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Luis Miguel de Pablos
Domingo, 30 de abril 2017, 20:19
Ni los ha tenido nunca ni a estas alturas de la escena, con 67 años a sus espaldas, se espera que asomen pelos en su lengua. Se ha reído tanto y de tantos que, aun conociendo de antemano la introducción, el nudo y el desenlace, el público continúa llenando el patio de butacas de sus espectáculos.
Aparcada ya en la estantería su exitosa trilogía Golfus Hispánicus, Yo Quevedo y Moncho Panza, Moncho Borrajo (Baños de Molgas, 1949) vuelve a la carga y a cargar contra todos en ¡Madre mía!, ¡Cómo está España!. Espectáculo (doimingo 30 y lunes, 1 de mayo, en el Teatro Zorrilla) en el que rescata el diccionario para componer canciones, y en el que arregla de nuevo el país... a su manera.
¿Moncho deja de ser Golfus y vuelve a ser Borrajo?
Sigo siendo golfus pero he vuelto al Moncho del comienzo. Al Moncho Borrajo con chaqueta vistosa que canta e improvisa, incluso haciendo un rap a mis 67 años. La gente joven se queda ojiplática al ver cómo soy capaz de hacer un rap en ná de tiempo. La diferencia ahora es que en vez de subir caballeros al escenario, subo mujeres que son mucho más participativas para cantar al compás del chacachá con letra dedicada a los políticos que tenemos hoy día.
Para un arquitecto como usted, ¿qué podemos plantear para recomponer España?
Pues yo tengo una teoría, pero me temo que no me la van a admitir. Se recompone quitando las autonomías y replanteando un país unificado. Que cada uno hable su idioma correspondiente y se mantengan las culturas, pero no podemos permitirnos diecisiete reinos.
Me da en la nariz que en Cataluña no están muy de acuerdo...
Ni en Cataluña ni en el País Vasco ni en ningún lado. ¡Ahora tenemos autonomías por barrios! Estamos llegando a un punto en el que cuando el pueblo empieza a dudar de la justicia, además de la honradez de los políticos, a uno le empiezan a temblar las carnes. Yo me empiezo a cansar de lo políticamente correcto porque estamos llegando a una censura victoriana.
Ya no hablamos de garbanzos negros.
Ahora lo que tenemos es un cocido indigesto.
Indigesto y poco ejemplarizante.
Cierto. Algo no funciona cuando lo más importante hoy para los jóvenes es ir a la isla o a Gran hermano. Ésas son las esperanzas que les estamos dando a nuestros jóvenes. Soy de los que tengo fe en la juventud, pero siempre digo que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Es decir, hace más ruido un gilipollas quemando contenedores que un chaval estudiando. Y a este último no se le hace caso. Las portadas se las dedican a los otros porque ser honrado y trabajador no vende. Pasa lo mismo con la ternura, que no tiene buen marketing. Hemos cogido una coctelera para mezclarlo todo y primero han salido el coche caro, el reloj, la querida,... Pero la ética se nos ha olvidado, y el todo vale me parece muy peligroso.
Usted que celebra 45 años sobre el escenario, al menos ya no vivimos en blanco y negro.
Cualquier cosa es mejor que una dictadura, pero en algunos aspectos no aprendemos. A nivel cultural, por ejemplo, estamos en un momento muy peligroso. Voy a exagerar pero la caída del Imperio Romano creo que empezó así. Con los valores por tierra. La cultura atraviesa por un momento muy difícil en este país. No entiendo cómo los llamados cultos, gente importante de este país, no hacen un manifiesto serio. ¡Hay un temor tremendo!
Igual tiene algo que ver la bajada del IVA al 10%.
Yo no me lo creo, desde luego. Esa bajada no va a ocurrir hasta que no se firmen los Presupuestos Generales del Estado, e igual podemos esperar dos años. Eso sí, cuando firman la subida de sus sueldos, a los dos días lo tenemos en el Boletín Oficial.
