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fernando caballero
Martes, 19 de mayo 2015, 11:33
Después de escuchar a Jesús Aguado y Javier Lostalé, Luis Alberto de Cuenca cerrará este miércoles en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja de Palencia los V Encuentros con la Poesía, que organiza El Norte de Castilla y en los que colabora el Ayuntamiento de la ciudad. Poeta, traductor, investigador, editor, exdirector de la Biblioteca Nacional y ex secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca es autor de numerosos libros. El último recoge las canciones que ha escrito para conocidos cantantes como Loquillo o bandas como la Orquesta Mondragón. El recital tendrá lugar este miércoles, 20 de mayo, en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja, a las 20:15 horas.
Sorprende que usted sea el autor de la letra de Viaje con nosotros...
A mí no me sorprende porque soy el autor. Me parece de lo más normal. Hay una equívoca tradición en considerar que una persona que se dedica a traducir textos del griego clásico no tiene por qué participar de la cultura pop. Yo creo que son perfectamente armonizables la gran cultura y eso que llaman la cultura popular. Me he pasado toda la vida defendiendo esta armonización.
¿Son poemas musicados o fueron escritos ya para ser musicados?
En el caso de la Orquesta Mondragón trabajaba sobre maquetas musicales a las que yo ponía letra. También al contrario: poemas míos que han sido llevados a canciones pop, por ejemplo por Loquillo.
¿Hay diferencias en las canciones respecto a su poesía?
Las letras de canciones y los poemas son diferentes. Hay una diferente actitud y una diferente manera de encarar el acto creativo. Recibir una maqueta musical y rellenarla con una letra es muy diferente a que te adapten un poema que ya existe previamente. De hecho, hay excelentes letras de canciones que pueden ser poemas mediocres y poemas extraordinarios que luego no resultan en una canción.
¿Se siente partícipe de la movida madrileña?
Absolutamente. Estuve muy cerca no solo de los grupos musicales, sino también de los grupos pictóricos, de los dibujantes de cómics... Estuve muy metido en el ambiente de los ochenta, entre 1979 y 1983, de la movida madrileña propiamente dicha. A lo largo de los ochenta participé activamente en todo ese movimiento. De hecho, en las exposiciones que ha habido siempre he participado o han puesto libros míos.
¿Cómo valora este fenómeno varias décadas después?
Fue como una explosión de libertad en un momento en el que había necesidad de que existiera. Además, es uno de los momentos más libres de las últimas décadas, y desde luego incluyo el presente. Pocas veces se ha disfrutado de tanta libertad, ilusión y alegría de vivir como en ese momento ocurrió. Fue también muy peligrosa esa alegría de vivir, porque condujo, por ejemplo, a la eliminación de muchos miembros de mi generación por consumo de drogas, pero en cualquier caso que nos quiten lo bailado a los que hemos sobrevivido.
Usted es una persona de una extensa cultura. ¿Cómo se trasladan esos conocimientos a la poesía?
Fui un poeta culturalista en mi primera etapa, pero luego lo que hice fue olvidar que disfrutaba de esos conocimientos y de esa cultura, porque la poesía poco tiene que ver con una cultura muy amplia. Hay personas cultísimas que son poetas horribles, y poetas magníficos que tienen una cultura muy somera. Es cierto que empecé con una poesía de marcado signo culturalista, pero solo en mis primeros libros. A partir de 1978, cambia mucho mi poesía.
Usted ha utilizado la expresión línea clara para definir una tendencia que le incluye a usted. ¿Su obra actual sigue esta definición?
Este término se toma del cómic de la escuela franco-belga, que tan señeros representantes tuvo, como por ejemplo Hergé, el autor de Tintín. Es una manera de dibujar muy cercana a la manera de escribir que yo tengo. Tomé prestado del mundo de los cómics una etiqueta que sirve para definir lo que yo hago en poesía. Una poesía de contornos muy definidos, de estructura muy pensada, de finales muy elaborados y de una constitución del poema muy precisa.
¿La línea clara inició otra etapa en su obra?
