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Chelo Bercianos llora en la entrada de la Catedral de Valladolid. Rodrigo Jiménez

Funeral de Concha Velasco

Aplausos interminables y lágrimas anónimas de sus paisanos

Miles de personas abarrotaron el centro de la ciudad para dar el último adiós a la artista vallisoletana, que ya descansa en el panteón de personas ilustres del cementerio del Carmen

Berta Muñoz Castro

Valladolid

Domingo, 3 de diciembre 2023, 13:29

Valladolid está de luto. La ciudad solo ha tenido veinticuatro horas para digerir la noticia de la muerte de Concha Velasco. Las afectuosas sonrisas que los vallisoletanos dedicaban el sábado recordando a la artista, se han tornado la mañana fría de este domingo en aplausos interminables y lágrimas anónimas al paso del cortejo fúnebre con los restos mortales de la actriz.

Como las del Chelo Bercianos, que apostada en primera fila y soportando tres grados bajo cero, esperaba la llegada del féretro a la Catedral. Frente a la puerta lateral del templo, sin poder contenar las lágrimas, repetía que Concha era una «mujer irrepetible». «Quería decir adiós a la más grande. Nos conocíamos de vista, era dos meses más mayor que yo y la noticia de su muerte me ha afectado mucho», reconoce limpiándose la mejilla, con ojos cargados de emoción.

Emocionante ha sido la llegada del cortejo fúnebre al Teatro Calderón a las doce menos cinco. Allí, el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, esperaba para colocar una corona de flores en el coche fúnebre con los restos mortales de la intérprete vallisoletana. Decenas de personas eligieron la calle Angustias para despedir a su muchachita de Valladolid, junto al teatro que tantas veces la vio brillar. Cinco minutos largos de aplausos a los que se han sumado Teófilo Labajos y su mujer, Dolores Vega. «Llevamos 56 años casados y si en algo estamos de acuerdo es en que Concha Velasco era una gran persona y una maravillosa artista. La hemos visto aquí, en el Calderón», aseguran.

«Hoy somos conscientes de que se ha ido», de que no va a volver a pisar las calles de la ciudad que la vio nacer el 29 de noviembre de 1939 y que hoy ha querido despedirla por todo lo alto. Por eso aplaudían, porque era el momento de decir adiós a «una mujer luchadora, trabajadora y que llevó el nombre de su ciudad por bandera».

Un momento de tensión

La llegada a la Catedral ha sido el momento más complicado. Centenares de personas querían ver la entrada del féretro al templo, algo que ha resultado imposible por la cantidad de prensa y de seguridad. «No hemos podido ver absolutamente nada desde la valla de seguridad», aseguraba Pilar Rodrigo. La policía, incluso, ha tenido que intervenir para sacar del perímetro a un grupo de mujeres que se había subido a un banco para no perderse detalle. Y quejas generales por no poder entrar a la catedral.

Eran las 12:13 cuando los restos mortales de Concha entraban en el templo. Una misa breve, de menos de tres cuartos de hora, que se ha podido ver desde dos pantallas gigantes en la Plaza de la Universidad. A la una en punto acabada la misa y el repicar de campanas anunciaba que la comitiva volvía a las calles.

En la imagen superior, Teófilo Labajos y su esposa, Dolores Vega, esperando al cortejo fúnebre. A la izquierda, vecinos y autoridades aplauden al paso de los restos de Concha Velasco frente al teatro Calderón. Sobre estas líneas, dos mujeres depositan flores en la placa conmemorativa. Berta Muñoz/Carlos Espeso
Imagen principal - En la imagen superior, Teófilo Labajos y su esposa, Dolores Vega, esperando al cortejo fúnebre. A la izquierda, vecinos y autoridades aplauden al paso de los restos de Concha Velasco frente al teatro Calderón. Sobre estas líneas, dos mujeres depositan flores en la placa conmemorativa.
Imagen secundaria 1 - En la imagen superior, Teófilo Labajos y su esposa, Dolores Vega, esperando al cortejo fúnebre. A la izquierda, vecinos y autoridades aplauden al paso de los restos de Concha Velasco frente al teatro Calderón. Sobre estas líneas, dos mujeres depositan flores en la placa conmemorativa.
Imagen secundaria 2 - En la imagen superior, Teófilo Labajos y su esposa, Dolores Vega, esperando al cortejo fúnebre. A la izquierda, vecinos y autoridades aplauden al paso de los restos de Concha Velasco frente al teatro Calderón. Sobre estas líneas, dos mujeres depositan flores en la placa conmemorativa.

Miles de personas trataban de hacerse un hueco para lanzar el último adiós a Concha Velasco. Algunos pronunciaban en alto lo mucho que la admiraban, otros dejaban caer lágrimas que simulaban las palabras que no podían expresar. Un llanto callado por una artista con mayúsculas, un icono de Valladolid, una luchadora nata. Porque quien se va es una de las actrices más respetadas y queridas por el público y la profesión. «Una mujer de los pies a la cabeza».

La comitiva fúnebre llegó con retraso. Los vallisoletanos querían retener lo máximo posible la marcha de Concha Velasco al panteón de los ilustres. Allí, en aquel rincón del cementerio del Carmen (a la izquierda del pasillo central de entrada) están los restos mortales de los escritores Miguel Delibes, Rosa Chacel y Narciso Alonso Cortés, los poetas José Zorrilla, y Emilio Ferrari, el bailarín Vicente Escudero, el científico Pío del Río Hortega, el periodista Ricardo Macías Picavea, el arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina o el almirante Torroella. Se suma una estrella de sonrisa eterna: Concha, La Velasco.

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