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Javier Martínez
Lunes, 27 de noviembre 2023, 13:30
Actuar con una desconfianza racional y sentido común es el mejor consejo para evitar estafas, robos al descuido o suplantaciones de identidad que pueden arruinar nuestra vida. Hay mil maneras de engañar: chollos increíbles en páginas webs, relaciones amorosas en redes sociales, encuentros virtuales o ... en la calle con personas desconocidas, inversiones con noticias falsas de famosos como reclamo, visitas inesperadas de un revisor del gas, llamadas, mensajes o correos de fuentes no fiables...
Pero solo hay una manera de no caer en la trampa: obrar con prudencia antes de tomar una decisión. «Hay que desconfiar cuando te ofrecen una oportunidad increíble o una inversión con unos intereses que no da nadie», afirma David, subinspector del Grupo de Delincuencia Económica de la Policía Nacional de Valencia. «Y si además no habías pedido esa información que parece extraordinaria, y te insisten o presionan para que envíes una cantidad de dinero con la excusa de que se acaba el plazo o caduca la oferta, todavía hay más motivos para sospechar que se trata de una estafa», añade el subinspector experto en la investigación de delitos económicos.
Los profesionales del engaño se aprovechan de las personas más vulnerables, pero también de la ingenuidad y avaricia de algunas víctimas, y suelen usar las mismas trampas para conseguir su botín. Consciente de ello, la Policía alerta en las redes sociales sobre los métodos delictivos, difunde consejos para prevenir estafas e imparte charlas sobre seguridad en centros de jubilados. Cuando realizamos una compra debemos adoptar precauciones, utilizar métodos de pago seguros y desconfiar de webs desconocidas, enlaces a través de fuentes no fiables y anunciantes que no proporcionan un número de teléfono identificable.
«Si vemos en internet un chollo debemos indagar sobre la supuesta oferta, buscar la opinión de otros compradores e introducir los datos en otros buscadores por si algún usuario alertara de algo raro», aconseja otro policía experto en estafas. «Nunca debemos enviar una foto de nuestro DNI a nadie, y si no tenemos más remedio porque lo exige el banco tenemos la opción de pixelar la cara o insertar una marca de agua», explica David. «Un DNI en manos de un estafador puede arruinar la vida de la persona a la que suplantan, y por eso hay que presentar una denuncia en caso de extravío del documento o sospecha de que alguien ha usurpado nuestra identidad», agrega el subinspector de la Policía Nacional.
Las estafas telemáticas son las que mayor auge tienen ahora, y desde la pandemia hay cada vez más víctimas de avanzada edad, personas mayores que se iniciaron hace poco tiempo en las redes sociales y desconocen cómo actúan los ciberdelincuentes. Con el objetivo de alertar a los ciudadanos sobre las estafas y timos que más se denuncian en las comisarías de la Policía Nacional y cuarteles de la Guardia Civil, y evitar que se conviertan en víctimas de estos delitos, este diario difunde en este reportaje los métodos delictivos más utilizados por los profesionales del engaño.
Llaman a la víctima por teléfono y dicen tener a un familiar secuestrado para exigirle una cantidad de dinero rápido. Durante la conversación intentan provocar una situación de angustia. con frases como «vamos a matar a su hijo» o «vamos a cortarle un dedo si no paga el dinero», para generar una situación de bloqueo en la persona que quieren engañar, pero en realidad no se trata de ningún secuestro real, sino de una extorsión telefónica. El falso secuestrador emplea una violencia verbal y pretende mantenerle en comunicación permanente para que no le de tiempo a contactar con su familiar supuestamente secuestrado. Si escucha voces de fondo o se pone al teléfono otra persona llorando, no es su familiar. Las víctimas de estas extorsiones están tan angustiadas y asustadas que suelen confundir el lloriqueo de un estafador con el de su hijo o nieto. Desconfíe si la llamada refleja el prefijo 056 o un número oculto, salvo que espere una con ese prefijo, y no facilite ningún número de teléfono, nombres de familiares o cualquier otra información personal. La Policía Nacional desplaza investigadores a los países de origen de las llamadas, pero necesita que las victimas denuncien los intentos de extorsión, y por eso hay que llamar al 091 para informar de lo sucedido. Algunas veces utilizan información personal de las redes sociales para hacer creer a la víctima que tienen secuestrado a su familiar en el país donde está trabajando o de vacaciones, pero otras veces realizan muchas llamadas en un día y apenas tienen datos de la supuesta víctima. Por ello, no hay que aceptar la extorsión y debemos llamar al 091 tras comprobar la información que tiene el individuo que nos ha llamado y que no figura en perfiles públicos o redes sociales.