En mi primera poesía culturalista ya hay atisbos de lo que podría ser luego la línea clara. Es muy difícil que en una misma persona haya dos etapas tan absolutamente marcadas y tan enemigas entre ellas. De hecho, hay críticos que han demostrado que en mi primera poesía ya había elementos muy claro de la segunda y que anticipaban esa evolución y trayectoria que iba a tener mi poesía.
¿La poesía actual en qué momento se encuentra?
La analizo con cierto optimismo, porque participo en algunos jurados de premios y veo que la gente joven escribe una buena poesía. Lo que sí veo también es que hay una pluralidad de tendencias muy gratificante. No hay una tendencia que domine claramente: un realismo, una poesía abstracta, una poesía del silencio, de la comunicación Lo que sí hay son muchísimas variantes, y en cada una de esas variantes hay calidad, de modo que soy optimista con respecto al estado de salud de la poesía española contemporánea.
La Fundación Jorge Guillén custodiará su archivo personal. ¿Por qué ha confiado en esta entidad?
He visto cómo trabaja la fundación. He sido invitado por su director, Antonio Piedra, y por Pilar Alonso, para ver las instalaciones que tiene. Me parece una entidad seria. Ya estoy en conversaciones con Antonio para ver cuándo hago la primera entrega de mi archivo, que es un archivo muy personal, que a lo mejor no se parece a otros, porque, por ejemplo, yo tengo muy pocos manuscritos, porque escribo siempre en ordenador. En cambio, tengo muchísimos recortes de periódicos que pueden ser muy útiles. Prácticamente, todo lo que he hecho está reflejado en un sinfín de carpetas que voy a donar a la Fundación Jorge Guillén.
¿Cómo se siente una persona creadora en un cargo político de la relevancia que tuvo?
En su momento pensé, como escribió Borges en Fragmentos de un Evangelio apócrifo, que es la puerta la que elige y no el hombre. La puerta me eligió a mí y lo tomé bien, es decir, ya que la puerta me ha elegido, me planteé ser lo más feliz que pudiera y lo más responsable durante los cuatro años que durara mi mandato de secretario de Estado de Cultura. Pasé unos años en los que aprendí mucho de la vida y de los seres humanos. En ningún momento tampoco lo rechazo, pero en cualquier caso yo me considero más un hombre de la cultura que un hombre de la política.
Formó parte de un gobierno del PP. ¿Hubiera aprobado la subida del IVA que adoptó más tarde el PP?
Como secretario de Estado tampoco tenía yo la capacidad de decisión de subir el IVA o no. Esto siempre se decide en los departamentos económicos, pero en cualquier caso me hubiera sentado como un tiro si hubiera ocurrido en el momento en que yo desempeñaba el cargo. Ha tenido que ser una decisión dolorosa. Imagino que la han tomado con pena, porque no ha sido nada buena para la cultura española, para el teatro y para muchas actividades.
Primero dirigió la Biblioteca Nacional. ¿Imagino que para usted fue un verdadero placer?
Sería así si dirigir la Biblioteca Nacional consistieraen pasearse por sus pasillos buscando incunables. Lo que pasa es que no tuve tiempo para pasearme por ningún pasillo, porque hay muchos asuntos que despachar a diario que me impedían hacer ese turismo de libros que me hubiera gustado hacer, pero alguna vez sí que estuve viendo los tesoros que custodia la casa. Fui muy feliz dirigiendo la Biblioteca Nacional de España. Guardo de esa época un grandísimo afecto. Vivo cerca de ella. La veo prácticamente desde mi ventana y la adoro. Es una de mis instituciones favoritas, si no la favorita.
¿Volverá a la política?
Como he sido seguidor de James Bond, me acuerdo de una película que decía Nunca digas nunca jamás. Evidentemente, tendría que ser un cargo que me apeteciera mucho, porque ya tengo mi edad y no estoy dispuesto tampoco a perder los pocos años que me quedan en llevar a cabo una función pública.
Usted conoce a los políticos. ¿Qué libro de poesía recomendaría para el buen ejercicio de la política?
Cualquier tipo de poesía es buena, pero les recomendaría Hojas de hierba, de Walt Whitman, que es un canto a la democracia, a la fraternidad universal y al entendimiento de cualquier postura que pueda adoptar cualquier tipo de hombre, esa especie de gran sentimiento de abrazar todo lo que contiene lo humano.
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