Alfredo Gómez
Domingo, 15 de febrero 2015, 10:01
El número especial que La Sombra del Ciprés, el suplemento literario de El Norte de Castilla, dedicó a Justo Alejo sirvió de inspiración a Juan Antonio Fernández Martin, fundador de la bodega enológica Liberalia, para reunir a poetas músicos y amigos como homenaje al poeta sayagués, en el 80 aniversario de su nacimiento.
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Al calor de lo que se ha denominado la Capilla Sixtina Subterránea de la bodega toresana, la música de Handel recibió a los invitados, que recorrieron las instalaciones hasta llegar a la barrica dedicada a Justo Alejo y donde dejaron su sello y su firma los más íntimos.
Poetas como Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla, José María Muñoz Quirós, Antonio Piedra o Pepe Pulido, junto a amigos de Justo Alejo como Teófilo Moralejo, Juan Antonio Panero o Miguel Alejo, exdelegado del Gobierno en Castilla y León, se fundieron en una animada tertulia con otros muchos invitados, entre los que también estaban Ángel María de Pablos o Fernando Conde, director del Aula de Cultura de El Norte de Castilla.
En una jornada de poesía, música, amistad y compañerismo, Juan Antonio Fernández tuvo el detalle de etiquetar el vino de Liberalia, especialmente para la ocasión, con una imagen de Justo Alejo y la conmemoración de este 80 aniversario de su nacimiento.
Juan Antonio Panero, amigo del poeta y también sayagués de corazón y sentimiento, aseguró que a partir de este momento, «realizaremos una serie de actos para difundir la obra de Justo Alejo y para que sea conocido y reconocido como se merece. Haremos exposiciones y editaremos primeras ediciones de sus obras. No solo queremos hacerlo en la comarca de Sayago, sino también en Zamora y Valladolid».
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Panero recordó que Alejo «fue colaborador de El Norte de Castilla» y que en su forma de escribir la poesía «buscaba nuevas formas de expresión y de lenguaje».
Recordó su amor «a su madre y a su tierra» y aseguró que muchas veces firmaba con seudónimos «porque no le gustaba la fama».
Antonio Piedra cogió el testigo de la tertulia para destacar, sobre todo, que Justo Alejo «era un amante de la libertad», además de destacar su inteligencia «la haber estudiado cinco carreras universitarias».
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También hubo momentos para episodios tristes, como siempre es triste la desaparición de un poeta «al que algunos comentarios le hicieron mucho daño», a nivel anímico y personal.
Hacia el final, llegó el turno de los poetas, con su recuerdo a Justo Alejo, situado entre la bohemia visionaria e intelectual y el experimentalismo, quien dedicó su último trabajo a los poetas marginados.
Muñoz Quirós y Pepe Pulido leyeron poemas propios. Ángel María de Pablos y Carlos Aganzo pusieron voz a poemas de Alejo, mientras que Antonio Piedra leyó un poema de que Paco Pino escribió por la muerte de su amigo y Gervasio Gutiérrez emocionó a todos con su forma de expresar la poesía.
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Y para acompañarla, los palos más tradicionales del flamenco y un brindis para maridar el arte con el vino y todo con la poesía.
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