El timo de los billetes tintados debe su nombre al método utilizado para ennegrecer el papel moneda. Los estafadores que utilizan esta modalidad delictiva suelen ser nigerianos y explican a la víctima que han sacado dinero de su país tras teñirlo de negro para evitar que lo detecten en la aduana. Los timadores muestran un fajo de papeles ennegrecidos, aunque el primero es un billete auténtico, para simular una importante cantidad de dinero. Luego enseñan a la víctima a limpiar los billetes, los envuelven en papel de aluminio y esperan a que ocurra una reacción química. Los estafadores engañan al perjudicado al mostrarle cómo los papeles tintados se convierten, supuestamente, en billetes e incluso invitan a la víctima a que verifique en una entidad bancaria que el dinero es de curso legal. Finalmente, antes de huir con los billetes auténticos, piden a la víctima un anticipo con cualquier excusa o la animan a que entregue una mayor cantidad de dinero en función de la vulnerabilidad e inocencia de la persona engañada. Muchas de las víctimas son personas de avanzada edad.
Este método delictivo consiste en abordar a las víctimas (personas mayores en su mayoría) cuando se disponen a operar en cajeros automáticos para ofrecerles su ayuda ante diferentes incidentes provocados por los estafadores. Algunos obstruyen las bandejas de inserción de tarjetas o de retirada de billetes para luego fingir que saben desbloquear el aparato y piden a la víctima que vuelva a marcar sus números secretos con el objeto de memorizarlos. Después sustraen o hacen un duplicado de la tarjeta de crédito para vaciar la cuenta bancaria. Otra variante de este método consiste en distraer a la víctima en el preciso instante que saca el dinero para apartarlo del cajero y llevarse los billetes. Los estafadores actúan con un reparto de roles, cambian sus prendas de vestir y utilizan gorros, gafas de sol, pelucas, extensiones de pelo o fulares para ocultar sus rostros y evitar que la Policía los identifique cuando visione las grabaciones de las cámaras de seguridad del cajero. Entre los consejos para evitar estos actos delictivos se encuentran no dejarse ayudar por personas que se encuentran en las inmediaciones de los cajeros automáticos, acompañar a los ancianos a las entidades bancarias cuando sacan dinero y tapar con una mano el teclado en el momento que marcamos el número secreto.
Otro método utilizado por algunos ladrones o timadores consiste en hacerse pasar por un familiar de un vecino ausente para entrar en la vivienda de la víctima. Con este pretexto, el delincuente convence a una persona mayor para que le abra la puerta de su domicilio y le deje entrar para esperar dentro de la vivienda la llegada de su supuesto familiar, que se encuentra ausente en ese momento. Antes de fingir ser la persona que no es, el ladrón memoriza los nombres de varios vecinos tras mirar los buzones para mencionarlos durante la conversación con la víctima y dar mayor credibilidad a su historia. Una vez dentro de la casa, el ladrón pide un vaso de agua o permiso para ir al baño y aprovecha entonces para registrar cajones en busca de dinero y objetos de valor. Otros convencen a la víctima para que les preste dinero para coger un taxi con la promesa de volver otro día y devolverlo.
Llaman a la puerta y fingen ser trabajadores de empresas de agua, luz o gas. Hacen revisiones innecesarias, cobran precios abusivos o simulan la reparación de una avería. Los falsos inspectores suelen engañar a personas mayores, que parecen más confiadas, y prefieren actuar en las afueras de las ciudades o en barrios donde hay edificios antiguos con instalaciones más viejas, y algunas veces hasta sustraen objetos de valor en las viviendas. ¿Cómo evitar estos engaños? La Policía recuerda que los verdaderos revisores suelen concertar una cita antes de acudir a la vivienda, con un aviso a través de un mensaje o un cartel que la empresa distribuidora coloca en el patio (para anunciar las inspecciones), y nunca cobran en metálico, ya que cargan el coste de la revisión en la factura.
