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María de Lara
Sábado, 27 de mayo 2017, 19:52
«Proteger el gusto es matar el arte. Hoy no van a ver cosas bonitas». Avisó el fotógrafo medinense Ángel Marcos cuando tomó la palabra en el encuentro Diálogos con la fotografía, organizado por el Ateneo de Valladolid. En la charla con el responsable de la sección de cine y teatro de la institución, Jorge Praga, ambos colaboradores de El Norte de Castilla, congelaron en la pantalla de un proyector parte del trabajo del artista, para desgranar y entender los sentimientos, recuerdos y pensamientos, del propio autor, que contiene cada una de sus instantáneas.
Ante un auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid repleto, se habló sobre cuatro núcleos muy diferentes que abarcan algunos de los proyectos y de las series de Marcos -Paisajes, Representaciones, Alrededor de los sueños y Política-. Todos ellos comparte un factor común: «Hablan de lo vulnerable, de los humanos excluidos, de los paisajes con heridas y de las ciudades en las que se vive mal», apuntó Praga.
En el primer bloque se ve reflejado «un viaje alrededor de los paisajes de mi infancia», dijo Marcos mientras se proyectaban fotografías tomadas en Medina del Campo. Lo que destaca de esta serie es la ausencia del ser humano, solo se aprecian tímidas (en ocasiones, no tanto) huellas que ha dejado el hombre a su paso por «un trozo de huerto seco», así es como el artista ve a Castilla.
La presencia humana, y de una forma muy intensa, aparece en el segundo bloque de la charla, Representaciones. Aquí se aglutinan proyectos como Los bienaventurados y Obras póstumas, donde se ven las caras de esos vulnerables y donde se aprecia esa acción social, como destacó el autor, que siempre ha querido hacer con su trabajo. «No quería que lo que hacía se quedara en el documentalismo». En Alrededor de los sueños, el tercer núcleo, las fotografías exploran el sueño americano en el proyecto Nueva York, o el de la utopía de la revolución cubana en La Habana. Unos trabajos a los que se suman China, Madrid, Barcelona y, el último, Vaticano, en los que «desalojo las ciudades». De nuevo, no aparecen las personas.
Todo lo contrario ocurre en sus obras tratadas en el bloque de Política, donde los protagonistas vuelven a ser los marginados. Las fotografías de La mar negra, ponen cara a los inmigrantes que llegan a España y habla de la abundancia y la escasez.
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