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Rojas Zorrilla, o cómo divertirse con una función en otro idioma

La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta en el Calderón 'Donde hay agravios no hay celos', una comedia que habla de temas serios y actuales

Javier Aguiar

Jueves, 12 de marzo 2015, 13:36

Si recuperar a los clásicos y ponerlos en valor es uno de los objetivos primeros de la Compañía Nacional de Teatro Clásico a buena fe que cada uno de sus componentes se entregan a la tarea con convencimiento y pasión. Hoy han dado buena cuenta de ello en la presentación de 'Donde hay agravios no hay celos', la obra de Francisco de Rojas Zorrilla que representan desde mañana en el Teatro Calderón. La salmantina Helena Pimenta, que dirige su tercer montaje en su cuarto año al frente de la compañía, eligió una comedia por necesidades de programación y se decantó por esta por varias razones: Fue una comedia de mucho éxito en su época, incluso copiada fuera de España, que después cayó en el olvido; Tiene elementos muy vigorosos, es original y actual en sus planteamientos y, especialmente es, a su juicio, un texto perfecto para alcanzar aquel pretendido fin, acabar con el mito de que las obras clásicas son solemnes cuando no aburridas, de que sus personajes, que encima hablan en verso, son muy esquemáticos y sus temáticas demasiado obsoletas y difícilmente comprensibles para mentes actuales y, sobre todo, de atraer a los más jóvenes. Todos estos prejuicios fueron atacados si piedad por las hordas de la CNTC y claramente vencidos. Solo queda comprobarlo desde el patio de butacas. Fernando Sansegundo, protagonista y autor de la versión, lo explicaba con un ejemplo gráfico y entrañable, el de un niño de 10 años al que sus padres -amigos del actor- llevaron a ver la función como regalo de cumpleaños. El intérprete, temeroso de que no entendiera nada y acabara odiando el teatro, acudió raudo tras el espectáculo a preguntar y encontró un chaval eufórico que le respondió al instante, Cómo es posible que lo haya entendido todo si era en otro idioma. Pues eso reírse y aprender a la vez es un lujo que nadie, y menos en este país donde la cultura es un defecto, debe perderse.

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