Javier Aguiar
Viernes, 16 de diciembre 2016, 21:08
Sale al escenario con una pulsera que David Mamet le regaló junto a una carta de felicitación por su trabajo en la obra que escribió para Al Pacino. José Sacristán le agradece el detalle y el personaje que le da «muchas satisfacciones como actor y como ciudadano». «Me llamas Pepe, me llamas de tú y nos llevamos de puta madre», abre fuego este superviviente de «una generación indestructible» que frisa los 80 en plenitud artística y personal. Pondrá sobre el escenario del Zorrilla todo el talento de un actor de leyenda tan cercano o más que su vecino de enfrente.
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¿Un hombre comprometido como usted siente un placer especial al desnudar a un corrupto y su forma de ejercer el poder?
Uno es un actor profesional y no pone mayor interés en función de la catadura del personaje. El interés para mí lo tiene el hecho dramático porque está bien construido y la historia escrita, como en este caso, por Mamet, que sabe perfectamente de lo que habla. En lo personal sí hay un valor añadido, al margen de la satisfacción que me produce como actor, por poner sobre el escenario al poder político, el poder moral y el poder económico cuando se ponen de acuerdo los tres y se ejercen. Es algo terrible y hay que desenmascararlo. Mamet quiere denunciarlo pero sin dar doctrina, por supuesto. Yo no pongo mayor énfasis por mi manera de pensar o mi acercamiento a los personajes y a la historia, que pasan estrictamente por el lado profesional.
En el teatro el público aplaude y entiende, pero cuando sale vuelve a votar a los corruptos...
Así es. En la función ya se dice. Mamet pone en boca de mi personaje una frase que dice que el mundo está lleno de gilipollas y muchos de ellos con derecho a voto. Esto es así lo sabemos y lo vemos. También Mamet pone el acento en el hecho de que estos sujetos no son un accidente y vienen en naves especiales. Los ponemos nosotros ahí y nosotros los jaleamos, los aplaudimos y los votamos, claro que sí. Nos representan en lo bueno y en lo malo, no me cabe la más mínima duda y yo asumo como ciudadano la parte de responsabilidad que me corresponde. Me considero un hombre de izquierdas y no puedo sino lamentar profundamente el estado en el que está la izquierda en este país. Es lamentable.
Y no solo en España...
No, mira al señor Trump en Estados Unidos, mira el socialismo francés, la deriva en Europa... La derechización está clara y tiene que ver con el apoyo y el consentimiento de un buen número de ciudadanos de a pie. Esta gente no arrebatan o usurpan con una pistola el poder, se lo otorgamos nosotros, vamos, quienes les votan. De cualquier manera no puedo sino comprobar anonadado la deriva en la que el planeta se mueve. Yo tengo muchos años y la verdad estoy desolado por lo que está pasando, en Inglaterra con el Brexit, en Austria o Alemania con la extrema derecha y no veo en absoluto por parte de la izquierda que se responda porque ya me dirás tú los chicos estos de la CUP o el desmadre que hay otra vez en Podemos.
¿Tanto luchar por la democracia para esto? ¿Qué ha pasado?
Yo no soy analista para encontrar las causas y las soluciones, pero lo que sí está claro es que hay responsables, lo que es difícil es encontrar inocentes. Esto está aquí porque lo aprueba y lo consiente la inmensa mayoría.
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Antes representaba al español medio ¿lo sigue haciendo?
Españoles medios de mi edad es que ya no quedan. Quedamos los justos, vamos. Si tengo más años que el canalillo... Bueno, yo me considero un hombre perfectamente encajado en la mentalidad, las aspiraciones, en las ambiciones, las contradicciones, las ilusiones, las angustias, los miedos del españolito medio. No voy más allá y me siento muy honrado. Pero ahora mismo mis trabajos van del millonario americano a un espectáculo con poemas de Machado, don Quijote de la Mancha y en cine el malísimo de Toro o el pobre diablo de Quatretondeta. La verdad es que profesionalmente me siento muy a gusto y muy contento pero creo que mi trabajo ya no responde a eso.
Usted ha representado el cine como mero entretenimiento y también el más comprometido ¿es una opción más válida que la otra?
Pues según si la película es buena o mala. Si está bien hecha, no hago distingos. Hacer bien una comedia es igual de formidable o no que un drama. Lo importante es la calidad, si además tiene un contenido que pueda ser de alguna utilidad a los que lo ven pues mejor ¿no? Pero no rechazo en absoluto el oficio al que me dedico en lo que tiene de puro y simple entretenimiento. No me parece algo de lo que haya que avergonzarse.
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Le consideran un hombre eminentemente de teatro, pero ha hecho cuatro veces más películas...
