Secciones
Servicios
Destacamos
elena g. castañón
Viernes, 18 de julio 2014, 09:52
La Corrala del Palacio del Caballero de Olmedo se iluminará de nuevo esta noche y hasta el próximo 27 de julio con las luces del teatro clásico. Los encargados de subir el telón de la novena edición del Festival de Olmedo serán los miembros de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico que, a las órdenes de Josep María Mestres, darán vida a los versos de Lope de Vega con la representación de La cortesía de España. A partir de las 23:00 horas, el ambiente de la Villa del Caballero quedará impregnado de los ecos de uno de los dramaturgos más célebres del Siglo de Oro español, protagonista de la presente edición con otras tres representaciones de su autoría.
La cortesía de España relata la historia de Don Juan de Silva, personaje que se compromete, al salvar a una mujer de un lance trágico una violación segura, a honrarla haciendo gala de su cortesía española. «Esto lleva al protagonista a renunciar al amor que nace por ella y que no puede desarrollar por el miedo a vivir una pasión amorosa», resume Josep María Mestres, director de la obra, quien se confiesa «rendidamente enamorado» de este texto de Lope y de la «belleza impresionante» de su verso desde el primer momento en que Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, le propuso dirigir La cortesía de España.
Mestres (Calaf, Barcelona, 1959), que asegura que la obra de Lope de Vega le viene «como anillo al dedo» a la compañía porque «los personajes tienen más o menos la misma edad que los actores», llevó a cabo un laborioso proceso de selección de los intérpretes. Además de los castings, los miembros de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico participaron en una serie de talleres de formación preparatorios previos a los ensayos del espectáculo a los que Josep María Mestres asistió durante una semana. «Los fui conociendo y viendo cómo trabajaban y a partir de ahí elaboré el reparto», explica el director.
El cometido de los actores tampoco resulta sencillo y su dificultad reside en «hacer malabarismos con el verso y las emociones para que el mensaje de Lope llegue al espectador con belleza, nitidez y certeza», resalta Mestres. Sin embargo, la lírica del texto no debe interpretarse como un obstáculo, sino como «las vías del tren que permiten que la obra no descarrile en ningún momento, aquello que lleva el ritmo, da el color y el tono», expresa el director de La cortesía de España. Los cambios de escenario de las diversas tramas que componen el argumento de la obra tampoco suponen un problema y el carácter de «road movie del Siglo de Oro» que le confieren Mestres y su equipo aporta dinamismo y se plasma en una cuidada puesta en escena.
La antigüedad de los clásicos, en ocasiones, se ve reflejada únicamente en la fecha de publicación de dichas obras. Así lo contempla Josep María Mestres, quien defiende que «los buenos autores siempre serán actuales», al menos «mientras el hombre sienta, sufra y busque la felicidad y la realización personal». El teatro recoge las aspiraciones del ser humano y su intento de entender el mundo, tal y como afirma el director catalán, por lo que el sentido del teatro recae en «escuchar palabras que te hagan vibrar, sentir y reconocer en tu propia experiencia».
Temas contemporáneos
«Un clásico tiene sentido en tanto en cuanto nos está contando cosas de nosotros mismos. Podemos mirarnos en el espejo de un clásico», apunta Mestres. El director de La cortesía de España afirma que Lope habla en esta obra de «la necesidad del ser humano de querer y ser querido, del amor vivido de una manera inmadura, de celos, de posesión y esto interesaba tanto en el Siglo de Oro como en el siglo XXI. Siempre hablamos de lo mismo, la cuestión es cómo lo contamos».
La compañía madrileña Ron Lalá, que combina teatro, humor y música en directo para hacer sus espectáculos originales y únicos, recibe mañana en el Festival de Teatro Clásico de Olmedo el premio del público que consiguió el año pasado con la obra Siglo de Oro, siglo de ahora (folía). Este espectáculo, que se representó en la Villa del Caballero bajo la dirección de Yayo Cáceres y que ya había conseguido el Premio Max 2013 a la Mejor Empresa/Producción Privada de Artes Escénicas, conquistó a los espectadores con su particular lenguaje teatral cargado de comicidad.
El Festival de Teatro Clásico de Olmedo representa una oportunidad ineludible para defender la cultura como una necesidad y no como un lujo. Así lo cree Josep María Mestres, que asegura que quienes trabajan tras el telón «aspiran a crear mejores personas y esto hay que reivindicarlo en Olmedo y en todos los lugares en los que podamos actuar».
El director, que comparte esta labor con la vertiente pedagógica e interpretativa del teatro, se confiesa en proceso de formación aún y conserva intacto el «interés y la pasión» por el trabajo que desempeña. «La edad te hace consciente de la responsabilidad que conlleva llenar dos horas de la vida de las personas, de explicarles algo para que no salgan del teatro como habían entrado, sino que hayamos conseguido despertar algo en ellas», afirma Josep María Mestres.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.