Ana Pérez Cañamares, en la librería A PIe de Página. Ricardo Otazo

Ana Pérez Cañamares llama a enfrentar al poder con la acción social y la palabra

La escritora canaria presentó en A Pie de Página ‘Economía de guerra’, su último poemario

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Viernes, 23 de enero 2015, 21:47

«Hay que ser incendio», dice Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968). Lo susurra en el epílogo de Economía de guerra (Lupercalia), su último poemario, que «parte de una carta de odio y va hacia una carta de amor a toda la gente que no se deja vencer, que no se rinde y mantiene viva la esperanza». Se refiere la escritora canaria radicada en Madrid al grito que cierra el poemario; un manifiesto de amor por sus congéneres, con quienes ha reclamado justicia en las calles durante los años de crisis. En sus versos distingue entre la «realidad oficial» y la «historia alternativa», la que no recogen los telediarios pero escribe la legión de gente anónima que sustenta la verdadera historia.

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El también poeta Jorge Molinero la acompañó en los momentos previos a la tradicional lectura de poemas de los viernes en la librería A Pie de Página previa a la sesión nocturna de Susurros a pleno pulmón en el Desierto Rojo. Guerra y muerte son los motivos recurrentes del poemario. La «muerte en vida» de tantas víctimas de un sistema corrompido y la muerte física propiciada por «esta guerra económica que provoca muertes reales: personas que se suicidan por los desahucios, que mueren esperando un medicamento que no llega o por los recortes en urgencias», asevera la poeta.

Como prueba de que el país sufre un verdadero estado de sitio, Pérez Cañamares hila los cuatro bloques de su poemario trayendo a hoy las palabras de Antoine de Saint-Exupery en Piloto de guerra: «Me interesó mucho la evolución espiritual que cuenta él en su libro; parte de la impotencia, del absurdo de la guerra y al final se va reconciliando con el mundo, halla a sus hermanos, encuentra un nosotros y la razón por la que lucha. Él la defiende desde el aire, yo intento defenderla desde mis poemas», cuenta la autora de Las sumas y los restos (Premio Blas de Otero-Villa de Bilbao, 2012).

Como Saint-Exupéry, Pérez Cañamares, que empezó a escribir Economía de guerra un poco antes del 15-M, comenzó dejándose llevar por «la rabia, la impotencia y la soledad» y acabó confiando en el poder transformador de la acción social colectiva.

Por eso, confronta en los últimos poemas, los que confieren el sentido a toda la obra, el ellos (los poderosos que pisotean a los vulnerables) y el nosotros, la gente. La escritora fía a la poesía y al efecto trascendente de la palabra la capacidad de dejar «rastro de esta época; que sirva de memoria y de aliento».

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No deja de haber intimidad en el libro que ella más considera menos autobiográfico y más abierto al exterior, el más explícitamente político. «Me arranco las bragas/ negras de la tristeza./ Las dejo al pie de la cama/ como un perro roto./ Ya se compondrá después/ cuando haya que disfrazarse/ para la alegría o la nada».

Rabia, pena, dolor y esperanza a partes iguales en un poemario que reivindica en un «tiempo inhumano, acelerado siempre» una riqueza «que no es la de los números, sino la del tiempo de vida para nosotros mismos, para amar, cuidar al otro, disfrutar, crecer», sostiene la poeta.

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