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Los invitados, en un momento de la cena servida en las instalaciones de la bodega Liberalia.
Gustosa cena buñueliana y buen vino

Gustosa cena buñueliana y buen vino

El historiador Ian Gibson apadrinó ayer la DO de Toro en las bodegas zamoranas Liberalia

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Martes, 24 de junio 2014, 12:54

En la relación de «amor-rabia» que une a Ian Gibson con España, la gastronomía de nuestro país está sin duda incluida en el primer elemento del tándem. Pudieron comprobarlo ayer los asistentes que acompañaron al historiador Ian Gibson en las bodegas toresanas de Liberalia. Arropado por Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla, y en presencia de personalidades de la cultura regional, Gibson apadrinó la DO de Toro con su ilustre rúbrica en una de las barricas del rico brebaje. «Por fin, en Liberalia. Qué alivio. Y gracias por todo», estampó el irlandés junto a firmas de otros hombres de letras como Antonio Colinas. Un brindis con espumoso Ariane, unas risas, algunas presentaciones. Y a prepararse para el ágape, en palabras de Juan Antonio Fernández, responable de las bodegas, «una cena buñueliana».

Secuestrado literalmente de los admiradores que le pedían una dedicatoria en sus libros tras El Aula de Cultura de El Norte, al hispanista no pareció molestarle el rapto. «No pasa un día sin que me ponga frente a una rica botella de vino tinto», decía el escritor, que se confiesa amante del producto vínicola, al igual que lo es de la cultura española a través del brillante triángulo que tan profundamente ha estudiado, Dalí-Lorca-Buñuel. Gibson es una verdadera enciclopedia andante sobre los grandes creadores españoles, así que rescata algunos elementos gastronómicos que confesaba Buñuel: él era más de ginebra, decía que el vino tinto no hacía que volase su imaginación».

Antes y durante la cena, el riego necesario fertilizante de la conversación: Liberalia 1 dulce natural y Liberalia 4 Crianza, este último adornado con etiquetas de lujo: unas con la imagen del cineasta y otras, con el logo del 160 aniversario de El Norte de Castilla. El taller de la Fundación Intras proporcionó unas chapas en recuerdo del día, que lucieron los comensales. Vino y letras en simbiosis total, ayer más que nunca en tierras castellanas, bien mezclados en bocas de los paladares agradecidos de poetas, artistas y representantes de medios de comunicación.

Todos ellos degustaron un banquete muy bien diseñado, dedicado al cineasta aragonés. No podía faltar el jamón de Teruel; paté de aceituna ibérica y melocotones en almíbar, ambos manjares procedentes de Calanda, la localidad de origen de Buñuel. También sardinas en conserva, guacamole mexicano, buñuelos artesanales de Medina de Rioseco y, cómo no: queso, salchichón y chorizo ibéricos, un guiño cariñoso a la condición de irlandés muy mediterránea de Gibson.

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