Pero no puede tener queja, argumentos no le faltan para escribir guiones
No. El problema es que me obligan a cambiar el espectáculo cada quince días porque cuando no salen de un bando, salen del otro. Si no es Pujol es Esperanza y si no, el PSOE de Andalucía,...
Qué partido le da más juego?
Todos porque, si escarbas, todos se dedican a echar cortinas de humo. Ya no sabes con qué quedarte.
Sus últimos roces han sido con Podemos.
Siempre he tenido roces. Ya los tuve con Franco, con UCD, con el PSOE, con el PP,... Más que Pepito Grillo, siempre he sido mosca cojonera, y como nunca he dicho Vota a fulano ni he hecho la cejita entiendo que soy incómodo. Pero lo que tengo muy claro es que lo que te dice la gente por la calle no te lo pueden quitar, y a mí me para mucha gente para lanzarme piropos.
También los tiene que le lanzan dardos. Lo digo por las redes sociales.
Como que he tenido que prohibir ciertos temas en mi Facebook porque no se pueden comentar. Ya me pasó con una carta a Pablo Iglesias que luego manipularon. Creo que las redes sociales, que empezaron con un concepto de comunicación, se han convertido en la anticomunicación y en el insulto gratuito. Además no saben leer porque tú escribes algo con ironía y se le da la vuelta al antojo del que lo interpreta. Aparte de que estamos destrozando el idioma.
¿Favorecen las redes sociales la crispación?
Mira, el otro día escribí un poema a Palomo Linares en Facebook y saltaron un montón de personas atacándome y diciendo que era un asesino. Es algo inaudito. Estamos llegando a un punto de fanatismo insoportable, y los fanatismos son muy peligrosos.
Afortunada o desafortunadamente no encontraremos muchos políticos en el teatro este domingo.
No creo que haya. No van al teatro porque apagan la luz y no se pueden hacer fotos. A mi me fueron a ver políticos como Carrillo, Suárez o Fraga, pero los de ahora están muy ocupados. El carisma que tenían aquellos políticos de la Transición no lo tenemos ahora ni de lejos. Es muy triste pensar que tenemos un montón de gente trabajando en la política con un nivel cultural muy bajo. Yhablo de todos los partidos. No es cuestión de ser ni de derechas ni de izquierdas. Una cosa que han conseguido es que la palabra España no exista. Ni la palabra patria. Ni país. Aquí todo lo que no gusta a uno es fascismo. En Francia, la bandera es la bandera. Aquí no. Aquí es otra cosa. Somos más papistas que el Papa. Si Dios bajara mañana a la Tierra, lo negaríamos también.
La última vez que usted dejó los escenarios dijo que se iba porque estaba cansado de tomar champán con idiotas.
Dije que prefería un café con amigos a un champán con idiotas. Porque las palmaditas en la espalda, cuando van con cuchillo, fastidian.
¿Alguno de esos idiotas está hoy en los telediarios?
Siiiiiiii. Más de uno que me miró por encima del hombro, ahora está escribiendo en ese hotel de cinco estrellas en que se ha convertido la cárcel de Soto del Real. Hay una frase que utilizo mucho, que el tiempo es el asesino de los mediocres, que es cierto. La coherencia en un ser humano es lo que te hace tener un peso específico ante los demás, independientemente de la profesión que tengas. No le puedo gustar a todo el mundo, pero poca gente puede atacarme diciendo que no soy coherente. No hay fotos mías con políticos ni se me ha visto en los mítines.
Me va a decir que ha tenido ofertas.
Desde luego que sí. Los mediocres utilizan esa otra frase de Todos tenemos un precio, y yo les digo Lo tendrás tú, gilipollas.
¿Sigue pintando?
Sí, sí.
¿Qué estilo le ponemos a este cuadro de país?
Mira, en el espectáculo hay un mural en el escenari que hice yo donde puedes ver cómo la justicia está borracha, el león del Congreso tiene un balón de fútbol en la mano, hay un progre meando en un jardín, una tumba que pone RIP España,... Ese es el cuadro que tenemos.
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