Secciones
Servicios
Destacamos
Javier Aguiar
Miércoles, 1 de febrero 2017, 13:46
Todavía no se ha terminado el primer mes del año y la vergonzante lista anual de mujeres asesinadas por sus parejas ya cuenta con seis nombres. «Como sociedad no podemos permitir esto», proclama Juan Carlos Sanz, director de Actually Theatre, que ha llevado la denuncia contra la violencia machista a su personal versión de un Otelo intemporal, como intemporal es el maltrato y como universales son los grandes temas que abordan las tragedias de Shakespeare: el amor, la muerte, los celos... «que se daban en el siglo XVI igual que se dan en el XXI y que lo harán en el XXX», explica el director segoviano formado en las escuelas de Arte Dramático de Valladolid y Madrid.
«He querido afrontar esta obra desde nuestra propia visión del maltrato para contarla desde el punto de vista del hombre, de la mujer y de la actitud que adopta la sociedad frente a la pareja», explica. Revisada después de su estreno el pasado año en el que se conmemoraba el IV centenario de la muerte del bardo en el Teatro Galileo de Madrid, esta versión llega al Teatro Zorrilla de Valladolid el próximo sábado.
Sanz destaca cómo la manipulación de Yago lleva a Otelo hasta el extremo para hacer ver cómo la realidad que creemos cierta no se sostiene sin alguna intervención interesada. «Vemos lo que nos hacen ver, la realidad no existe, solo la certeza». Aunque el moro «es celoso porque lo es», como afirma Emilia, «lo que le lleva a matar es el veneno de los celos que Yago le ha metido en el cuerpo y que no va a poder salir de ahí», señala.
El montaje cuenta con una puesta en escena «original», explica su promotor para calificar el muro de óxido que se desplaza y deja ver u oculta, en función de lo que a Yago le interesa resaltar y que supone el elemento central de un espacio con puertas giratorias que abren y cierran la información en función siempre de los deseos e intereses del intrigante personaje. El diseño escenográfico, junto con el vestuario, es un trabajo firmado por Cristina Domínguez, que el director y coautor de la versión, junto a Antonio Domínguez, define de «minimalista y deconstruida», que quiere mirar en el interior de los personajes.
El muro, que primero se mueve solo y luego se convierte en la herramienta de la manipulación de Yago, es a su vez un símbolo de la fragilidad del ser humano, hecho de la férrea solidez del guerrero, se corrompe por el simple pero continuo efecto de una gota de agua.
En la era de Trump y la postverdad, este Yago encarna también los males de nuestro tiempo. «Sería el rey de las redes sociales, dominaría Twitter, Facebook y Whatsapp y sería capaz de controlarlo todo», imagina este creador que apuesta firme por el teatro y por conjurar con su compañía la situación que vive.
Juan Carlos Sanz adapta el drama shakesperiano al espectador actual para hacerlo más cercano y comprensible y, aunque «no se altera la grandeza del texto», sí se atreve como ya hiciera con su anterior montaje, El caballero de Olmedo a añadir y modificar elementos buscando «un teatro más inglés, con menos oscuros, un ritmo más vertiginoso, más acción y un vestuario deconstruido», término que igualmente aplica a la música diseñada por Germán Collado.
Compañía castellana
Sanz, cofundador de Valquiria Teatro, se fue a Madrid hace cuatro años a buscar fortuna artística de la mano de esta Actually Theatre que ahora se ha convertido en una compañía castellana con tres actores vallisoletanos Enrique García Conde (Yago), Silvia García (Desdémona) y Chema Moro (Casio) un leonés Iván Serrano (Rodrigo y Dux) y un Otelo (Jorge Peña Miranda) de origen burgalés. En el reparto solo Susana Pasamón (Emilia) se sale un poco es madrileña de las fronteras castellanoleonesas. Todos ellos trabajan ya en su próxima producción, una Antígona «con una muerte diferente en un trabajo en torno al elemento agua», avanza Sanz.
La trama comienza la misma noche en que Otelo contrae matrimonio secreto con Desdémona, en la que es llamado a la guerra. La pareja embarca camino de la batalla, acompañados de un peligroso alférez, Yago, que, celoso por el reciente ascenso de Casio, comienza a sembrar la duda en Otelo sobre la pureza y fidelidad de su esposa, mientras construye un mundo de falsedades que nada es capaz de frenar. La maldad hace tambalear los principios más humanos y el amor se enfrenta a su más difícil prueba.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.