Javier Aguiar
Martes, 14 de febrero 2017, 12:32
La Nave del Teatro Calderón inició su trayectoria pública con un montaje creado y protagonizado por jóvenes y en el segundo ha dado un salto en la pirámide de población. Quince vallisoletanos aficionados mayores de 65 años completan el reparto de El festín de Babette junto a seis actores profesionales en una producción del teatro municipal junto a Seda que entraña otro salto, esta vez cualitativo, en el nivel de riesgo asumido.
Publicidad
El director y dramaturgo Antonio Álamo y Pepa Gamboa al frente del equipo artístico son los máximos responsables de este ambicioso e interesante proyecto que abre en España un camino de largo y rico recorrido que en otros países europeos, como Gran Bretaña, cuenta con una amplia tradición.
Ambos, amantes del teatro y del vértigo de la experimentación por igual, presentaron ayer su propuesta en la sala de prensa del Calderón, acompañados de todo el equipo técnico y artístico, en una rueda de prensa de mucha expectación y llena de agradecimientos.
Antonio Álamo, que se reencontraba con el grupo después de dirigir algunos de los talleres con los que iniciaron el trabajo el pasado noviembre, destacó «la valentía y la osadía» que supone afrontar «un proyecto apasionante y tan singular», que requiere «una auténtica inversión de tiempo, energía e imaginación». Un teatro de participación y de integración «necesario» pero denostado en España, donde la mayoría de las salas, dijo, «son meros contenedores» de representaciones.
Primeras versiones
Álamo dirigió la primera función teatral basada en una obra de Pérez Reverte El pintor de batallas, estrenada en octubre en el Calderón y ahora hace lo propio con un cuento de Karen Blixen, la celebérrima autora de Memorias de África bajo el seudónimo de Isak Dinesen. «Lo mejor del teatro afirma el dramaturgo sucede casi siempre fuera del escenario y es capaz de provocar cosas únicas como esta», señaló recordando, junto con Pepa Gamboa, a José Monleón, pionero de esa corriente fallecido en julio del año pasado, y «maestro» de ambos.
Publicidad
El responsable de esta versión que estará en el Calderón de jueves a sábado (20:30 horas) y el domingo (19:30), con entradas de 10 a 30 euros, agradeció su esfuerzo a los quince magníficos y les regaló un elogio: «La verdad que desprendéis es increíble», dijo. Bromeando comentó la sorpresa que supuso que a los talleres se presentaran 60 candidatos, seguida de la confianza en que muchos lo fueran abandonando. «¡No hubo ni una baja!», recordó.
El escritor cordobés explicó las complejidades encontradas a la hora de crear la dramaturgia y la escenografía de este cuento ambientado a finales del XIX en una sombría localidad danesa, que «tiene muy poca materia dramática» y que en su versión cinematográfica «está completamente contaminada por la voz en off». Para afrontar este problema, comentó, «y no quedarme en un mero cuento», lo que hizo fue impregnarse del mundo de Karen Blixen, «de una radiante espiritualidad», y además componer una Babette «más extrovertida» que la del texto original, que apenas habla. Antonio Álamo ha querido basar su propuesta en una idea que sobrevuela el texto de la danesa y muchas de sus obras, «que uno no puede irse de esta vida sin ser bendecido por ella».
Publicidad
En esa misma línea, Pepa Gamboa incidió en la percepción de disfrute que subyace tanto en el cuento de Blixen como en el proyecto de La Nave, presididos ambos por la consigna del «hedonismo» en el sentido de apurar el goce tanto de los pequeños como de los grandes placeres que ofrece la vida hasta las últimas consecuencias y hasta el último día. La directora sevillana recordaba cómo su grupo de mayores «venían al Calderón como si fueran al templo».
La directora sevillana reconoció que al principio «me daba mucho morbo el ver cómo se iban a fundir los profesionales y los aficionados y a aprender unos de otros», al tiempo que admitía «lo duro y doloroso» que resulta «someter a las reglas del teatro profesional», circunstancia que provocó «algunos días absolutamente traumáticos». Con todo, añadió, lo importantede este teatro, del teatro en general, es «crear un espacio que permite a todo el mundo ser más feliz y más libre» y permitir a personas como los quince magníficos participar de esta experiencia. «La voz proclamó es de ellos».
Publicidad
En la presentación, la actriz vallisoletana Ana Otero (Babette) habló de un trabajo «tan sanador como arriesgado» que la ha hecho cambiar el punto de vista sobre su trabajo; la concejala Ana Redondo elogió «este constante renovarse y no acomodarse nunca» de un proyecto «que queremos que continúe»; José María Viteri, director del Calderón, agradeció la generosidad de los actores y la emotividad del trabajo; los actores tuvieron palabras similares y reconocieron miedo y nervios ante el estreno; Otro vallisoletano, el veterano actor Javier Semprún, zanjó: «Llevaba mucho tiempo en un teatro estable y necesitaba aventura y algún lío, así que me tiré».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.