo del sector. Tercero, en esa zona, a diferencia de otros tramos, fueron necesarios trabajos de ingeniería y excavación de cierto calado.
Las indagaciones del equipo continúan con el estudio de los propios brazaletes, su composición, su manufactura y su ornamentación, así como su contextualización crono-cultural con la comparación otros hallazgos en distintas épocas que permitan su datación en la Edad de Bronce. En esta parte de la investigación es importante tener en cuenta tanto los rituales funerarios de la época, como la composición metalúrgica de las joyas, que permiten determinar que uno de ellos al menos está fabricado con materiales que no se hallan en la Península Ibérica, por lo que o bien la materia prima o bien el propio ornamento, son de importación de otra parte más septentrional de Europa.
«Es una lástima que quien tuvo el celo de datar su hallazgo en 1832 e incluso de describir que se trataba de brazaletes en esqueletos no guardara fragmentos de esos huesos, lo que nos habría permitido una aproximación rápida y certera de su datación a partir del carbono 14», lamenta Germán Delibes.
Pero los investigadores valoran, al menos, el celo ilustrado del primer descubridor, que dejó pistas para que casi dos siglos después haya sido posible completar la trazabilidad de los dos brazaletes, con novedades sobre los rituales funerarios de esa época, así como con la existencia de estatus sociales diferentes, lo que contradice la idea bastante extendida de que en la Edad de Bronce no se dieron grandes contrastes en la estructura social.
En descargo de una presunta mala praxis del primer descubridor, aunque «en 1832 hacía ya un siglo que en España funcionaba el Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, (...) era institución poco conocida salvo en círculos cortesanos. Y faltaban todavía doce años para que se crearan las Comisiones Provinciales de Monumentos Artísticos e Históricos, cuya misión, entre otras, sería promover las excavaciones arqueológicas. En la fecha en que se descubrieron los brazaletes de Sopeña, por tanto, todavía estaba muy lejano el despegue de la Arqueología española, acaecido a finales del siglo XIX y comienzos del XX. (...) Tampoco la fundación en 1879 del Museo Arqueológico vallisoletano cambiaría mucho las cosas. De ahí que, en rigor, la Arqueología solo se oficializase en el centro de la cuenca del Duero a partir de 1925, tras tomar posesión Cayetano de Mergelina de la Cátedra de Arqueología, Epigrafía y Numismática de la Universidad de Valladolid. Él fue, de hecho, quien fundó allí el Seminario de Arte y Arqueología e, indirectamente, quien impulsó, una década después de su llegada, las primeras excavaciones profesionales en la provincia».
En todo caso, sin su celo, habría sido imposible completar el estudio de estos dos brazaletes, que descansan ya en la colección del Museo Provincial de Valladolid.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.