Un torrente de sonrisas

En su trayectoria como dibujante gráfico con sus famosas ratas, que comenzó hace 20 años en El Norte de Castilla, José María Nieto, que desde junio de 2013 firma sus viñetas en ABC, ha reflejado el mundo de las tradiciones de Castilla y León, de sus políticos, de sus colectivos y de sus ciudadanos, siempre con ironía y fino humor. La Junta ha editado el libro La Fuente del Jajajá, una antología del humor gráfico que Nieto ha publicado desde el año 2009 hasta el 2014, «dedicado a todos los compañeros que han perdido su trabajo en estos años tan difíciles para la prensa escrita».

José Antonio de Santiago-Juárez, consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, aseguró que el humor de Nieto, «me arranca la primera sonrisa del día», mientras que Manuel Erice, subdirector de ABC, destacó «la inteligencia, intuición y universo propio que el dibujante traslada al lector». Ellos arroparon a José María Nieto en la presentación del libro en el Monasterio del Prado, junto a familiares, compañeros, amigos y una amplia representación de políticos de todos los sectores «a los que agradezco que estén aquí porque han sido uno de los objetivos de mi sarcasmo» y destacó la presencia de Óscar López «al que he martirizado en mis viñetas, junto a Juan Vicente Herrera».

«Por cierto dijo Nieto, te habrás pagado tú el viaje desde Madrid, ¿no?, porque está lleno de periodistas», lo que generó una carcajada generalizada.

«Los humoristas gráficos exageramos y deformamos la realidad», aseguró José María Nieto, haciendo referencia a lo que el lector pude encontrar en su libro. Situaciones cómicas con un punto de seriedad, «aunque también con pinceladas más optimistas», en un trabajo para el que ha realizado «un ejercicio de memoria amarga», refiriéndose a la crisis que ha arrasado España en los últimos años.

También dedica una viñeta especial a Mingote, uno de sus maestros y a quien precisamente ha sustituido en ABC. También tiene un recuerdo para Paco de Lucía y para Villalar, donde el verdugo le dice a uno de los comuneros, «no se preocupe, solo son unos recortes».

El libro termina con una emotiva viñeta dedicada a la memoria de Isabel Carrasco.