Una visitante observa un cuadro de Cuadrado Lomas, en el Patio Herreriano. Ramón Gómez

Y el Acontecimiento llegó

El Patio Herreriano reabre sus puertas y la pandemia convierte en premonitorio el hilo conductor de su exposición estrella de este año, '2120. La Colección después del Acontecimiento'

Victoria M. Niño

Valladolid

Miércoles, 27 de mayo 2020, 07:53

Por fin se rompió el silencio en el Patio Herreriano. Tras dos meses y medio de salas vacías y luces apagadas, Javier Hontoria, su director, recibía ayer a los primeros visitantes con mascarilla. Se han ido despejando incógnitas, y la mayoría de las ... exposiciones temporales podrán prorrogarse. El Museo vivirá su calendario de primavera en verano.

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Febrero fue el mes de inauguración de estas propuestas. Tanto la fotografía de Alejandro S. Garrido en 'Ciudad y progreso', como la instalación escultórica de Eva Lootz a base de pez en 'El reverso de los monumentos y la agonía de las lenguas' y, sobre todo, la lectura que hace José María Parreño del fondo museístico en '2120. La Colección después del Acontecimiento' hablan de pérdida, de confrontación entre pasado y presente, de fase crítica de la civilización occidental en el último siglo. Concentrados en las urbes, amenazados por el cambio climático, arrumbados por un sintético lenguaje universal que ha silenciado localismos e identidades, el Museo llamaba a considerar la posición del hombre contemporáneo hasta que la realidad impuso su tema. El Acontecimiento llegó en forma de virus. Parreño imaginó un año, el 2120, en el que se decantarían las consecuencias del cambio climático. Las obras de Manuel Millares, Manolo Valdés, Luis Gordillo, Pierre Gonnord, Carlos Alcolea, Maggie Cardelús, Alberto Sánchez, Eduardo Arroyo o Patricia Gadea, se articulan para narrar la huella humana durante el siglo XX, centuria de guerras y de multiplicación de la población. El rostro, el cuerpo y los vínculos sociales determinaron al hombre entonces y también ahora, solo que con la boca y la espontaneidad embridadas. 'Souvenirs de la Tierra' es la parte de la muestra centrada en el agua, en el dominio tecnológico a partir de la manipulación del carbono y en la fascinación de los artistas por aprehender las formas orgánicas. Las metrópolis y los fenómenos de masas, la «vieja cultura moderna» de las ventanas predigitales y la tradición impresa hasta la era eléctrica, son contadas con obras de Brossa, Canogar, Gordillo, Chus García Fraile o Genovés.

La ciudad, el progreso, el cambio que provoca la crisis de un modelo de vida insostenible, protagonizan estas exposiciones. «Queremos hacer un homenaje a la ciudad y vamos a proponer a los fotógrafos de Valladolid una reflexión sobre ella para hacer una exposición en otoño», explica Hontoria.

Salinas en tierras yermas

La exposición de Carmen Laffón escapa a estos temas comunes. La artista sevillana ha llenado la sala 8 con 'La sal'. Las salinas de Bonanza, en Sanlúcar de Barrameda, son, en su geométrica blancura, el punto de partida para estudiar reflejos y formas de una industria milenaria, sintética, simple y silenciosa.Del trabajo de blanco y grises a cuatro óleos en color, vistas cenitales de caminos que reparten caños de agua entre las productivas y yermas parcelas en las que emerge desecada la sal.

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Hontoria quiere completar el trío generacional de Lootz y Laffón con Soledad Sevilla. «También forma parte de nuestra colección y es una de las artistas veteranas. Le invitaremos ha hacer un proyecto para la Capilla». Ahora la ocupan tres montañas de óxido de hierro y arena con las que Lootz habla de la ductilidad y la fragilidad de las lenguas.

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