Pablo Javier Pérez muestra sus tendencias desde el realismo hasta la metapoética

Con la influencia de la generación de los años 50, Pablo Javier Pérez, protagonista ayer en los Viernes del Sarmiento, empezó admirando a Ángel González hasta que «me fui hacia la otra rama que tiene que ver menos con el realismo social» y que tiene como principales referentes a Claudio Rodríguez, Valente o Antonio Gamoneda. «Galoneada sido decisivo para mi porque escribió el frontispicio de mi último libro y tengo una relación muy buena con él, como maestro y alumno».

Hizo una Lectura de sus dos libros ya publicados Oscuro suave y El misterio del oficio, además de un libro inédito que pronto verá la luz editorial y que se titula La orilla detenida, «que está escrito en Lisboa», afirma.

El primero de ellos tiene mucho que ver con la infancia, «poemas que tenía guardados en el cajón desde hacía tiempo y otros poemas más de amor y prosa poética que tiene que ver con la metapoética».

En El misterio del oficio hace una reflexión «sobre el oficio de la poesía y tiene que ver con constantes que son esenciales en todo poeta, como la temporalidad, la muerte, el tiempo, a mi estilo personal».

El tercero, La orilla detenida, tiene que ver con una cuestión vital. «Me di cuenta que toda mi vida había vivido aquí en Valladolid junto al río y ahora en Lisboa, también, todas las mañanas veo el río. Es una reflexión sobre el río, sobre Heráclito, una poesía dedicada al Duero y al Tajo».

Pablo Javier Pérez asegura nunca se ha integrado en grupos de poetas, «porque me parece que lo que tiene sentido es la carrera del corredor de fondo, como decía Valente, aunque creo que hay poetas muy valiosos. Ahora veo en Portugal a poetas jóvenes que tienen mucha profundidad. Y me encuentro más cerca de esa línea».