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El 24 de mayo de 1521, Pedro Fernández de Velasco y Tovar, el cuarto conde de Haro, remitía una carta al rey Carlos I para relatarle la batalla ocurrida tan solo un mes antes en Villalar, así como para informarle de la rendición de Valladolid ... y la ejecución de Bravo, Padilla y Maldonado.
La misiva (de cuatro páginas) es una de las 7.428 unidades documentales (suman 102.315 imágenes) que forman parte de archivoscomuneros.org, el nuevo catálogo 'on-line' que desde este miércoles permite consultar, a través de Internet y digitalizados, los principales documentos que se conservan sobre la Guerra de las Comunidades y el movimiento comunero.
De momento, el repositorio incluye fondos procedentes del Archivo General de Simancas y del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, aunque el proyecto está abierto a las aportaciones que puedan llegar de otras fuentes, como parroquias, ayuntamientos y colecciones privadas.
«Servirá para divulgar una pequeña parte de nuestra riqueza archivística», asegura Carlos Pollán, presidente de las Cortes y de la Fundación de Castilla y León, promotora de la iniciativa. «Podremos escuchar la voz de los protagonistas de este episodio de nuestra historia», añade Rocío Lucas, consejera de Educación. «Es un proyecto magnífico, perpetuo, extraordinario», lo califica Julia Rodríguez, directora del Archivo de Simancas, que contribuye a esta plataforma digital con escritos procedentes de hasta cinco fuentes documentales.
«Simancas, al tratarse del archivo de la monarquía castellana, atesora el conjunto documental más completo y diverso de las Comunidades de Castilla», dice Rodríguez, quien recuerda que la accesibilidad digital de estos documentos no solo facilitará el trabajo de investigadores y profesionales, sino que también saciará la curiosidad de las personas interesadas por los comuneros, ya que «para muchos tiene un fuerte valor emocional y afectivo; es un símbolo identitario de nuestra comunidad».
La primera gran fuente de legajos (1.462 documentos, con 9.638 páginas) es la colección emblemática del Patronato Real, impulsada por Felipe II para concentrar los documentos acreditativos de los derechos de la Corona, entre los que se encontraba un aprtado, llamado 'Diversos de Castilla' y que en el siglo XIX cobró importancia cuando el trienio liberal (por esa imagen de la lucha por la libertad y contra la opresión) reivindicó la herencia comunera.
Durante los años 90 se digitalizaron muchos de estos documentos, pero ahora se han escaneado de nuevo para beneficiarse de los avances tecnológicos de los últimos treinta años (lo que permite una mejor visualización, incluso a través de los teléfonos móviles). Entre ellos, se encuentra la correspondencia de los grandes protagonistas, libros de actas de la constitución de juntas y comunidades o acontecimientos políticos y militares (como el incendio de Medina).
Una segunda serie custodiada en Simancas en el memoria de la Cámara de Castilla, el consejo encargado de la gracia, merced y patronazgo real, que contiene la concesión de prebendas, títulos nobiliarios, licencias o mercedes económicas. Entre los 386 documentos aquí incluidos se encuentran, por ejemplo, «manifestaciones y quejas del bando realista» o un «conjunto de memoriales de peticionarios ante las vacantes de oficios» registradas tras la depuración de los comuneros.
También se enriquece el catálogo digital con los fondos procedentes del Consejo Real, el órgano de gobierno y justicia. De aquí salen 62 piezas (10.850 páginas) que recogen sobre todo expedientes de daños (saqueos, robos, apropiaciones o destrozos de palacios, fortificaciones e inmuebles), así como pleitos civiles (sobre dotes, legítimas o arras) de aquellos que intentaban mantener a salvo sus bienes confiscados.
La cuarta serie documental es aquella que proviene del aparato diplomático, con documentos que analizan la influencia que la guerra podía tener en la imagen que el reino proyectaba en el extranjero (por eso, la correspondencia es la principal fuente de este apartado). Y hay un quinto bloque vinculado con el Fondo de Contaduría Mayor de Cuentas, el organismo de fiscalización del manejo de dinero público, que consigna, por ejemplo, los bienes confiscados a los comuneros.
«Y todavía podemos aportar más», asegura Rodríguez, quien apunta algunos de los documentos que faltan por estudiar, catalogar y digitalizar. Ahí estarían los vinculados con la fiscalización de los gastos militares de ofensa y defensa (lo que las tropas gastaron en fortificación de espacios o aprovisionamiento de alimentos o municiones). O los procedentes del Registro General del Sello (analizados hasta agosto de 1518, «por lo que nos hemos quedado a las puertas de la Guerra de las Comunidades»).
Pero no solo hay aquí documentos rescatados de Simancas, sino también del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid que, «aunque menos estudiado y visible» custodia «documentos clave y complementarios para conocer la visión de la sociedad, la economía y la mentalidad de la época», dice Cristina Emperador, director del archivo. Un aporte fundamental es el que ha llegado hasta nuestros días de los informes de los jueces que acudían a diferentes localidades para recoger datos y testimonios sobre los hechos acaecidos antes de dictar sentencia en los pleitos civiles (por las pérdidas patrimoniales o los saqueos sufridos durante la guerra).
Hay así documentos que aluden a los robos de joyas o las peticiones que numerosas mujeres hacían para reclamar los bienes confiscados a sus maridos (y que no habían entrado dentro del perdón general). «Una parte muy valiosa es que hay muchas declaraciones de testigos, que nos permiten conocer las relaciones completas de los comuneros (con sus nombres, apellidos, edades), pero también sobre cómo eran sus casas, sus bienes muebles o sus ganados, que eran perfectamente descritos», apunta Emperador.
Todos estos documentos forman parte de un repositorio que se puede consultar a través de varios filtros (por fecha, personajes, provincias y localidades) y que, además, de forma periódica destaca algunos sucesos y protagonistas. Para el lanzamiento de esta web, se ha puesto el foco en aquellos que hacen referencia a Juan de Padilla (está su sentencia condenatoria), Juana I (hay una copia del perdón otorgado por los reyes a Valladolid) o el incendio de Medina (con una carta del duque de Béjar en el que informa sobre la quema al rey). Y entre los bloques más reseñables, el vinculado con la batalla de Villalar (con un legajo sobre la recompensa que se otorgaría a quien capturara a Juan Bravo). Además, cada semana se pondrá en el escaparate un documento fundamental para conocer la época.
El primero es una carta carta de Carlos I a Isabel de Capital (firmado en Ratisbona, Alemania, el 12 de julio de 1532) en el que el rey le pide a su esposa que deje entrar en la corte a Martín de Guzmán, camarero de Fernando I, para «tratar ciertos negocios relativos a este y a la hacienda de Ramiro Núñez de Guzmán, su padre, desterrado por su participación en la Comunidad de León».
Este documento ocupa un lugar destacado en estos primeros días no solo por su autor, Carlos I, sino porque, además, su caligrafía es fácil de descifrar, algo que no ocurre (para los no iniciados en archivística) con el resto de documentos. Por eso, cada uno de ellos viene acompañado con una ficha que explica el contenido, el contexto histórico y las interpretaciones históricas de cada uno de ellos. Además, la plataforma pide la colaboración ciudadana para participar en la «transcripción total o parcial del documento», y facilitar así su lectura y consulta.
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