Adiós al abuelo Manolo

«En mi carrera he tenido más malos que buenos momentos, pero si volviera a nacer sería actor. Siempre». Lo decía en una entrevista en El Norte hace dos años Pedro Peña Allén, nacido en Tordehumos, Valladolid, en 1925, y que ayer fallecía en Madrid a los 88 años, a las 12:30 de la mañana. Su hija Maribel confirmaba la noticia a las agencias y se consolaba al afirmar que su padre tuvo un «final relativamente dulce», después de varios años luchando contra el alzhéimLer. Ha fallecido, añadió, tras llevar unos días sedado debido a un fallo en los riñones por su «avanzada enfermedad».

Casi setenta años de carrera artística, prácticamente dedicada a la comedia, avalan la trayectoria de este actor vocacional que se subió por primera vez a un escenario con 14 años y que alcanzó la fama en la madurez gracias a la serie de televisión Médico de familia, un hito en la historia de la pequeña pantalla española, en la que encarnaba a Manolo, el padre ficticio de Emilio Aragón. Peña se incorporó al equipo con 70 años.

Aunque era un hombre de teatro «ese contacto que se tiene con el público es impagable», decía no dejaba de sorprenderse con el impacto de la televisión: «Te da esa popularidad que hace que tres meses entrando en todas las casas cundan más que cuarenta años de profesión», contaba a El Norte en 1998, cuando todavía le quedaba un año de grabaciones. Sin embargo, estaba encantado con su experiencia televisiva y siempre explicaba que no le costaba hacer su papel porque era «el mismo abuelo en la serie que en la realidad», entre otras cosas, lamentaba, porque «paso casi más tiempo con los nietos de la serie que con los de verdad».

Su hija Maribel, junto a él en casi todas las imágenes, describía ayer su definitiva decadencia: «El año pasado se cayó, se rompió la cadera y le tuvieron que hacer dos operaciones seguidas, y ahí ya esa enfermedad le dio fuerte. El mes pasado dejó de comer y se le olvidó tragar y empezó a debilitarse. Este mes ha estado en su habitación tranquilito, hasta que hace un par de días hubo que sedarlo, porque los riñones le funcionaban mal. Ha sido un final relativamente dulce».

25 años en el Apolo

Peña, al que «no le ha dado tiempo a cumplir 89 años», lamentaba su hija, falleció rodeado de sus hijos, sus nietos y «algún amigo»: «Cuando ya no estás en el candelero, ya no tienes a ningún amigo de los que has tenido, y es cierto que en los últimos años sí que se había quejado y había echado de menos a mucha gente», se dolía Maribel.

Nacido en Tordehumos el 14 de diciembre de 1925, pertenecía a una familia aficionada al teatro que, según cuentan en el pueblo, poseía un pequeño escenario en un salón de la casa en el que hacían representaciones teatrales. Cuando a los cinco años su familia partió del pueblo a Valladolid él ya había participado como mendigo en una obra de teatro organizada por sus padres y sus tíos. En su primer trabajo remunerado cobró once pesetas diarias por interpretar a un mirlo.

Pedro Peña Allén pasó 25 años trabajando en el Teatro Apolo de Barcelona, en donde protagonizó casi cuarenta montajes de revista, mucho de ellos en compañía del fallecido hace diez años Luis Cuenca, haciendo el acompañamiento cómico a vedettes de la talla de Tania Doris, entre otras muchas.

A finales de la década de los setenta, comienza a colaborar con la actriz Lina Morgan y junto a ella estrena en el Teatro La Latina de Madrid, las obras Vaya par de gemelas (1981-1983) y Sí al amor (1983-1985), que se convierten en dos de los mayores éxitos de taquilla del teatro español del siglo XX. Actúa también durante esa época en Que viene mi marido (1980), de Carlos Arniches, Esto es un atraco (1982), junto a Antonio Garisa y La tetera (1984), de Miguel Mihura. Posteriormente, en 1997, coincidiría con José Luis López Vázquez en Un par de chiflados, de Neil Simon.

Tras su paso por Médico de familia entre 1995 y 1999, que le hizo tan famoso que hasta protagonizó una campaña publicitaria de una empresa cárnica, intervino entre 2002 y 2005 en la serie de Antena 3 Un paso adelante. En 2009 vuelve a trabajar como colaboración especial en el célebre cortometraje En la memoria.

Enemigo de manifestar sus ideas para no ser identificado con ningún partido político, consideraba la dictadura de Franco «una dictablanda comparada con las actuales». De hecho, relataba que el único problema que tuvo con la censura durante el franquismo fue una multa de 6.000 pesetas (36 euros) que le impusieron por salir al escenario con la bragueta abierta y el pico de la camisa asomando, por supuesto, por un descuido.

Hace dos años publicó sus memorias con el título Pedro Peña: del cómico de la gracia seria al abuelo Manolo y en las que cuenta gran parte de las anécdotas e historias acumuladas en su carrera, desde aquella primera ocasión en que se escapó de casa para ver una función en el desaparecido Teatro Hispania hasta cuando, en los años setenta, aunque le diera vergüenza contarlo, «era todo un ídolo y apenas podía caminar por la calle sin que me pararan para felicitarme». Quizás por ello consideró «humillante» tener que presentarse al cásting de Medico de familia «tras 55 años de profesión».

A pesar de su reconocida trayectoria no fue un actor que recibiera muchas distinciones. No así en su provincia, donde recibió en 2003 el Premio de Teatro Provincia de Valladolid por «sus magníficas intervenciones en comedias, zarzuelas, revistas o sainetes» y donde el Teatro Zorrilla le homenajeó al dedicarle una Butaca de Honor, en cuyo respaldo figura una placa con su nombre. La Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid le ofreció la posibilidad de leer sus propios poemas ante sus seguidores en la apertura del ciclo El poeta y sus voces, en febrero de 2005.

En su pueblo, al que intentaba regresar todos los años mientras pudo y donde aún conservaba unos pocos familiares y poseía algunas propiedades, le rindieron un cariñoso homenaje el 30 de enero de 1999 al nombrarle Hijo Predilecto y dedicarle una plaza. Además fue el pregonero de las fiestas y el encargado de imponer la corona y las bandas a la reina y a las damas. Un año antes ya se había declarado un enamorado de su tierra y sus tradiciones al ser el responsable de hacer el Ofrecimiento de los Dolores, el Sábado Santo.

El Ayuntamiento de Tordehumos celebrará hoy a las 13:30 horas un pleno extraordinario por su muerte y decretará tres días de luto oficial. Ayer mismo el alcalde, Emilio Álvarez, viajó a Madrid para hacer llegar sus condolencias a la familia y depositar una corona de flores del pueblo de Tordehumos, informa Lorena Sancho.

La capilla ardiente del actor vallisoletano quedó instalada desde las 17:00 horas en el tanatorio de San Isidro, en Madrid, y hoy a las 14:00 horas se celebrará una misa en su recuero. Peña será incinerado y sus cenizas serán llevadas a su localidad natal, Tordehumos, por expreso deseo del fallecido. «Las cenizas irán a su pueblo, porque allí tiene una plaza y es donde le han dado todos los premios del mundo. Era lo que él quería», concluyó ayer su hija.