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Luis Miguel de Pablos
Sábado, 27 de mayo 2017, 10:56
Sus críticos y detractores dicen que hace tiempo que nos hubiera dejado de haberse mordido alguna vez la lengua, y sus seguidores, sin embargo, que ahora mismo sería millonario si le hubieran ingresado un euro por cada vez que lo hubiera tenido que hacer.
Ni lo hacía cuando salía en televisión ni Pedro Ruiz (Barcelona, 1947) se muerde la lengua ahora que, según repite cada poco, es vetado por el ente público. De padre vallisoletano, acerca el viernes 26 de mayo (20:30 horas) y sábado 27 (21:00 horas) al Teatro Zorrilla su último trabajo, Eterno.
¿Qué diferencias hay en este espectáculo con respecto al último que trajo a Valladolid hace tres años?
Hay muchas diferencias. No hace mucho vinieron a verme unos empresarios de Las Vegas y me comentaban que nunca habían visto a un artista con tantas energías diferentes en un mismo espectáculo. Porque yo no soy un monologuista, aunque lo sea. No soy un cantautor, pero lo soy;no soy un actor, y lo soy; no soy un filósofo, y también lo soy. No soy ni el que mejor canta ni el que más hace reír, o quizás sí, pero si hubiera un decatlón del espectáculo, yo quedaría entre los tres primeros. Y luego el espectáculo tiene un 80 por ciento de diversión y otro 20 de reflexión.
¿Imposible de encasillar?
Dicho de modo muy gráfico, es una falla valenciana. Pongo todos los monigotes que somos, incluido yo, le pego fuego, y a partir de ahí queda ceniza, y cada uno elige con qué mensaje se queda. Por eso intento repartirlo, de tal forma pongo una cosa que guste mucho, una cosa que emocione, otra que moleste, y moleste de verdad, una cosa que haga reír y otra que te acaricie. ¿Por qué? Porque en un día de nuestra vida, nos pasa todo eso. Te levantas por la mañana y te dan una mala noticia, luego te ríes, te enfadas,...
¿Veré el mismo espectáculo si lo veo mañana o dentro de un mes?
No es igual, no por la actualidad sino porque no tengo el mismo bioritmo. Y luego hasta que no llego al pie de la función, yo tengo libertad para inventar cada día. La estructura es la misma, pero la carne sale distinta cada día.
¿Vale en teatro lo que no vale hoy en televisión?
El teatro siempre ha sido mi libertad. Mi espectáculo siempre se ha anunciado como el humor que asusta a la televisión, y por eso he estado catorce años prohibido en la televisión. La única libertad que concede el sistema es o el silencio o el teatro. ¿Por qué el teatro es libre? Porque un espectáculo de éxito lo ven 150.000 espectadores en un año, y 150.000 personas no cambian la opinión de nadie. Sin embargo, eso lo ven en televisión todos los días y molesta a muchos de los que están instalados en el poder.
¿Se ha convertido la televisión en una apisonadora sin freno?
La televisión es una herramienta que es la gran comadre de la corrupción y la gran comadre del sistema. Por eso no le conceden televisiones a todo el mundo y solo a los amigos.
¿Qué le decimos, entonces, a los seguidores que se preguntan por qué no tiene usted hueco?
Lamento mucho lo que me está pasando con las televisiones porque no es por falta de voluntad mía. Me hincho a presentar proyectos, pero hay gente que concibe una forma de hacer televisión que no comparto y luego en las televisiones públicas no me dejan trabajar. Así de sencillo. El resto son excusas. Mañana mismo, si me lo ofrecen, hago un late night con un piano y dos taburetes.... Y libertad.
¿No contempla ese término en televisión?
Los políticos tienen las televisiones públicas como si fuera su nodo particular de la época de Franco. Pero de un partido y de otro porque llevo trece años lejos de la televisión y han pasado de los dos. A continuación se ha formado alrededor de este modo clientelar una sardana de productoras que producen lo ajeno, y yo quiero producir lo mío como he hecho siempre. Pero sigo diciendo que las televisiones han hecho más daño en España que el terrorismo.
¿Es Pedro Ruiz un artista polémico o incómodo?
No lo creo. Lo polémico es la realidad. Lo polémico es que alguien robe o mate, no que tú lo cuentes. Pero si mañana vuelvo a la televisión, volveré a hacer espectáculo y no política. Para mí la política es un montón de chatarra que queda aparcada. Hay que hacer la vida un poco más agradable a la gente porque le han arrebatado la confianza.
¿Le parece acertado dejar el IVA cultural en un 10 por ciento?
Me parece excesivo un diez. Hacer una obra de teatro supone que una persona en este caso yo, se inventa una cosa que no existe. El texto no está en ningún sitio, está en mi cabeza. Pues bien. Bajas eso del aire y lo conviertes en una obra de teatro, en un show. Una vez hecho ese show, contratas a siete personas para venir a Valladolid y gracias a eso que era aire, también cobra la taquillera, los acomodadores, el dueño del teatro,... Es decir, no había ni patatas, no había mercurio ni carbón, ni aluminio,...
¿Siguen sin salir las cuentas?
Te pongo un ejempo. Imagina que llevamos con este espectáculo 500 personas a Zorrilla. Pues de esas 500 personas, 120 no han venido. Han ido a casa de Montoro. Es así. Cuando se cambie, en lugar de 100 serán 54. Al espectador se le ha cambiado mal lo del IVA porque no se le ha cargado el precio de las entradas. Hagamos una cuenta rápida. Imaginemos que recaudamos 10.000 euros por una función. A esa cantida le quitamos 2.100, que corresponde al IVA, y ya estamos en 7.900. Quítale luego el 10% de autores, que en este caso es para mí, pero normalmente la obra es de Sócrates o de quien sea. A eso quítale el 35% del teatro. Ya estamos en 4.000 euros. A eso tienes que quitarle lo que te has gastado en publicidad. Pon que estamos en 3.000. Y paga sueldo, viaje, dieta y seguridad social a las seis personas que van conmigo. Imagínate si luego tienes 5 ó 6 filas....
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