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e. n.
Miércoles, 6 de abril 2016, 22:06
Salvador Dalí reinterpreta con color, con dibujos y con nuevos lemas Los Caprichos de Francisco de Goya en una muestra que acoge desde ayer la sala de Las Francesas y que los lleva de viaje desde la modernidad hasta el surrealismo. Goya y Dalí. Capricho surrealista, inaugurada ayer por la mañana, exhibe los 80 grabados en aguatinta realizados entre 1973 y 1979 por el artista catalán bajo el título Los Caprichos de Goya de Salvador Dalí acompañados, en el caso de siete de ellos, por los originales del aragonés.
El proyecto, nacido de la admiración que Dalí tenía por Goya, se centró en la revisión de las estampas por la vía del dibujo (las reprodujo exactamente con la técnica del heliograbado) para, a continuación, incorporar color y algunos dibujos y cambiar los lemas puestos por Goya, lo que conlleva un cambio de sentido.
Así, el recorrido por la exposición permite disfrutar de los relojes blandos, perspectivas, escenas fálicas y referencias a la ciencia o a la literatura, como el Romancero Gitano de Lorca, aportadas por Dalí, quien se suma a la crítica a las mujeres, a quienes se creen conocedores de todo o a los poderosos que oprimen a los débiles.
La comisaria de la muestra, Lola Durán, explicó que los matices dalinianos hacen viajar las obras del espíritu crítico con el que fueron creadas fruto de la «total libertad» de Goya en aquel momento, hasta el surrealismo de Dalí, quien conservó la firma del aragonés e incorporó la suya.
El viaje «del sarcasmo al surrealismo» que hizo Dalí fue entendido y enmarcado en su admiración hacia Goya, a quien buscó rendir homenaje con la serie de grabados que en siete casos se acompañan, en esta muestra, del original del aragonés con el fin de mostrar sus similitudes y diferencias.
La concejal de Cultura, Ana Redondo, enfatizó el reconocimiento que Dalí hizo de la capacidad de creación de nuevos escenarios artísticos de Goya, a quien dos siglos después consideraba precursor de la modernidad, según informa Ep.
Vicios vigentes
Asimismo, Redondo recordó que Los Caprichos fueron el vehículo empleado por Goya en la última etapa de su vida para abordar la crítica social y apuntar a los vicios y defectos de aquella sociedad, de aquella «España negra». Goya y Dalí. Capricho surrealista es una muestra «ambiciosa» que permite desgranar la obra de Goya desde la perspectiva de Dalí, según la edil, quien apuntó también la oportunidad de reconocer los vicios y defectos de la época que, no obstante, «siguen muy presentes» en la sociedad actual.
La crítica, según Durán, abarca todos los aspectos y estamentos aunque de manera especial se centra en la Corte, el alto clero y las costumbres sociales, dado que además de en la técnica, Goya fue avanzado en el pensamiento, ya encaminado a la modernidad.
Así, sus pasos hacia ella tienen que ver con su salto del concepto imperante que vinculaba lo artístico con lo bello, de la idealización de lo natural, a la subjetividad que él aplicó en forma de sueños, patetismo o sátira y que, en el caso de Los Caprichos, no fueron fruto de un encargo sino de su propio deseo.
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