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El monstruoso crimen de Liaño
Crónica negra

El monstruoso crimen de Liaño

José Reñones se enfrenta a la prisión permanente revisable y otros 25 años de cárcel por el asesinato de su hija de once meses y su expareja

Sábado, 1 de febrero 2025, 07:31

Eva Jaular y José Reñones empezaron a salir juntos hace ya seis años. Ella había tenido dos hijos de una relación anterior, pero eso no fue un impedimento para tener una tercera hija con su nueva pareja. El 23 de diciembre de 2020 nació la pequeña Eva. Durante sus primeros meses de vida, Eva tuvo que soportar «numerosas expresiones de desprecio» y «una total falta de afecto» por parte de su padre, cuentan la abuela y la tía de la menor. José había sido condenado dos años antes por violencia de género y por quebrantamiento de condena.

En noviembre de 2021, volvió a las andadas. Eva lo denunció por maltrato físico y por amenazarla de muerte y el juez le impuso una orden de alejamiento. Sin embargo, un mes después se la saltó y acudió a casa de Eva, situada en Liaño de Villaescusa (Cantabria). Allí tuvieron una discusión. La Guardia Civil lo desalojó de la vivienda, pero, minutos más tarde, José regresó a la casa y, según los agentes, asesinó cruelmente a su hija y a su expareja.

Por estos hechos se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable y otros 25 años de cárcel. A partir del próximo 7 de febrero será juzgado por un tribunal del jurado en la Audiencia Provincial de Cantabria.

Según sostienen los investigadores, Eva Jaular había decidido finalizar la convivencia con José Reñones, reanudada a mediados de noviembre de 2021 pese a que entre ambos existía una orden de alejamiento en vigor como consecuencia de la denuncia previa por malos tratos en el ámbito familiar. Este hecho se lo comunicó Eva a su prima en una conversación de WhatsApp en la que transmitió el profundo temor que le provocaba la conducta de Reñones al temer una reacción violenta hacia ella o su hija.

En la tarde del 15 de diciembre de 2021, Eva concertó una cita con un hombre con el que había tenido relaciones anteriormente, con el que acordaba verse en la tarde-noche del día 16 (el día del crimen), aunque el encuentro no llegó a producirse.

A las 14:04 horas de ese día, Eva llamó a la Guardia Civil y comunicó que su ex pareja se encontraba en la vivienda de Liaño. Tras acudir la patrulla y no poder acceder al domicilio, solicitaron a Jaular que les proporcionase las llaves de acceso y que abandonase el lugar hasta que realizasen las oportunas gestiones. Cuando accedieron a la vivienda, la patrulla se encontró en su interior a Reñones, que recogió sus pertenencias, entre las que se encontraba su móvil, y abandonó la casa, siendo citado para comparecer al día siguiente, 17 de diciembre, en el cuartel de El Astillero, para la instrucción de diligencias por un delito de quebrantamiento de condena. «Esta actuación de la patrulla de la Guardia Civil deja patente que Reñones abandonó el domicilio de Eva sobre las 16:15 horas, cuando ella no estaba en su interior, y que la casa estaba ordenada y sin desperfectos visibles en el mobiliario».

Según la declaración de una testigo, tras abandonar la vivienda, Reñones volvió sobre sus pasos una vez que la Guardia Civil se marchó de la zona, y sobre las 16:30 horas del día 16 vio de nuevo al investigado regresando hacia el domicilio -saludándolo al pasar- e introduciéndose en el garaje de la vivienda. Pasados unos veinte minutos (serían las 16:50 horas), esta testigo escuchó cómo el detenido estaba partiendo leña en el citado garaje. «Este último detalle se confirma con el hallazgo de un hacha y las astillas de uno de los palés que se encontraron en el patio», según los investigadores.

Otra testigo afirma que observó a Reñones andando por la carretera principal en dirección a la localidad de Liaño para, posteriormente, volver sobre sus pasos en dirección a San Salvador, donde posiblemente se «volvió a introducir en su domicilio». Este extremo se ratifica con el estudio de ubicación del terminal del investigado, que lo ubicaba en la zona de la vivienda en dos tramos horarios, entre las 16:17 y las 17:28h. Posteriormente, tras un periodo de inactividad, le volvía a situar en la vivienda a las 18:32 horas.

