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El escrito Andrés Trapiello en la Puerta del Sol de Madrid. Carlos Ruiz
Andrés Trapiello, entre el oropel y el estraperlo
Nueva novela

Andrés Trapiello, entre el oropel y el estraperlo

«El relato de la memoria histórica está en manos de comisarios políticos que desoyen la historia y la reescriben», dice el autor de 'Me piden que regrese'

Miércoles, 9 de octubre 2024, 18:48

Amor, acción, ideales, intriga y luchas de poder se entrelazan en 'Me piden que regrese' (Destino), la nueva novela de Andrés Trapiello. El escritor leonés (Manzaneda de Torío, 1953) regresa desde la ficción al Madrid al que tanto debe literariamente. En una capital aún rota por los terribles efectos de la guerra, conduce al lector por sus arrabales, en los que malviven los vencidos, y por los salones más elegantes y lujosos en los que brilla el oropel de los vencedores.

De un mundo a otro va Benjamín Cortés, un «desclasado» que representa los vencidos, devenido en espía y enamorado de la joven aristócrata Sol Neville, a quien trata en los alfombrados salones del hotel Palace y en Embassy. Ambos eran nidos de espías en 1945, el año de la derrota del nazismo y del fascismo, cuando los ganadores de la Segunda Guerra Mundial deciden dar continuidad al régimen de Franco.

Cervantes, el 'Quijote', la guerra civil y Madrid, pilares de la obra de Trapiello, vuelven a confluir en esta novela que «no es política, ni de tesis, ni da la chapa», según su autor. La guerra y la posguerra «son el paisaje en el que se mueven los personajes».

«No se blanquea ni se ennegrece el franquismo ni nada en la novela: todo aparece con las sombras y los brillos adecuados», advierte Trapiello de un relato protagonizado «por dos seres libres que, por serlo, actúan en contra de sus respectivos bandos». «Distantes de una guerra civil de la que ambos son víctimas encarnan el drama de España», agrega.

Benjamín Smith, antes Cortés, es el joven americano de adopción a quien los servicios secretos estadounidenses encargan la misión de 'aparcar' a un jerarca del régimen. Se marchó en 1934 huyendo de la justicia y regresa en 1945 a un lúgubre Madrid como espía y condecorado por el valor demostrado en Francia. Cruzará su vida con la de la atractiva e independiente Sol Neville. Vivirán un amor «difícil e invencible» que cambiará sus vidas tras un largo juego literario del ratón y el gato.

Recrea Trapiello el Madrid oscuro y miserable de los barrios bajos y de los poderosos en un viaje del estraperlo a la opulencia, de la vida mísera de quienes combatían aún con las armas al régimen y quienes disfrutaban de la victoria. Conviven en su relato «las fiestas del Palace, los bailes de Pasapoga, los trajes de Balenciaga y las apoteósicas faenas de Manolete junto a las cadenas de presos conducidas al pie por la Gran Vía, el miedo, la miseria».

Portad del libro. Destino
Imagen - Portad del libro.

La novela es una continuación natural, 'La noche de los Cuatro Caminos', donde Trapiello relató la muerte de unos falangistas a manos de «un grupo de guerrilleros». Pero recurre a la ficción convencido de que «las vidas que importan adquieren su entera realidad cuando los implicamos en ellas mediante la imaginación». «La ficción no suplanta la historia, pero le da sentido y conforma el misterio de la vida», dice. «Acudimos a Galdós y sus 'Episodios Nacionales' antes que a los historiadores de la época y a las hemerotecas para saber de verdad qué pasó. La ficción es, paradójicamente, un ancla que nos da certeza y consuelo», sostiene.

«Llevaba más de tres décadas queriendo escribir una novela en la que las dos Españas aparecieran integradas y resulta que es la que menos me ha costado y con la que estoy más conforme», se felicita. «En un país dividido, con muchas gentes divisivas, la literatura es el terreno de la reconciliación y del encuentro mucho más que la política», asegura.

Marcado

«El relato de la memoria histórica está en manos de comisarios políticos que desoyen y reescriben la historia de un lado o de otro cuando la historia se hace pero no se describe», lamenta. «Me siento como los personajes de mi novela. He sido bastante libre a la hora de hablar de la Guerra Civil y reconozco las injusticias de un lado o de otro. Las víctimas son todas iguales, lo que cambian son los victimarios, de derechas o de izquierdas», precisa.

«La reconciliación es posible además de reseñable», dice Trapiello, que se siente «un autor marcado». «Quisieron quitarme una medalla acusándome de ser equidistante», explica. «Mi nombre te sugiere una sombra, y ese es el ambiente que vivimos en este país. No puede ser que haya quien expida certificados de penales de fachosfera o no fachosfera en un país democrático y liberal como el que quería Manuel Chaves Nogales. Por eso veo que lo más importante es poner de acuerdo a la gente», señala.

Con 71 años entrega «la novela que siempre he querido escribir» y espera «poco de la vida y muchos de los lectores». El autor del monumental 'Salón de pasos perdidos' cuenta con unos lectores muy fieles. Pero para él «lo importante no es llegar a los cien mil lectores, lo crucial es no perder los cien primeros».

Debe el título de su la novela a Emily Dickinson, cuyas últimas palabras fueron «me piden que regrese», susurradas en su agonía por unos muertos que la reclamaban desde el más allá.

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