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Javier Aguiar
Viernes, 12 de febrero 2016, 11:27
Apasionado por los clásicos casi tanto como por Ana Belén, su actriz fetiche, José Carlos Plaza, uno de los nombres imprescindibles en la dirección de escena española, llega este fin de semana al Calderón con la Medea que estrenó en la pasada edición del Festival de Mérida. Incansable en su búsqueda del interior del alma humana, todavía tiene fe en el hombre y se muestra optimista sobre la solución de los problemas del teatro, IVA incluido.
¿Qué hace tan grande el mito de Medea?
Como todos los grandes textos del teatro es un reflejo de nuestra realidad, es una simbiosis con el alma del ser humano y habla de los problemas del hombre y de la mujer, pero llevado a esa estructura tan magnífica, sublimada por la poética, que es la dramaturgia griega. Estamos ante dos grandes hechos, la gran literatura griega que es parte fundamental de nuestras raíces y que nos ayuda a comprender nuestro comportamiento. Por eso creo que es imprescindible que la gente la conozca.
¿Qué tiene de novedoso el texto adaptado de Vicente Molina Foix?
Ha creado un texto dramático nuevo, fijo como una lapa y a la medida de Eurípides, pero luego va incrementando cosas que para nosotros son fundamentales, como conocer las razones. Para eso, basándose en Apolonio de Rodas, ha contado los antecedentes, como la llegada de Jasón y los Argonautas a la Cólquida. Y en Séneca, que aporta la diferencia entre el coro masculino y el coro femenino. El enfrentamiento entre esos dos estilos presenciales.
Equilibrio roto
Dice que la obra rompe el equilibrio que los valores occidentales plantean entre el mundo femenino y el masculino, ¿en qué sentido?
Medea lo hace en tres momentos de su vida. Uno, cuando renuncia a su historia, rompe con todo su pasado, su tradición y se va de una tierra salvaje. La segunda es un rompimiento en el carácter femenino habitual de la sociedad, porque ella toma la posición del hombre, del que decide y ayuda a Jasón. Por último, cuando se siente traicionada y engañada ella rompe con lo que yo creo que es el gran valor de la sociedad occidental sobre la mujer, la maternidad. Por venganza, por una traición que no puede soportar y que ha destrozado su vida, ella mata a sus propios hijos, que es el gran mito de la maternidad.
Medea está entre heroína y villana. ¿Donde la sitúan en la obra?
No hemos querido juzgar. Yo intento por encima de todo, y creo que ahora hace más falta que nunca, objetivizar, mirar desde fuera las cosas e intentar ver y comprender las razones de unos y de otros. Entonces, para todo el equipo Medea es una asesina, una heroína, una mujer enamorada, un ser romántico, un ser ancestral, traicionado, una víctima. Como en el fondo somos todos aunque lleguemos a otros niveles, porque esto es una tragedia griega, es el símbolo de la humanidad. Pero yo creo que el mundo humano está lleno de complejidad y no sabemos cómo vamos a reaccionar en determinados momentos.
Usted habla del mundo primitivo de Medea, ¿que queda de él?
Queda todo. La grandeza de un texto como Medea o como Hécuba o Fedra, los grande s mitos, está en que es totalmente vigente. El ser humano no ha perdido nada, nos pueden modificar, encarrilar, nos pueden dar normas, que a veces son buenas y a veces castradoras, pero el ser humano tiene todos los instintos primarios desde que existe. Está el animal y está el pensador y el hombre va desarrollando su forma de pensar y va dejando o colocando sus instintos en determinados sitios, pero ahí están... y por eso pasan las cosas que pasan a nuestro alrededor.
¿Dos mil años de civilización no nos han apaciguado un poco?
En muchos momentos de la historia los instintos han sido protagonistas básicos. Los nazis, los fascismos, la represión franquista... esas barbaries son parte de la tragedia griega. Y lo siguen siendo, ahí están esos curas que meten mano a los niños... Los dos mil años lo que hacen es colocar esos instintos, cada uno en un sitio, en el alma del ser humano. Cuando eso se ve afectado, por mucha educación, por muchos siglos, eso está ahí y está vivo porque esa es la parte esencial del ser humano, controlados o no. Si no, esta pasión por el dinero, esta corrupción no se podría entender.
Otra vez con Ana Belén. Es su musa, su actriz fetiche...
Ana va madurando como los maravillosos vinos. Cada vez es más profunda, cada vez es más fuerte, pero tiene el enorme valor de que no ha dejado nunca que el tiempo la ablandara o la dejara perderse, sino todo lo contrario. Ella tiene un rigor, una formación de tal calibre... la perfección técnica unida con un mundo interior lleno de vida y de conocimiento. Es una mujer que está en contacto con la sociedad constantemente y no ha dejado de prepararse vocal, corporal y emocionalmente. Así que es un orgullo y un honor que quiera trabajar conmigo. Es como si Picasso quisiera trabajar conmigo. Es uno de los grandes genios de este país.
Medea se creó para el gran escenario de Mérida. ¿Cómo ha evolucionado con las representaciones y con el paso a salas más pequeñas?
La obra se presentó en un gran espacio, tenía una parte de gran espectáculo, no se si eran 60.000 espectadores, y eso tuvo un gran impacto, pero desde los ensayos yo ya estaba pensando en hacer una obra de recogimiento y del alma interior. Por eso la obra ha ido ganando día a día en espacios pequeños, en esa mirada interior, en lo que son las miradas, las emociones... Es más profunda e impactante de lo que fue en Mérida.
Entendimiento
Ha hecho muchos clásicos. ¿Cuáles le faltan que quiera hacer?
Me quedan millones. Siempre sueño con hacer otros shakespeare, con hacer otra vez la Orestiada, La vida es sueño... pero no me va a dar tiempo, a hacerlos todos. Ni a mí ni a nadie.
Un candidato a presidente ha prometido ya que bajará el IVA si gobierna. ¿Tiene usted esperanzas de que esto se arregle?
Yo me he venido abajo durante muchos meses porque veía que no había salida, pero ahora sí creo que hay una posibilidad de entendimiento. Pienso que es muy bueno que este país empiece a mirarse a los ojos y a entenderse desde la izquierda a la derecha. Creo que es estupendo lo que está pasando estas semanas aunque no tengo ni idea de adónde llegará. Espero que haya un entendimiento y que salga algo que regenere esta situación tremenda. Es que es terrible que los niños vayan a colegios que son barracones en los que han gastado millones.
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