Las noticias más leídas del viernes 7 de febrero en El Norte de Castilla
Retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Masa, a 35 kilómetros de Burgos. El Norte

Apadrinan todas las tallas de santos y vírgenes desde 150 euros para salvar una iglesia burgalesa

Los 27 vecinos de Masa se movilizan para reunir 55.000 euros y han conseguido 24.000 a través de padrinos para treinta esculturas del retablo, el reloj, las campanas y el pendón, además de otras donaciones

Jesús Bombín

Valladolid

Lunes, 10 de julio 2023, 00:13

Lo que en el siglo XVII fue tallado como un esplendoroso retablo barroco en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se ha degradado cuatro siglos después hasta convertir en borrosas y casi irreconocibles algunas de sus figuras. «Su estado es pésimo, con riesgo ... de desprendimiento por desplomes y desajustes estructurales de los ensamblajes», alerta Josechu de Miguel, uno de los 27 vecinos de la localidad burgalesa de Masa que han emprendido una campaña de micromecenazgo para salvar no solo el retablo sino el reloj del campanario de principios del siglo XIX.

Publicidad

La iniciativa, apoyada por Hispania Nostra, comenzó el pasado 20 de junio con el propósito de «preservar el legado de nuestros antepasados». Ese día el tiempo empezó la carrera para reunir los 55.000 euros en los que se han presupuestado ambas restauraciones. La Asociación Retablo&Reloj de Masa formada por lugareños de la zona tiene de plazo hasta el 25 de julio para conseguir esa cantidad. Llevan recaudados 24.000 euros de 150 donantes, incluso con aportaciones desde Canadá.

Algunas de las piezas del retablo deteriorado..

El retablo lo construyó en 1684 el maestro José Rodríguez con un coste de 7.600 reales, y las esculturas son obra del burgalés Ventura Fernández desde 1685. El cuerpo de la estructura es de cinco calles, está dedicado a Nuestra Señora de la Asunción y cuenta, entre otras, con tallas de San Pedro, San Pablo, Santo Domingo, San Francisco, los arcángeles en los extremos y los evangelistas en el remate. Para cada una de estas figuras, que suman una treintena, se han organizado apadrinamientos a partir de 150 euros –para la Virgen de la Asunción la cifra abonada llega a mil euros, 800 por la del Pilar– y casi todos ya tienen reserva, al igual que el reloj con 600 euros, el pendón del pueblo con 650 o tres de las cuatro campanas con 300 euros. Hasta el tenebrario, el facistol, la pila bautismal y la veleta cuentan con padrino. El más generoso de todos ha aportado 3.000 euros para el retablo en su conjunto. De menos demanda gozan, en cambio, los bancos de la iglesia, para los que se siguen buscando aportaciones de 200 euros por unidad. «Va muy bien esta iniciativa. Me acaban de llamar y el último santo está ya adjudicado», se congratula Josechu de Miguel.

Vista panorámica de Masa, a 35 kilómetros de Burgos. El Norte

Confían en lograr un mínimo de 40.000 euros, pero ¿qué sucederá si no se alcanza la cantidad fijada? «Hemos hecho un presupuesto con una empresa de restauración y si no llegamos a esa cifra igual tenemos que dejar el arreglo del reloj para otra ocasión; y si tampoco nos llega para el retablo, lo acometeremos por fases, empezando por asentar la estructura, matar carcomas y xilófagos y dejar la mejora de la policromía para más adelante», cuenta animoso Josechu de Miguel, presidente de la asociación. «Lo que saquemos lo vamos a invertir hasta donde lleguemos».

Publicidad

En cuanto al reloj mecánico de principios del siglo pasado, se pretende acondicionarlo librándolo de óxido y suciedad para mostrarlo en la iglesia. Será sustituido por un reloj electrónico que dé las medias horas y las enteras «como hacía el antiguo».

El reloj del campanario y el pendón de Masa.

Antes de esta campaña hubo dos intentos de afrontar la mejora del patrimonio local más deteriorado, pero no fructificaron. «Era mucho dinero y al final no salió», recuerda el portavoz del colectivo vecinal, nacido en Masa y jubilado desde hace medio año. En su memoria ha quedado la «estampida» poblacional que en la década de los cincuenta y sesenta vació el pueblo de habitantes, camino de horizonte laboral en el País Vasco, Cataluña, Asturias o Madrid. Cada verano retorna el espejismo de los efímeros repobladores vacacionales que triplican el censo habitual en esta población situada a 35 kilómetros de Burgos. Ahora, la amenaza de ruina de su patrimonio ha cohesionado la comunidad en torno a un proyecto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad