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«El friso del palacio de Pimentel cuenta la historia como un tebeo»

«El friso del palacio de Pimentel cuenta la historia como un tebeo»

Ignacio Guerra ha reunido en una obra divulgativa la historia del zócalo, que se instaló entre 1939 y 1940 en la sede de la Diputación de Valladolid

JESÚS BOMBÍN

Martes, 13 de enero 2015, 17:44

Ignacio Guerra ha convertido una imagen recurrente de su niñez en Valladolid en una obra de divulgación artística. En El zócalo de azulejos del palacio de Pimentel de Valladolid. Historia de un encargo (Gráficas Cubichi) narra cómo se gestó y colocó el friso que decora el zaguán de este edificio, obra del ceramista de Talavera de la Reina, Juan Ruiz de Luna. A este profesor en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora no le abandonaba un recuerdo: «Nací muy cerquita del Palacio de Pimentel, en la calle Moros, y he pasado mil veces por ese portal;los críos entrábamos ahí a jugar. Es una imagen que he tenido muy presente pero nunca se me ocurrió hacer algo sobre ese portalón en el que los amigos del barrio jugábamos y trasteábamos algunas veces», rememora.

Ignacio Guerra es experto en la obra de Ruiz de Luna, dueño de la fábrica Nuestra Señora del Prado, de Talavera de la Reina (Toledo), y una de sus especialidades es la cerámica. La mecha prendió cuando se embarcó en una investigación y descubrió que la fábrica que había realizado pedidos con azulejos en Guinea Ecuatorial era la que los colocó en el palacio de Pimentel entre 1939 y 1940. Esta obra está compuesta por doce escenas relacionadas con la vida de Felipe II en lo que sería el primer encargo vallisoletano a la factoría Nuestra Señora del Prado. El segundo fue el de la Universidad, instalado entre 1943 y 1944 en el edificio de la institución. «En el palacio vallisoletano se colocaron más de tres mil piezas con una mezcla de yeso, arena de grano grueso y medio, y agua de manantial para evitar impurezas», cuenta en su libro Ignacio Guerra.

En el muro noroeste el conjunto, de 5,80 metros de largo, está formado por las escenas Reales sitios, Bautizo de Felipe II y Torneo en la Plaza Mayor. El del lado noreste mide 9,60 metros de largo y acoge las escenas Proclamación de Felipe II por el Rey de Castilla, Presentación de Juan de Austria a la reina gobernadora y Venida de Felipe II a Valladolid. La cara suroeste del zaguán (9,60 metros), está dedicada a escenas alusivas al incendio de Valladolid, a la reconstrucción de la ciudad, y la llegada de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, en tanto que el lado sureste muestra las imágenes Entrada de la reliquia de San Benito, Procesión de la reliquia y Santa María de la Antigua.

Considera el autor del trabajo que esta obra de arte es una de las señas de identidad del edificio, además de un atractivo turístico de la ciudad. «Vienen muchísimos grupos que se organizan para conocer las dependencias del palacio, pero sobre todo atraídos por el zócalo de azulejos. Por eso resulta más curioso que no se hiciera antes una investigación un poco más a fondo».

La idea que le movió a escribir el libro es divulgar la historia de esta obra de arte aunando «el rigor de la investigación con la sencillez, porque mi idea es que la obra caiga en manos de cualquiera y le suscite interés; ese empeño lo puse también a la hora de explicar todo el proceso cerámico, que es muy complejo».

Para el autor, el valor técnico de la pieza es «insuperable, es uno de los zócalos de mayor calidad que salieron de la fábrica Nuestra Señora del Prado, que creó muchísimos e hizo buena parte de sus trabajos fuera de España. Hay algo que me llamó mucho la atención y es que hoy podemos ver el zócalo como un tebeo, con sus viñetas, con sentido correlativo, con esas leyendas que acompañan al texto situando la acción y el hecho histórico. Me ha parecido curioso ese afán de decorar y a la vez de ilustrar; uno entra ahí y parece que sale con la lección aprendida».

Viñetas en azulejos

Otro de los aspectos que le sorprende es el hecho artístico de mezclar, apunta, «la ciudad como la vemos ahora mismo pero situando los hechos históricos del pasado en la percepción que tenemos de la urbe;me parece muy curioso, porque acerca a la gente; uno sale del zócalo, ve lo que representa, sale a la plaza de San Pablo y sigue viendo lo que está en los azulejos de la pared. Esa mezcla de presente y pasado me asombra a nivel gráfico y ayuda un poco a conectar con las imágenes actuales».

Durante el proceso de búsqueda de documentación, una de las mayores satisfacciones que le ha reportado ha sido encontrarse con los dibujos originales que se hicieron para decorar los azulejos. «Esos papeles se conservan en Artesanía Talaverana, una empresa de Talavera de la Reina. Cuando la Fábrica Nuestra Señora del Prado cerró las puertas en 1961, se quemó casi todo su archivo y las piezas que había se vendieron al por mayor. En ese momento se abría la fábrica Artesanía Talaverana y el hijo de Ruiz de Luna le ofreció a esta factoría un contenedor con objetos al por mayor: dibujos, piezas sueltas, utillaje... y lo compró por cuatro perras. Curiosamente en ese contenedor había muchos papeles y por lo menos seis de los dibujos que sirvieron para realizar el zócalo de aquí. Y es más que probable que estén otros seis, pero hay tantos cientos de dibujos que se ve incapaz de remover todo aquello. Yo los fotografié, hay partes deterioradas y otras que se conservan bien y son dibujos magníficos. Para mí fue lo más gratificante».

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