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Monasterio de Santa María de Valbuena.
El románico marca la ruta

El románico marca la ruta

La Fundación Santa María la Real divulga el encanto del arte de los siglos XI y XII con una guía que recoge un centenar de templos y vestigios de Valladolid, y se suma a las editadas sobre Palencia, Burgos, León, Soria y Zamora

Jesús Bombín

Domingo, 27 de julio 2014, 12:01

Una rendija por la que echar una mirada a la Edad Media a través de piedras, columnas, arcos, ábsides y cúpulas. Un viaje por páginas de papel que atrae a aficionados del patrimonio, al que se apuntan seguidores dispuestos a abismarse en la historia y descubrir su pálpito en monasterios, ermitas y vestigios levantados en los siglos XI y XII. A ese público se dirigen con éxito las publicaciones que edita la Fundación Santa María la Real, que desde su sede en la localidad palentina de Aguilar de Campoo ha hecho del románico una seña de identidad en torno a la que ha engarzado un proyecto que aúna rehabilitación de templos, visitas guiadas, investigación, publicaciones y creación de valor en torno a los bienes culturales del territorio.

La faceta divulgativa es una de las que más éxitos cosecha esta entidad, con 42 tomos publicados de la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica, obra dirigida inicialmente por el profesor Miguel Ángel García Guinea, y el arquitecto José María Pérez Peridis.

Los primeros pasos de esta iniciativa bibliográfica se dieron en 1989, cuando el Centro de Estudios del Románico elaboró un primer inventario del románico palentino al que seguirían después las provincias de Valladolid, Salamanca, León, Soria, Burgos, Zamora y Ávila. En 2007 se completó el recorrido por Castilla y León al sumar la única provincia que quedaba Segovia y, ante el éxito de esta colección, se ha sacado al mercado una segunda edición.

El último hito en la difusión de este estilo arquitectónico ha sido la publicación de la guía Todo el románico de Valladolid (216 páginas, 20 euros), una compilación de los testimonios románicos de la provincia, que cifra en torno a un centenar. José Luis Hernando Garrido, doctor en Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor de la UNED en Zamora, ha sido el encargado de elaborar esta recopilación, que se suma a la colección editada por la Fundación Santa María la Real correspondiente a las provincias de Burgos, León, Soria, Palencia y Zamora. «La enciclopedia del románico es más especializada, en tanto que la guía está pensada para recorrer las tierras de la provincia con el propósito de ver qué se ha mantenido de aquella época, sirve como instrumento de viaje con una voluntad didáctica, de ser herramienta de meter en la mochila y echar a andar en busca del románico», relata.

La publicación ofrece una introducción de carácter histórico y artístico con una relación de los edificios del románico provincial, acompañada de una breve descripción de los monumentos de la A a la Z, así como de un mapa desplegable de los vestigios existentes.

Frente a provincias como Burgos, Palencia, León y Segovia, fecundas en templos románicos de referencia, la de Valladolid ofrece un número menor de testimonios monumentales. «En el surgimiento del románico vallisoletano hay que tener en cuenta el proceso de repoblación más allá del Duero, donde diferentes familias, como los Ansúrez o los Téllez de Meneses, son promotores de algunas de las fábricas más importantes del género», apunta Hernando Garrido, que añade la aportación de las órdenes militares al levantamiento de edificios de esta cronología del último tercio del siglo XII. «El grueso del románico vallisoletano es de esta época, con excepciones como la iglesia de la Anunciada de Urueña, del 1.100, que responde a otro tipo de parámetros y criterios al plantear conexiones estilísticas con el románico catalán».

Las órdenes militares son otro de los vínculos de algunos edificios de la provincia con el románico. Santa María de Wamba, San Juan Evangelista en Arroyo de la Encomienda y la ermita del Cristo en Castronuño deben su origen a la implantación de la orden hospitalaria, ejemplifica Hernando Garrido, del mismo modo que otros edificios responden al influjo templario, como los templos de San Pedro Latarce, Mayorga y Ceinos de Campos, donde las bailías (circunscripciones bajo las que se organizaba la orden del temple) tuvieron gran importancia en el proceso de repoblación.

