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El museo al aire libre de Serrada aumenta sus fondos con dos obras de Pedro Monje

La familia del escultor andaluz ha donado al municipio vallisoletano las esculturas ‘Abstracción I’ y ‘Tótem de madera’

Alfredo Gómez

Viernes, 5 de diciembre 2014, 19:54

Serrada amplía su museo al aire libre con dos esculturas cedidas por la familia de Pedro Monje, fallecido en febrero del 2012, que se unen a las que el autor ya cedió en 1999, titulada La Palmera. Así lo confirmó Julio del Valle, concejal de Cultura de Serrada, en un acto celebrado en la Diputación de Valladolid, cargado de simbolismo, «para mantener la memoria y el legado de Pedro Monje Lara, escultor, ceramista, escritor y poeta».

En el acto en el que se firmó el acuerdo de la donación de las obras estuvieron presentes la viuda de Pedro Monje, María Luisa Pérez, y el alcalde de Serrada, José Antonio Alonso, además de los diputados provinciales Víctor Alonso Monje, de Economía, Turismo y Personal, que sirvió de anfitrión, y Julio del Valle, también concejal del municipio vallisoletano.

La primera de las obras lleva por título Abstracción I. Está realizada en el año 1990 y está tallada en hierro y cerámica, fue expuesta en 1991 en Segovia, en el Torreón de Lozoya, y pertenece estilísticamente al periodo denominado El símbolo y la materia.

«Consta de una estructura vertical realizada en hierro y otra pieza en cerámica que se incardina en horizontal en busca de un preciso equilibrio. Además, va decorada por ambas caras, una, a base de incisiones que dibujan estructuras geométricas y en la otra, en suave modelado, se representan, palomas acompañadas de símbolos lunares que revelan una sensibilidad poética», manifestó Montserrat Acebes, especialista en la obra de Pedro Monje.

Estructura prismática

La segunda representación, es un tótem de madera, fechada en 1997. Es una estructura prismática que se dinamiza mediante el juego de contrastes entre las ricas y cálidas texturas de la madera y la frialdad metálica de los clavos, que en forma divergente consiguen expandir la composición.

«En ella está presente una síntesis de arqueologías exóticas y lejanas, como apuntó Teresa Ortega, a las que se suman registros nuevos próximos a las vanguardias, con el fin de unir tradición y modernidad», aseguró Monserrat Acebes, quien destacó que el autor era «un observador silencioso y un amante de la naturaleza y que aprovechaba sus obras para transmitir sus valores».

Acebes señaló que «aunque había nacido en la localidad jienense de Lopera, Pedro Monje se sentía vallisoletano, porque aquí encontró la estabilidad que buscaba en su vida y él siempre decía que las personas son de donde se sienten queridas».

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