El bailaor vallisoletano que embrujó en las cuevas de Granada

Ahora el Centro Lorca de Granada rinde tributo a su figura y a su aportación al flamenco con la exposición 'Coreografía, bailes y danzas de Vicente Escudero', que se podrá ver hasta el 16 de octubre comisariado por Pedro G. Romero.

Escudero visitó Granada «para empaparse de la zambra y el Sacromonte, un valor que trasladó a su obra», se explica en el catálogo de la muestra. Uno de los grandes atractivos de 'Coreografía', compuesta por quinientas piezas procedentes de multitud de prestadores como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, es que se exhibe «una cantidad ingente de documentación inédita» sobre Vicente Escudero que aún se halla en fase de investigación.

Es el caso de varias filmaciones, una de ellas realizada en el Sacromonte en 1934. «Escudero fue el inventor del baile moderno, pero también del baile antiguo», dice Romero. «Sus influencias se pueden apreciar hoy día en Farruco o Israel Galván». Y es que Vicente Escudero se formó con la Argentina en París y estuvo en contacto con las vanguardias europeas –conoció a Miró o Duchamp–, pero también se acercaba a Granada buscando las cuevas del Sacromonte.

Pero la relevancia de Vicente Escudero va más allá de los tablaos. Su faceta plástica es tanto o más trascendente. La importancia de sus pinturas tiene que ver con la connotación coreográfica. En sus improntas gráficas desarrolla todo un lenguaje para anotar sus bailes.

«No solo hay que verlos, sino leerlos en relación a sus desarrollos coreográficos», asegura el comisario de la muestra, quien destaca la honda formación artística del bailarín. «En 1947, cuando publica 'Mi baile', pocos artistas españoles, por ejemplo, podían hablar del trabajo de Marcel Duchamp con la experiencia y clarividencia con que Escudero lo hacía. Habla ya de los 'ready-made' como de una operación fundamental en el arte moderno que él adopta para desarrollos coreográficos y escenográficos».

Escudero fue un artista experimental. Bailó con motores e intervino en el filme 'Fuego en Castilla' de Val del Omar. Pero también fue un adelantado al subir los brazos por farrucas y alegrías y ser el primero en bailar la seguiriya. Habitaba con frecuencia en el espacio de la contradicción. Así se entiende que fuese el autor del 'Decálogo', una herramienta aparentemente disciplinar para el flamenco que recibió críticas feministas.

Ese 'Decálogo' se concibió como los diez mandamientos de cómo se debe bailar en hombre y «no es más que una traslación de las viejas distinciones entre danzas y bailes de los tratadistas antiguos. Publicado en 1951, por un lado, toma la arrogancia de un manifiesto vanguardista –en esos momentos Escudero está en contacto en Madrid con las gentes de El Paso o en Barcelona con los círculos de Dau al Set–, por otro, es una traslación de viejos tratados renacentistas –el de Rodrigo Caro es de 1626– que pudo conocer por el especialista y amigo Alfonso Puig Claramunt, al que trataba frecuentemente en aquellos años».

'Coreografía', que ocupa cinco salas del Centro Lorca, se divide en seis grandes áreas temáticas con varias proyecciones. La primera se titula 'Lo nuevo y lo viejo'. La segunda 'El Amor Brujo, el molinero y la danza con motores'. La tercera, 'Bailes flamencos primitivos'. La cuarta, 'Seguiriya'. La quinta, 'Decálogo'. Y la sexta, 'Flamenco en Castilla'