La guía deja constancia de la existencia de edificios románicos cuya construcción se inicia en piedra en la cabecera y se continúa en ladrillo, como los templos de Santervás y Fresno el Viejo. «El ladrillo tiene gran importancia en la provincia, aunque tenga aspecto morisco, pues a efectos espaciales y estructurales responde a pautas constructivas del románico, es el material que tienen más a mano en una zona donde no existen grandes canteras», señala el doctor en Historia del Arte, atribuyendo a razones «difíciles de adivinar» la combinación de ambos materiales. «Es posible que hubiera dificultades económicas en la explotación de las canteras o que quienes empezaron levantando un edificio acabaran marchando a otros centros de mayor envergadura, o que los alarifes (constructores en ladrillo) resultaran más baratos».

Asociaciones de amigos

En el ámbito monástico, la provincia vallisoletana cuenta con vestigios relevantes como la abadía de Retuerta, en Sardón de Duero, y el monasterio de Santa María de Valbuena, el de Palazuelos o el de la Santa Espina. A diferencia de zonas de Burgos y Segovia, donde el expolio ha sido uno de los enemigos del románico, en Valladolid su principal amenaza ha sido el abandono y la falta de estímulos para su conservación. Como iconos de la zona cita el autor de la guía la abadía de Retuerta, actual hotel de cinco estrellas, «de origen premostratense, una formación que debe mucho a los Ansúrez, y ocurre lo propio con Valbuena, fundación cisterciense creada a iniciativa de la condesa Estefanía de Armengol, emparentada con los Ansúrez; se trata de las dos fábricas monásticas más relevantes de la provincia».

Recuerda cómo en ambos cenobios tanto los monjes del Císter como los premostratenses optaron por plantar viñedo en un terreno «que ha resultado sobresaliente para este tipo de cultivo» y que en la actualidad está salpicado de bodegas.

La publicaciónTodo el románico de Valladolid responde, según los responsables de la fundación aguilarense, al interés que suscita este arte. Con una tirada inicial de 1.200 ejemplares, y editada con la colaboración de Cajamar Caja Rural, se ha concebido como instrumento didáctico y divulgativo en torno a una tipología artística que cuenta con miles de seguidores.

Ejemplo de ello es la Asociación de Amigos del Románico. Juan Antonio Olañeta, presidente de este colectivo con sede en Madrid, un millar de asociados y una publicación propia, es testigo del «fervor» que despiertan los templos y ruinas encuadradas dentro del románico, algo que no ocurre, por ejemplo con otros estilos como el gótico, el barroco o el neoclásico. «Buena parte de los edificios están enclavados en un entorno rural, cerca de montes o lugares de gran belleza paisajística, lo que aporta un atractivo adicional frente a las construcciones góticas asociadas a grandes Catedrales», anota.

Otra de las razones que encuentra para explicar el fenómeno es el halo de misterio levantado en torno al románico. «Es un tipo de arte del que se sabe menos porque la documentación conservada es mucho menor que la de edificios góticos donde se pueden rastrear contratos de artistas y otras informaciones; en fin, que hay un clima de enigma que lo hace atractivo, además de la simplicidad de sus formas, sus dimensiones más reducidas, a escala más humana, que lo convierte en un estilo muy interesante».

Constata que en España han surgido no solo asociaciones en torno al románico, sino a monasterios y edificios concretos con el fin de velar por su conservación, como es el caso de la Asociación de Amigos de Silos. En un intento de extenderse fuera de nuestras fronteras, Amigos del Románico ha fundado una entidad filial en Japón, que en su primer año de vida cuenta ya con cien miembros.

Del hechizo del románico es testigo la Fundación Santa María la Real, que realiza cursos que atraen durante el verano a más de 400 personas hasta Aguilar de Campoo para acercarse al contexto histórico de este arte medieval. A estos encuentros acuden tanto especialistas como público en general, que toma contacto o profundiza en el conocimiento de los templos de la zona a través de talleres y visitas guiadas. De ahí la apuesta por proseguir con la publicación de guías que recogen el trabajo de campo realizado por expertos de la Fundación Santa María la Real con una meta: completar el mapa del románico en España y hacerlo más próximo y conocido.

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