«El teatro español vive una situación de bonanza creadora»

Alfonso Zurro (Salamanca, 1953) cuenta más de una treintena de obras teatrales en su haber particular como autor y director. Entre ellas, varios lopes, como el que esta noche trae a Olmedo. Los actores de la Compañía de Teatro Clásico de Sevilla, bajo las órdenes de Zurro, subirán al escenario de la Corrala para dar vida a los personajes de La Estrella de Sevilla.

No es la primera vez que viene a Olmedo. ¿Cómo es el ambiente de este festival?

Estuve una vez solamente, hace unas temporadas. Olmedo siempre es un lugar especial, sobre todo por lo que significa en nuestra tradición cultural. Para nosotros que somos de Sevilla, actuar en Olmedo es un lujo. Olmedo o Almagro son lugares referenciales donde parece que tienen el clásico inyectado.

La compañía ha interpretado obras como Don Juan Tenorio, La Celestina, El Buscón... ¿En algún momento notaron un punto de inflexión o un avance como conjunto teatral o respecto al público?

Nosotros hemos ido avanzando en todas nuestras propuestas y cada vez intentamos ir a más. Sí que tenemos un grupo de espectadores fieles a la compañía y además se va ampliando nuestro radio de acción fuera de Sevilla. No somos una compañía cerrada, sino abierta a casi todos los actores sevillanos, y que se configura dependiendo de la obra. Pueden variar los actores o mantenerse.

¿Qué vamos a ver sobre el escenario con La estrella de Sevilla? ¿Cuál es el punto fuerte de la obra?

La obra trata sobre el problema del poder absolutista que estaba por encima de todo y dominaba todos los caprichos y de un Rey que se enamora a primera vista de una sevillana, Estrella Tavera. Decide que la tiene que

conseguir como sea y para ello prepara algún que otro asesinato. Está basada en leyendas y en varios sucesos históricos que pudieron ser reales y a partir de ahí Lope de Vega trabajó la obra. Ha pasado por varias manos, se dice que tiene parte de Lope, otra parte que son añadidos... Hay bastante discusión sobre si el 100% es de Lope.

También hay quien cree que puede pertenecer a Andrés de Claramonte o a otros autores. ¿Hay algo en la obra que se pueda atribuir indiscutiblemente a Lope?

Conociendo a Lope, tengo la sensación de que hay cosas suyas y otras que no. Hay unas tiradas de verso y una forma de estructurar el conflicto que es muy de Lope. La obra pudo ser un original de Lope pero en aquellos tiempos pasaban de los derechos de autor, así que es posible que se fuera reescribiendo y pasando de unas manos a otras.

Lope de Vega está presente casi todos los años en el Festival de Olmedo y es uno de los autores más representados dentro del clásico. ¿Las compañías tienen predilección por él, la tiene el público o es una conjunción de ambas cosas?

Hay dos autores del Siglo de Oro, Calderón y Lope, que están por encima. Tienen una obra muy amplia, unas piezas muy fundamentales. Siempre que se mira a Olmedo, a Cáceres, a Almagro... hay mucha obra de Lope y de Calderón. Lope es un referente para cualquiera que quiera hacer teatro clásico porque a la calidad de sus versos, a la forma de estructurar las obras o a la profundidad de los personajes no llegan otros autores.

La obra transcurre en la época de Felipe IV. Hoy reina otro Felipe... ¿podemos extrapolar el argumento a la actualidad?

Sí, hay una crítica al poder absoluto, que hoy en día no está en manos del Rey, sino de otra gente que no conocemos y que llaman macroeconomía, mercados, etc. Ahora los caprichos de esta gente ya no son sentirse atraídos por una dama, sino otros caprichos económicos que pueden hundir las naciones. Eso también son poderes absolutos que no tenemos al alcance de la mano.

Es profesor en la Escuela de Arte Dramático de Sevilla. ¿Cómo ve a las nuevas generaciones?

Yo creo que salen de las escuelas mucho mejor preparadas. Tenemos una generación extraordinaria de actores, actrices, autores, iluminadores, escenógrafos... Estamos viviendo una etapa magnífica en el teatro español contemporáneo y creo que se debería apoyar mucho más para aprovechar esta situación de bonanza creadora.

Esa bonanza creadora choca contra la otra situación actual, que es la económica...

Cuando miras el teatro desde el punto de vista económico la situación es terrible. Se van cerrando teatros, las compañías desaparecen, los ayuntamientos han dejado de apoyarnos... Pero la parte creadora es extraordinaria. Puede ocurrir que estemos pasando una crisis terrible que no se

sabe cuánto durará, pero es una época excelente para el teatro, que desgraciadamente no tiene la posibilidad de llegar a los espectadores como debería.

Aun así, ¿el espectador mantiene el interés por el teatro?

Sí, pero menos. La crisis se nota en los teatros de taquilla porque la gente tiene menos dinero. En Sevilla, los teatros que funcionan han bajado mucho. No quiere decir que el teatro haya bajado de calidad, de hecho yo creo que ha subido.

Si tuviera que elegir, ¿prefiere el teatro clásico o el contemporáneo?

Yo me muevo muy fácilmente en los dos terrenos. No tengo ningún problema. El contemporáneo está más apegado a hoy y a una realidad muy directa, pero el clásico abre unas puertas muy atractivas, sobre todo por la belleza del verso. El mundo barroco es maravilloso. Yo disfruto con los dos igual. Además, algunos clásicos mantienen su vigencia, porque se pueden leer y entender de otra forma a través del tiempo.

¿Una obra que tenga pendiente de llevar al escenario?

Ahora mismo lo siguiente que haré será una cosa referida al centenario del Greco, que estrenaré en Toledo. Pero Fuenteovejuna es una obra que me atrae mucho y nunca he tenido la posibilidad de montarla. De momento.