«El público del teatro es el más frágil que tenemos»

Una auténtica historia de amor, cargada de emociones y, además, un canto al entendimiento entre dos culturas. Todos estos son los ingredientes de La hermosa Jarifa, el espectáculo que esta noche se subirá al escenario de Olmedo Clásico para hacer disfrutar de la velada al público del festival. En palabras de su director, Borja Rodríguez, esta obra se convierte «en un bello sueño poético» capaz de transformar al espectador y hacerle reflexionar sobre la comprensión y el entendimiento «para que piense si hoy en día también existen esas dos cualidades en la ciudadanía».

El montaje surge a partir de la novela morisca de Antonio de Villegas titulada Historia del Abencerraje y de la Hermosa Jarifa, y narra la historia del moro Abindarráez, apresado en Andalucía por el cristiano Narváez cuando viajaba a ver a su amada Jarifa, la hija del alcalde de Coín. Narváez le da un plazo de tres días para viajar a verla y celebrar su boda, aunque tras ello deberá entregarse; si bien el moro, en vez de escapar, regresa y, tras la sorpresa del alcalde por su honradez, decide ser comprensivo con él.

«Este texto tuvo mucha importancia hasta el Romanticismo, pero después dejó de interesar a los autores», según comentó Rodríguez, quien aseguró que todo el equipo se emociona con esta preciosa historia de amor y «las decisiones vitales que los personajes deben tomar».

Para el director, también encargado de realizar la versión, este montaje tiene una «dinámica vertiginosa» gracias a las luchas, la puesta en escena y «el apasionante viaje que hace la música en esta función», donde ha colaborado el Aula de Música Antigua de la Universidad de Granada.

Arrojar esperanza

Rodríguez explicó que uno de los objetivos es poder conseguir que una persona entre en el teatro de una manera, con unos pensamientos y convicciones, y salga con otra mentalidad y «para ello el humor es fundamental». Ocho actores y dos músicos pondrán sobre las tablas de la Corrala del Palacio del Caballero una obra «que arroja esperanza» y en la que cada personaje «trama distintas peripecias divertidas, a pesar de ser una historia tremenda».

Fueron dos meses de «duro ensayo», pero contaron con la presencia de, entre otros, la coreógrafa Nuria Castejón, ligada a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, para llevar a cabo de forma práctica cada uno de los breves espectáculos que sobre el escenario de Olmedo se podrán ver esta noche. «La escenografía, las luces, la música todos son personajes que se suman a la función y sin los que la obra no sería lo mismo», señaló Borja Rodríguez, quien llega a Olmedo Clásico por primera vez.

«Quiero mostrar mi agradecimiento al festival por apostar por nuestro

montaje desde antes de levantarse el telón», según expresó el director, quien no dudó en afirmar que «el público del teatro es el más frágil de todos» y que por ello Olmedo Clásico cumple una función importante, facilitando la difusión de los clásicos entre todo el mundo.

Y como ejemplo de fragilidad, indicaba que «alguien puede ir al cine y no gustarle una película, pero acaba volviendo; sin embargo, en el teatro, si una persona asiste a ver una obra y no le gusta es difícil que venga otra vez, a no ser que tenga lazos con el teatro». Así se lamentaba Rodríguez, y seguidamente lanzaba una petición a todos aquellos profesionales del mundo de la escena para que «se sientan en la obligación de no aburrir al público y mostrar siempre un diálogo entre la obra y el espectador».

Entre los proyectos de futuro del director se encuentra un nuevo montaje titulado 900 días, que contará con la presencia de muchos de los actores que hoy estarán en el escenario olmedano. Se estrenará el 18 de octubre en el Teatro Paco Rabal de Madrid y acercará una historia, que fusiona realidad y leyenda, de una compañía de cómicos que alimentaba el espíritu en una época difícil, convirtiéndose así también en «un canto a la esperanza» como La hermosa Jarifa.