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CRISTINA MARTÍN
Domingo, 15 de mayo 2016, 22:00
La novena edición de Circolmedo llegó a su fin ayer domingo después de tres intensos días en los que las artes circenses calaron de lleno en los cerca de 6.000 espectadores que ha recibido, algo menos que el pasado año debido a la meteorología.
El público fue invitado a disfrutar del espectáculo y también a intentar algunos malabares con mazas, dar volteretas en el aire o subirse a un trapecio como lo han hecho estos días los artistas de las quince compañías participantes en el festival. Ellos han sido los verdaderos protagonistas y quienes han repartido magia e ilusión entre cientos de espectadores cada día y, sobre todo, se han convertido en los responsables de innumerables sonrisas, tanto de los más pequeños como de los grandes, que durante estos días han vuelto a ser niños.
El cierre del festival corrió a cargo de la compañía Tresperté, nacida en 2011 y que ha viajado por toda Europa con sus espectáculos. Hasta Circolmedo trajo uno de sus últimos proyectos: Oopart. Es la historia de cuatro personajes, vendedores ambulantes, y su vinculación con un artilugio muy especial que les permitía viajar en el tiempo cada dos por tres.
Este familiar espectáculo incluyó portés acrobáticos y un número de báscula, que dejó sorprendido al público olmedano, también subido a ese viaje en el tiempo de los personajes. Desde el primer minuto el ritmo fue frenético y con una puesta en escena muy viajera, hicieron que el público olvidara la rutina por completo y se divirtiera con sus números de circo en la Corrala del Palacio del Caballero.
Cirqueando con los niños
Si hay un público agradecido en Olmedo es el formado por los más pequeños. Ellos, con su sonrisa e ilusión, han puesto todo su empeño en lograr subirse a un trapecio, realizar acrobacias junto a la ayuda de los artistas, grandes maestros en los talleres de circo, o subirse a altos zancos para sentirse uno más dentro del espectáculo. De nuevo, ayer por la mañana los niños probaron sus habilidades en el Escuela de Circo Cirqueamos, de la compañía Tiritantes, que instaló una carpa hinclable en la Corrala, donde se podía jugar con aros o mazas e intentar mantener el equilibrio sobre un gran balón.
Y fuera de esa carpa, los más curiosos intentaban dominar el trapecio y muchos de los niños al terminar su número volvían a la fila para intentarlo otra vez. Nada es imposible si se ponen ganas e ilusión y ellos lo han demostrado en Circolmedo.
Además de esta escuela de circo, durante toda la mañana la gente se acercaba al mercado de ocio Tamerlid, donde se habían instalado puestos de artesanía en joyas o juguetes de madera, sin olvidar algunas piezas de decoración elaboradas también de forma artesanal. Una propuesta más de Circolmedo, que este año ha buscado mantener todas las actividades como en años anteriores, mejorando la oferta de espectáculos y apostando por acercar al público olmedano nuevas técnicas circenses y artistas de diferentes partes del mundo.
Quienes volvieron a sorprender ayer a un nuevo público fueron los miembros de la compañía Circo Rolabola, que ofrecieron un nuevo pase de su espectáculo en la carpa instalada en la Corrala. Han sido tres días de circo y teatro, dirigidos a unos pocos espectadores. Malabares con raquetas de tenis o balones de fútbol y complicados equilibrios han formado parte de los números de Rolabola, cuyo presentador se metió en el bolsillo a todos los espectadores con su humor e ironía.
Jóvenes de Olmedo también han participado en esta muestra de artes curcenses realizando talleres pintacaras o de manualidades. Todos ellos desfilaron ayer por la tarde por las calles de Olmedo, mostrando todo lo que han creado en estos días y lo aprendido en la escuela de circo. En el desfile han contado un año más con la música del grupo de percusión La Torizida, que con su batucada ha animado incluso a algunos espectadores a seguir el pasacalle hasta la plaza mayor de la localidad
Más de 30 personas han colaborado en el festival, organizado por el Ayuntamiento de Olmedo, que de nuevo ha programado esta importante cita cultural con el objetivo de dar a conocer las artes circenses al público, y no solo el de la villa del Caballero, sino también el que ha llegado de otros pueblos de la provincia, de la capital y de otras partes de la región.
Ahora, toca esperar a una nueva edición de Circolmedo, que será la décima. Diez años compartiendo la magia del circo desde esta villa, volcada de lleno en hacer disfrutar al público, sorprenderle con diferentes números y, sobre todo, sacar una gran sonrisa a todos después de cada uno de los espectáculos. Y eso, de nuevo, Circolmedo lo ha conseguido.
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