En este lapso temporal, entre las 16:00 y las 17:00 horas del 16 de diciembre, tras facilitar una llave de su vivienda a los agentes, Eva se trasladó a Santander a recoger a su hija. Durante el trayecto intentó contactar con dos personas, no obteniendo en primera instancia respuesta de ninguno de ellos. También contactó con el amigo con el que había quedado para contarle que había llamado a la Benemérita, que se llevaba a su expareja, y que la cita que habían concertado se mantenía.

Sobre las 17:00 horas de ese día, según el informe de ubicación de los dispositivos y la manifestación de una testigo, Eva regresó a su domicilio junto a su hija y cuando accedieron a él se encontraron en su interior a Reñones. La autopsia establece la data de la muerte de ambas entre las 17:00 y las 21:00 horas. Por lo tanto, los agentes estiman que la agresión que provocó el posterior fallecimiento de madre e hija se produjo en un periodo temporal aproximado comprendido entre las 17:08 y las 17:44 horas, en un momento cercano a su llegada al domicilio. «Reñones agredió a ambas utilizando un arma blanca, golpeando a Eva y estrangulando al bebé».

«Eva intentó defenderse e hizo todo lo posible para proteger la vida de su hija»

Guardia Civil

Para poder llegar a este conclusión y acotar el tramo temporal, se contrapuso el estudio de ubicación del terminal móvil de Eva Jaular con la manifestación de un testigo, que en su declaración afirmaba que sobre las 17:30 horas, cuando se encontraba en el barrio de la víctima, escuchó a una mujer gritar «¡Socorro, socorro, mi hija!» y que ese grito provenía de alguna casa de la misma barriada, a unos 100 o 150 metros. «Eva intentó defenderse e hizo todo lo posible para proteger la vida de su hija, llegando a gritar pidiendo ayuda. El hecho de tener que defender al bebé y la diferencia física con el agresor, así como la violencia con la que este las acomete usando una arma blanca, creando una situación desproporcionada, hizo que le resultara imposible lograr la huida del lugar».

Ocultación de los cuerpos

El hecho de que las dos víctimas llevasen la ropa de abrigo con la que iban vestidas y la forma en la que la madre portaba el bolso con los enseres del bebé (colgado al hombro) ratifica la hipótesis de que Eva y su bebé pudieron ser atacadas en el momento de acceder a la vivienda o bien momentos antes de abandonarla, «de ahí el hallazgo de evidencias dispersas junto a la puerta de acceso al patio».

Patio de la vivienda en el que aparecieron los cuerpos sin vida de Eva y su bebé de 11 meses. Daniel Pedriza

Los agentes comprobaron que la víctima no contestaba a las llamadas que recibió de la Guardia Civil de El Astillero ni a las de uno de sus contactos, ni a los mensajes de WhatsApp que recibió a partir de las 17:44 horas, lo que permite inferir que, «como consecuencia de la agresión quedó en una situación que la incapacita para hacer uso de su teléfono». Sobre esta circunstancia, los investigadores señalaron que al estudiar las conversaciones que Eva mantiene con el chico de su cita antes y después al tramo horario donde se produjo la agresión, detectaron que la víctima «pasa de emplear audios a mensajes escritos cortantes, donde se aprecia un llamativo cambio de tono, que también se da en la conversación con otro de sus contactos».

Resultó llamativo para los agentes que en esos mensajes escritos le comunicase a su amigo, «de forma repentina», su intención de no pasar la noche en su domicilio, lo que suponía un cambio radical con lo que le había transmitido poco antes en un audio donde incluso le preguntab si no le importaba que estuviese la niña. Además, Eva no avisó de este cambio de planes a ninguno de sus familiares cercanos, como hacía siempre que llevaba a la niña para que se hiciesen cargo de su cuidado.

La misma circunstancia se observó en la conversación con otro de los contactos de Eva, que la llamó a las 17:44 horas del mismo día sin obtener respuesta. En ambas conversaciones, se apreció el empleo de una forma diferente de redactar los mensajes, en especial en un detalle al escribir la palabra 'que'. Eva no la escribía completa, empleaba 'q', a diferencia de Reñones, que suele escribirla completa. Con todo esto, los agentes dedujeron que fue el detenido quien redactó esos mensajes, evitando contestar a las llamadas de teléfono para no incriminarse en los hechos e intentar ocultar lo que había ocurrido.