No hago distingo nunca ni en los medios ni en los géneros. Igual de difícil es hacerlo bien en uno o en otro. No hay jerarquías para mí. Lo que sí creo es que el teatro posiblemente es la tabla de gimnasia más completa para un actor. Yo tengo un cariño y un respeto profundísimo a la cámara, sea de cine o de televisión. Para mí como actor lo importante es el personaje y la historia, y los compañeros,. El género es secundario. Tan importante me parece hacer una buena serie de televisión como una obra de teatro o una película de cine.
Además todo comenzó con el cine...
De entrada yo no quería ser actor, quería ser artista de cine y salir en los cromos. Soy mucho mejor espectador de cine que de teatro. El cine para mí ha estado siempre en primera línea. Y como actor me da exactamente lo mismo un medio que otro y un género que otro.
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De pequeño quería ser Tyrone Power y al final le ha superado.
Tyrone Power es otra realidad. Yo aprendí de Fernangómez lo que supone el ejercicio de una profesión como esta en un país como este. Esto da de sí lo que da de sí. De ahí a ser Tyrone Power es otra cosa. Pero no me puedo quejar. Sería un miserable si me que quejara. Son más de 60 años en esto y puedo presumir de elegir mi trabajo y contar con la fidelidad de un número de personas que me siguen y se preocupan por mi carrera.
Llega pletórico a los 80. ¿Es la naturaleza, la profesión o se cuida?
Yo creo que son los ajos y el anís de Chinchón (su pueblo) que me mantienen en forma. No, hasta ahora la madre naturaleza se viene portando generosa conmigo, pero no he hecho nada especial. Nunca he hecho deporte ni he sometido al cuerpo a grandes excesos. Sí somos supervivientes, una generación que somos indestructibles, pero hay una cosa en este oficio y es que nadie está en él a la fuerza, es puramente vocacional y eso anima y rejuvenece.
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Se cumplen 30 años de El viaje a ninguna parte. No hemos mejorado mucho ¿no?
No tiene nada que ver. No se ha vuelto a dar, ni siquiera lo vivimos Fernando (Fernangómez) y yo, que nadie exagere. No se volvería a dar.
Pero hay más actores que trabajan de camareros que en la profesión...
Sí, es terrible, porque la fuente de contratación está en la tele en su mayor parte y no hay trabajo. De todas maneras este es un asunto difícil de solucionar, porque hay mucha gente que quiere dedicarse a esto y el espejismo de la televisión crea vocaciones un tanto artificiosas. No les va a ser fácil. Con todo, la realidad es terrible porque no hay el trabajo que debería de haber.
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Está triunfando con Velvet, ¿es cierto que la calidad de las series las equipara al cine?
Sí, bueno, esas comparaciones son temerarias siempre porque hay películas y películas, unas están muy bien y otras, no. No es una cosa estándar. Lo cierto es que la ficción en televisión en España se hace muy bien. Velvet es un producto muy digno, muy cuidado y muy bien hecho. Dedicado a un público determinado, pero afortunadamente lo está viendo mucha gente y estamos gozando de una audiencia formidable. Pero lo cierto es que la calidad de lo que se hace en España es muy estimable.
Ahora va Montoro y dice que no hay un IVAcultural...
A Montoro no le digo nada. Es una vergüenza. Ya está bien de la desfachatez, la soberbia, el desprecio total y absoluto al mundo de la cultura y el espectáculo d este señor y los que le han votado, que hay mucha gente que está de acuerdo con esto, no jodamos. De verdad a mí me ha hartado esto. Que les den.
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400 años de Cervantes... Nos clavó con el Quijote ¿no?
Hay muchas cosas que Cervantes señalaba en su tiempo y que siguen estando ahí. Nos clavó y nos sigue retratando. Y hay cosas que son virtudes que también nos señalan. No somos tan miserables ni tan despojos. Yo he celebrado muchísimo el Cervantes a Eduardo Mendoza porque recoge muchas de las cosas del espíritu cervantino que anida todavía en nosotros.
No sé si hemos hablado poco de Muñeca de porcelana...
Es una función que desde que estrenamos esta yendo como un tiro en todas partes. Tengo la satisfacción de haber recibido una carta de David Mamet con una felicitación por mi trabajo, acompañada de una pulsera de plata con su nombre porque parece ser que estima que lo estamos haciendo muy bien. Y la satisfacción de tener un personaje escrito para Al Pacino que me está dando muchas alegrías no solo como personaje sino como ciudadano, por tocar ciertos temas y ponerlos sobre el tapete aunque, que quede claro, sin la menor intención de adoctrinar, ni nada que se le parezca. Nada más alejado de la intención de Mamet o la mía que convertir el escenario en una tribuna o un púlpito.
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A Al Pacino no le fue tan bien.
A él no le ha regalado una pulsera Mamet. Yo me la pongo para hacer la función.
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