CRISTINA MARTÍN
Jueves, 1 de enero 1970, 01:33
Tras un fin de semana cargado de acrobacias, muestras de malabares imposibles y espectáculos mágicos, Circolmedo puso punto final a su séptima edición con un Cabaret repleto de buen humor a cargo de la compañía catalana Elegants, formada por cuatro artistas de circo que llevan subidos en el escenario muchos años, y que acercaron hasta la villa del Caballero una propuesta dinámica, divertida y con números muy diferentes.
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La Corrala del Palacio del Caballero, que ha presenciado durante estos días el circo en estado puro, acogió a casi 800 personas, prácticamente alcanzaron de nuevo el lleno absoluto, para ver uno de los dos únicos espectáculos que contaba con entrada en este festival, y con un precio de dos euros.
Dico, Ramiro, Ignasi y Boni se ganaron al público con una puesta en escena divertida que combinaba distintas técnicas de circo como el trapecio, los equilibrios, el mástil chino, el monociclo y los malabares. Así, tanto pequeños como adultos disfrutaron de una tarde entretenida, en la que el calor, de nuevo, volvía a dejarse caer en la villa olmedana.
Dico, formado por la Escuela Nacional de Circo de Brasil y especialista en acrobacias con trapecio, monociclo y balanza rusa realizó uno de los números que dejó más impresionados a los asistentes en el que, a modo de barman, realizó diferentes malabares con botellas, vasos y una tabla, todo ello acompañado de un baile tropical.
Ignasi Gil, también brasileño, especialista en la técnica aérea y los equilibrios increíbles en el mástil colocado en el centro del escenario, que invadían sus compañeros durante la actuación de forma cómica.
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Por su parte, Ramiro demostró su destreza como malabarista con un número de baile inspirado en los años 30 y en el mundo del jazz. La música estuvo presente durante todo el espectáculo y más aún durante su número de mazas, al que iba sumando una más a cada momento.
Boni, el más veterano del grupo y con treinta años como artista de circo recorriendo buena parte del mundo, realizó números animados con sus monociclos. Sin él, pero con su presencia en el escenario, sus compañeros preparando un número final simulando que eran nadadoras sincronizadas, con el vestuario perfecto para la ocasión y realizando curiosas acrobacias sobre un trapecio.
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Desfile con todo lo aprendido
Una veintena de jóvenes de Olmedo que durante el fin de semana han realizado talleres circenses de pinturas, probaron a ser malabaristas e incluso acróbatas, desfilaron en la tarde de ayer por las calles olmedanas para mostrar todo lo aprendido en tres días de la mano de sus monitores.
Un grupo de chicas, subidas en zancos, realizaron todo el Pasacalle sin dificultad, aunque se notaba que los nervios y el cansancio podían cada vez más. Desde la Corrala salieron los jóvenes olmedanos hasta los Patios de San Pedro, donde realizaron una corta parada para volver hasta el Palacio del Caballero, el lugar donde han podido dar rienda suelta a su creatividad en días pasados en cada taller en el que han participado.
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El Espacio Joven de Olmedo organizó estas actividades con el fin de acercar a los jóvenes el arte circense, y animar a que la cultura y el encanto del circo siga latente entre los vecinos de esta villa castellana, donde ayer culminó uno de sus principales festivales, que ha reunido a miles de personas con un mismo fin: disfrutar de la magia del circo.
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