La Guardia Civil busca el arma blanca con la que se perpetró el doble crimen de Liaño; la concentración en el municipio por la muerte de Eva y su hija; y el acusado José Reñones llegando a declarar a un juzgado de Santander. Daniel Pedriza y EP
Imagen principal - La Guardia Civil busca el arma blanca con la que se perpetró el doble crimen de Liaño; la concentración en el municipio por la muerte de Eva y su hija; y el acusado José Reñones llegando a declarar a un juzgado de Santander.
Imagen secundaria 1 - La Guardia Civil busca el arma blanca con la que se perpetró el doble crimen de Liaño; la concentración en el municipio por la muerte de Eva y su hija; y el acusado José Reñones llegando a declarar a un juzgado de Santander.
Imagen secundaria 2 - La Guardia Civil busca el arma blanca con la que se perpetró el doble crimen de Liaño; la concentración en el municipio por la muerte de Eva y su hija; y el acusado José Reñones llegando a declarar a un juzgado de Santander.

Por otro lado, los investigadores señalaron que los daños que existían en la vivienda se produjeron después de que Reñones abandonase la casa, a instancias de la Guardia Civil, provocados especialmente en el mobiliario y enseres relacionados con el bebé. Llamaba particularmente la atención la cuna destrozada a hachazos, tal y como se observó en la inspección ocular del escenario del crimen.

Además, los agentes sostuvieron que, tras cometerse los hechos, se ocultaron los cuerpos en el patio de la vivienda, tapados con diversos enseres, de forma que dificultaba que fuesen encontrados con facilidad, siendo necesario manipular el escenario del crimen y el lugar de ocultación para poder localizarlos. También concluyeron que, tras el crimen, el autor permaneció en la vivienda durante un «periodo de tiempo prolongado».

En la mañana del 17 de diciembre, sabiendo que a partir de esa hora la ausencia de las víctimas podría llamar la atención de sus familiares, tras limpiar el móvil de Eva, el sospechoso lo arrojó cerca del lugar donde ocultó los cadáveres, y, a continuación, sobre las 08:27 horas abandonó la vivienda en dirección al supermercado Eroski, donde adquirió algunos productos, para después dirigirse al acuartelamiento de El Astillero, donde había sido citado esa mañana. En ese momento es cuando se produjo su detención formal y se localizaron los cuerpos sin vida de Eva y su hija en el patio de su vivienda.

Las «numerosas contradicciones» del único sospechoso

A lo largo de su minuciosa investigación, la Guardia Civil ha recopilado hasta ocho indicios que acorralan al acusado, que mantiene su inocencia hasta el momento. Existen señales físicas compatibles con signos de lucha y de autolesiones en Reñones (tenía una herida en un nudillo de la mano derecha, hematomas en ambos antebrazos y cortes en el antebrazo derecho) y en el caso de su expareja se aprecian signos de lesiones compatibles con «reacciones de defensa».

Además de que no han aparecido restos de terceras personas, se han encontrado vestigios de ADN humano en la mantita de la niña, que corresponden con su madre y Reñones. «Esta era una prenda que se encontraba guardada en un bolso canastilla que portaba el cadáver de Eva Jaular y que Reñones no usaba de ningún modo pues no se hacía cargo en ningún momento del cuidado de su hija».

Los investigadores descartan la participación de terceras personas en la comisión de los hechos. «Se descarta la implicación de las dos personas (dos amigos, según la propia declaración de Reñones) que se comunicaron con Eva momentos antes de su muerte. El análisis del tráfico de las antenas de telefonía que dan cobertura al lugar de los hechos determina que los teléfonos de estas dos personas no tienen actividad en el tramo temporal en el que se cometió el doble crimen.

Además, la Policía Judicial hace referencia a las «numerosas contradicciones» en las que incurrió el detenido, «realizando cambios de narración en el devenir de los hechos, desconociendo el porqué de esa forma de actuar». Según señalan los investigadores, el sospechoso «hace un relato de los hechos que no se corresponde con los acreditados en la investigación, en particular en lo relacionado con los lugares donde permaneció después de que la patrulla de la Guardia Civil le instase a abandonar la vivienda donde se hallaron los cuerpos (horas después)».

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