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Miguel Ángel Camacho
Algunos de los grandes iluminadores del país, juntos en el programa

Algunos de los grandes iluminadores del país, juntos en el programa

El certamen abre esta noche el telón a once días llenos de propuestas clásicas encabezadas por ‘El Príncipe’

cristina martín

Jueves, 16 de julio 2015, 10:13

El festival de la villa del Caballero tendrá en esta edición número diez un destacado guiño a la iluminación y a la luz de las escenas que se podrán ver a lo largo de los once días de Olmedo Clásico, ya que contará con destacados iluminadores que se han hecho un hueco en el mundo del teatro en España. En ocasiones, el espectador no otorga la importancia que se merece a la iluminación, el juego de luces y sombras o al mismo tiempo a la falta de todo ello, pero es la luz la que se convierte en un elemento más subido sobre las tablas permitiendo que la escena hable por si sola.

La luz es la que permite en una obra teatral «construir de la nada, sobre un espacio vacío, y narrar los pensamientos más profundos solo con su juego», así es como lo cuenta el madrileño Miguel Ángel Camacho, iluminador profesional con más de 40 años realizando trabajos en teatros y grandes auditorios y que este año también estará presente en Olmedo Clásico con dos montajes: Ojos del agua. La Celestina, y En un lugar del Quijote, ambos de la compañía Ron Lalá, que la pasada edición recibió el premio del público por su montaje Siglo de Oro, Siglo de Ahora (Folía).

Camacho comenzó su carrera profesional en los años 80, lleva trabajando para el teatro desde hace ya 30 años y es profesor en la Escuela de Arte Dramático «donde los alumnos no dejan de sorprenderme y de los que aprendo cada día para mis trabajos». Obras teatrales, zarzuelas, ópera o espectáculos de danza, son algunos de los trabajos que se encarga de iluminar tomando notas de todo lo que quiere el director e investigando «para crear la dramaturgia y después añadir elementos más tangibles, como unos focos, y así crear las escenas que se desea».

Por su parte, el canario José Manuel Guerra se estrenará esta noche con la iluminación de El Príncipe, obra que inaugurará Olmedo Clásico, que el pasado año recibió la visita de más de 6.000 espectadores y contará con quince espectáculos sobre la Corrala del Palacio del Caballero y el Centro de Artes Escénicas San Pedro. La magia del teatro clásico vuelve a inundar la villa del Caballero.

Tras haber realizado más de 200 montajes de iluminación, Guerra asegura que las luces en teatro «suponen el 99% de una obra», porque con ellos, dice, la función mejora totalmente y no tiene nada que ver sin ese particular tono. Ya ha estado presente en Olmedo Clásico hace varios años con una obra de El Caballero de Olmedo y señala que le gustaría que festivales como el celebrado en esta villa se pudiesen realizar en el resto del país y con obras de tanta calidad.

«Lo que más me gusta de mi trabajo es que llegue el día del ensayo general, y que todo salga bien, por supuesto, porque ves todas las escenas en conjunto y disfrutas viendo el resultado después de tanto trabajo», según comenta Guerra, que actualmente se encuentra en Mérida, trabajando en otro de los estrenos en los que participa. Tiene claro que las pautas que da el director son esenciales a la hora de realizar cualquier trabajo, y con ese punto de partida comienza un trabajo «a la vez bonito y donde hay que pensar todos los detalles para que salga cuadrado», contando siempre con un equipo y de forma individual diseña cada escena.

Felipe Ramos es otro de los iluminadores encargados de dar luz y color a una de las obras de teatro que se escenificarán en Olmedo Clásico, más concretamente El Caballero de Olmedo (el de Lope no, el otro), obra que recibió una Mención especial del Jurado del Almagro Off 2014, y que podrá disfrutarse el próximo lunes en la Corrala del Palacio del Caballero.

Este iluminador madrileño realiza trabajos tanto para obras clásicas como contemporáneas, espectáculos de danza, musicales, montajes líricos «lo que va saliendo», según comenta este profesional con cerca de un centenar de iluminaciones realizadas desde 1997.

«La luz en las escenas lo es todo; lo primero para que el espectador pueda ver, porque aunque parece una obviedad es nuestro principal objetivo, y después debe crear planos y permitir seguir fácilmente la historia, perderse en ella». Para Ramos es indispensable transmitir a través del juego con los focos y elegir bien los colores según la escena, por lo que su papel es un actor más sobre el escenario, del que nunca debe bajarse.

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