Por toda hoja de sala, la frase de Fellini: «Si hubiera un poco más de silencio, si todos guardáramos silencio.... tal vez podríamos entender algo». Marta Barrenechea (Madrid, 1965) no quiere hablar demasiado porque «el arte no es jeroglífico que tenga que descodificarse con palabras». Como la religión, «el arte va más allá de la razón, apela a otro lugar del ser humano».
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Ayer inauguró en la Galería Javier Silva de Valladolid su muestra 'El año del hámster'. «Me gusta llevar la misma idea a distintos materiales y técnicas, porque no solo el artista habla». Así hay una pieza en torno a la forma de las filacterias. «Primero hice la figura en fibra de vidrio, con resina y arena, y unas piedras preciosas que recuerdan a los tesoros de la playa. Luego lo llevé al bordado sobre lino cosido al papel y después al plato de cerámica», explica la artista. Moisés es otra de las figuras que le hacen gracia a la que dedica otra pieza. «Me gusta la imagen de la persona que observa y se asombra, que recreo desde atrás, desde su espalda». El dibujo como punto de partida, el apunte en la servilleta sobre el que luego se levantan esculturas y edificios también está presente.
«No soy una persona religiosa pero me gustan mucho las iglesias bonitas. Un proyecto aún no realizado sería vaciar una y acercarla al arte contemporáneo. La Iglesia perdió esa conexión en los sesenta», dice Barrenechea.
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