Borrar
Vázquez-Figueroa, en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid el pasado año.
«El libro que acabo de terminar puede reducir el hambre en África»

«El libro que acabo de terminar puede reducir el hambre en África»

Alberto Vázquez-Figueroa, autor de ‘Tuareg’, participa hoy en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla

elena g. castañón

Domingo, 28 de septiembre 2014, 12:39

Periodista, inventor y, ante todo, escritor. Facetas ocultas: ninguna. Debilidades: «las mujeres, pero eso nunca lo he ocultado», bromea Alberto Vázquez-Figueroa, que a tarde a las 20:00 protagonizará el Aula de Cultura de El Norte de Castilla en el Museo Patio Herreriano de Valladolid.

¿Qué tiene preparado para el Aula de Cultura?

Quiero que sea más que nada una conversación, nada preestablecido. Intentaré que sea ameno y que la gente no regrese a su casa con los pies fríos y la cabeza caliente.

En su último libro, Medusa, reflexiona sobre las tecnologías...

Sí. Y sobre el absurdo que significa que estemos siempre pendientes de ellas. El ser humano no puede ser esclavo de unas ondas electromagnéticas que se han convertido en los nuevos dioses y están haciendo daño a la sociedad. Vivimos en un país con un índice de paro bestial y los que más dinero ganan lo hacen moviendo solamente unas teclitas.

¿Se refiere a la piratería?

Claro. La cultura está acabando y el Gobierno español, en contra de lo que dice la Unión Europea, no hace nada. A mí me roban el 60% de mis libros. Al final trabajamos para ladrones y para Hacienda, que viene a ser lo mismo (risas).

Hace tiempo colgó en Internet un libro suyo de manera gratuita...

Sí, porque yo puedo regalar mis libros a quien quiera. Pero que alguien venda mis libros en la Red es robar.

Su novela Garoé será llevada al cine. ¿Es de los que piensa que una película estropea un buen libro?

Vender los derechos de un libro es como casar a una hija. Lo único que tienes que suplicar es que la traten bien. A mí me han hecho muchas películas de mis libros y la mayoría de las veces los han destrozado.

¿Qué le queda de su etapa de reportero de guerra?

Buenos recuerdos. Yo lo que quería en aquel tiempo era ver el mundo, aprender, tener cosas que escribir el día de mañana. Fue una de las cosas más importantes de mi vida, aunque a veces era muy duro, pero no puedes quejarte porque lo has elegido tú.

¿Se considera escritor antes que periodista?

Sí, mi primer libro lo escribí a los 16 años. El periodismo era un camino para seguir siendo escritor y para conocer el mundo.

Con más de 80 libros publicados, ¿qué más le queda por contar?

Acabo de terminar el único libro importante que he escrito en mi vida, porque puede reducir el hambre en los países africanos. Todos los alimentos que les enviamos necesitan agua, que es precisamente lo que no tienen. Los niños no se mueren de hambre, se mueren de disentería porque toman agua contaminada. Es una solución más lógica y más barata, de sentido común.

¿La cultura es un medio eficaz para cambiar las cosas?

Claro, siempre. No espere nunca ni que un militar ni que un político cambie el mundo. Los que cambian el mundo son los que piensan.

¿Echa de menos el desierto?

Sí, yo me crié allí. Es mi mundo, es lo que conozco bien. Me considero un estúpido por haber llegado a los 77 años y no haberme dado cuenta antes de que estamos cometiendo un error en la manera de ayudar a África.

¿Cuál es el peor enemigo de la cultura?

Los políticos. Consideran que la cultura está en contra del estatus. Cuanto más bruto sea el pueblo, mejor pueden gobernar los políticos.

¿Y usted tiene enemigos?

Los políticos. Son los enemigos de todos. Son como los hongos y salen en todas partes, pero hay que esperar que los que vengan sean mejores. En toda mi vida solo he conocido dos políticos absolutamente honrados. A uno lo envenenaron y al otro lo echó su propio partido porque no permitía robar.

¿Cuál su peor novela?

He escrito 40 novelas muy malas, es difícil elegir una (risas). Pero escribiendo malas novelas alguna vez se acierta y se hace alguna buena.

¿Como cuál?

Yo creo que la mejor siempre ha sido Tuareg, pero la más importante es la que acabo de terminar. No importa que uno sea mejor o peor escritor, lo que importa es que si el día de mañana se consiguen salvar una o 10.000 personas gracias a lo que aporta esta novela mi vida habrá tenido un sentido y todas las estupideces que he escrito habrán servido para algo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla «El libro que acabo de terminar puede reducir el hambre en África»