A pesar de tratarse de una estafa muy antigua, muchas personas de avanzada edad siguen denunciado haber sido engañadas con este timo. El término 'tocomocho' deriva de la expresión «tocó mucho» y consiste en que la víctima es abordada en la calle por un individuo con la excusa de tener un décimo, boleto o cupón premiado y no poder cobrarlo por algún motivo. El timador muestra incluso una falsa lista de números premiados donde aparece el que le ha enseñado previamente a la víctima y le ofrece el décimo o cupón supuestamente ganador a cambio de una suma importante de dinero. Si la persona engañada accede a cumplir lo estipulado, la acompañan a su domicilio o al banco, cobran el dinero pactado y le entregan la lotería que en realidad no está premiada.
El llamado fraude de las cartas nigerianas o de la estampita cibernética consiste en que la víctima recibe un correo electrónico en que le informan de que es beneficiaria de una herencia millonaria (en realidad inexistente), pero que debe pagar un dinero por adelantado como condición para acceder a la supuesta fortuna. Existen variantes como una cuenta bancaria abandonada, un sorteo que la víctima ha ganado o una gran fortuna que alguien desea donar. Siempre hay que pagar al timador una cantidad de dinero en concepto de tasas, gastos bancarios, trámites administrativos o para costear el viaje de la persona que gestionará el cobro de la herencia.
El 'phishing' es un método utilizado por ciberdelincuentes para obtener información bancaria o personal de las víctimas para utilizarla de forma fraudulenta. La mayoría de las veces suplantan la identidad de una entidad bancaria o una empresa, y los estafadores se enmascaran detrás de un simple mensaje, una llamada telefónica, una web que simula un banco o un correo electrónico. Recuerde que una entidad bancaria no le pedirá ningún tipo de información fuera de su página web. Su banco nunca le solicitará contraseñas, números de tarjeta de crédito o cualquier información personal por correo electrónico, mensajes de WhatsApp o SMS, y por ello no hay que responder a estas peticiones maliciosas de información y, en caso de duda, debemos acudir a la web oficial de la entidad después de teclear su nombre en nuestro navegador de internet o mediante la aplicación del banco que ya tenemos en el teléfono móvil.
En el timo amoroso o romance 'scam', que también está en auge, el estafador se hace pasar por un militar destinado en una zona de conflicto. Utiliza fotos falsas en el perfil de una red social y envía mensajes cariñosos a una mujer para hacerle creer que está manteniendo una relación, por ejemplo, con un marine de los Estados Unidos. Al otro lado del ordenador, la víctima cree las promesas de amor y acepta como algo normal enviarle dinero para resolver un problema que impide un encuentro romántico. Con el amparo del anonimato de internet, algunos estafadores mantienen contactos con sus víctimas durante meses e incluso varios años para ganarse su confianza antes de pedirles una cantidad de dinero.
El timo de la estampita es uno de los más antiguos y conocidos por la película 'Los tramposos' (1959), donde Tony Leblanc regalaba billetes de 1.000 pesetas en su papel de timador que simula una discapacidad intelectual. Los estafadores que utilizan este método delictivo suelen actuar en grupo. Uno de ellos se acerca a la víctima con cualquier excusa y le muestra una bolsa que parece estar llena de billetes. El timador se hace pasar por un discapacitado psíquico y no da ninguna importancia al contenido de la bolsa. Dice que lleva «estampitas» o cromos« y que en su casa tiene muchos más. Luego aparece otro transeúnte, que hace de gancho, y ofrece a la víctima la posibilidad de comprar la bolsa por una cantidad de dinero. El timador que finge una discapacidad se deja convencer, pero su compinche (el que hace de gancho) asegura que no lleva nada de valor encima y anima a la víctima a sacar del banco una cantidad de dinero para dárselo al falso discapacitado a cambio de la bolsa. Poco después, los dos estafadores huyen antes de que la víctima abra la bolsa y compruebe que no contiene billetes, sino fajos de recortes de papel.
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