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Kiko Gutiérrez, ayer, sobre la pasarela del Museo de la Ciencia y con el Monasterio del Prado al fondo.
Kiko Gutiérrez, de actor episódico a productor eventual

Kiko Gutiérrez, de actor episódico a productor eventual

El intérprete vallisoletano regresa a su ciudad para presentar ‘La soga’, un montaje que reproduce la atmósfera de intriga de la película de Hitchcock

Javier Aguiar

Miércoles, 16 de diciembre 2015, 12:05

Kiko Gutiérrez llevaba unos años trabajando en Valladolid de actor y de cualquier cosa que salía, como casi todos en este mundo cuando se planteó mudarse a Madrid con la sana intención de ampliar sus posibilidades profesionales. La crisis arreciaba en Castilla y León y eso que él llama «el tema audiovisual» seducía desde la capital con el brillo de un humilde Hollywood. Así que lió a un amigo y se echaron el petate al hombro.

No le fue mal. Trabajó de «episódico» así se conoce el oficio del actor que aparece en uno o dos capítulos de las series televisivas en títulos de éxito como Cuéntame, Física o química, Siete vidas, El comisario o Tierra de lobos hasta que la recesión cruzó el Guadarrama y las productoras «empezaron a pagar mal o a no pagar, y a contratar por el mismo dinero a actores famosos, que se veían obligados a aceptar ante la falta de trabajo a costa de desplazar a sus compañeros hasta componer lo que este artista llama «una pequeña crisis».

«Necesitaba trabajar y hacer teatro», explica Gutiérrez quien, acto seguido, desvela la solución que encontró casi de inmediato: «autosuficiencia». Buscó y encontró una obra de su agrado e hizo lo propio con una productora que le financiara el proyecto, Tu Verás y Jesús Saludes. Se hizo cargo hasta del reparto, del que se siente especialmente satisfecho: «He dado en el clavo. Es el mayor aliciente de la obra. Son un grupo sensacional, no muy conocidos por el público pero sí dentro del ámbito profesional». Son Mariano Venancio, Aníbal Soto, Julián Teurlais, Verónica Ronda y Fran Calvo.

Así que este actor episódico devenido en productor eventual (o no, que ya está pensando en un segundo montaje) acabó su tarea eligiendo a una directora que supiera dar ritmo a la función y reproducir la «atmósfera de intriga y misterio» de La soga, la película que Alfred Hitchcock estrenó en 1949. Nina Reglero, la escogida, era una vieja conocida tanto de Rayuela como de la Escuela de Arte Dramático que finalmente ha hecho una adaptación «bastante fiel» pierde un par de personajes por cuestiones pecuniarias y cambia el apartamento original por un jardín más colorista de la versión de Jesús Martínez, que completa con una «escenografía sencilla pero eficaz».

La soga partía de una obra teatral escrita en 1920 por Patrick Hamilton y basada en el espeluznante caso real, ocurrido solo cinco años antes, de dos estudiantes superdotados de la alta burguesía que deciden asesinar a un compañero de clase menos inteligente solo para demostrar que existe el crimen perfecto. Brandon (Kiko Gutiérrez) y Phillip, quieren demostrar su superioridad, estimulados por las teorías de su profesor favorito y, para ello, esconden el cadáver en un arcón sobre el que más adelante se servirá una cena a la que están invitados el padre, una tía, la novia y el mejor amigo del muchacho asesinado, además del profesor.

Guiños cómicos

«No descubrimos nada porque la mayoría de la gente ha visto la película o conoce la historia y saben que hay un cadáver en el arcón», admite Gutiérrez, para quien la energía que fluye entre los actores, la atmósfera de suspense que se crea y «ciertos guiños cómicos» que contrastan con «el humor negro» de Hitchcock son algunos de los alicientes de la función, así como la homosexualidad latente de los protagonistas, que nunca llega a mostrarse abiertamente.

De su personaje, dice, «es un psicópata, manipulador que necesita tenerlo todo controlado y al que empiezan a salirle aristas cuando las cosas comienzan a escaparse de su control». De la historia, asegura estar de total actualidad porque «estamos rodeados de gente que disfruta con el terror» y hasta asegura haber topado con varios de ellos, «porque puede ser cualquiera, incluso gente aparentemente normal».

Este actor vallisoletano sigue luchando por su profesión pese a que «el panorama es muy desolador» y las nuevas generaciones lo tienen muy difícil. Por eso anima a las productoras a apostar por «gente nueva que son grandes actores. La primera que lo haga lo va a petar», augura.

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