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María, con peluca para tapar las heridas, muestra la cicatriz que recorre su abdomen. Ñito Salas
María, 18 años y 27 puñaladas: condenan a 24 años de cárcel a su exnovio por intentar asesinarla

María, 18 años y 27 puñaladas: condenan a 24 años de cárcel a su exnovio por intentar asesinarla

El tribunal ordena que la prisión provisional del reo se prolongue como mínimo durante 12 años para impedir que salga aunque recurra la sentencia

Juan Cano

Málaga

Lunes, 7 de abril 2025, 10:36

La vida de María, que estuvo pendiendo de un hilo, y la relación que casi acaba por matarla, quedaron resumidas en los 120 minutos que duró la vista oral. Si el juicio pudo parecer corto, la sentencia es todo lo contrario. El tribunal ha dedicado 117 páginas a describir el calvario cotidiano que sufrió una cría que con 18 años recibió 27 puñaladas de su exnovio. La condena sale casi a una por año: Alí pasará 24 entre rejas.

Los magistrados de la Sección Octava de la Audiencia Provincial han considerado probado todos los argumentos de las acusaciones, que pedían 23 y 29 años, respectivamente, y han rechazado de plano -ya lo hizo el presidente del tribunal en sala durante el interrogatorio- la defensa que intentó plantear el agresor, quien alegó que había apuñalado a María al repeler un ataque de ésta.

Así describe la sentencia lo ocurrido. Los hechos probados. La joven se presentó a las 00:20 horas del 5 de mayo de 2021 en un apartamento de Benalmádena donde residía el acusado, quien le esperaba solo al haberle pedido a su compañero de piso que no acudiera esa noche a la vivienda. Al abrir la puerta, María accedió al inmueble y el acusado le dio 150 euros para, acto seguido, decirle: «Ahora te vas a enterar».

«Movido por los mismos sentimientos de dominación y de reproche que presidieron su relación», detalla el tribunal en la sentencia, «además por los celos ante el hecho de que María pudiera estar iniciando una nueva relación», le propinó «de forma sorpresiva» un fuerte puñetazo en la cara que le hizo caer al suelo. Luego le pegó «varias patadas y golpes en la cabeza y en el cuerpo» que la dejaron aturdida y sin capacidad de reacción.

El tribunal declara probado que Alí cogió un cuchillo de 19,5 centímetros de hoja que tenía preparado en la cocina y que, con el propósito de acabar con su vida, «no obstante encontrarse ya María semiinconsciente» en el suelo por los puñetazos, comenzó a apuñalarla «reiteradamente, de manera voluntaria y deliberada, aumentando con ello el dolor de la agredida», según el fallo.

María declaró en el juicio que sólo conserva como una especie de «flashback» del ataque: «Estaba en el suelo, con un ojo abierto, el otro medio cerrado, tiritando de frío como si estuviera a menos 10 grados y escuchando la voz de él como en eco, hablando con alguien por teléfono y diciéndole que había matado a su expareja».

El cuchillo que esgrimió Alí se rompió por la virulencia de la agresión, «separándose el mango de la hoja y quedando parte de ella incrustada en el cráneo de María». La joven sufrió heridas de arma blanca en la cara, la mama izquierda, en el lateral del cuello, en el hemitórax derecho, en la fosa renal (perdió un riñón), en antebrazos, manos y cuero cabelludo (con tres fragmentos de cuchillo, el mayor de los cuales rompe la tabla interna del temporal izquierdo), con hundimiento del cráneo. Así hasta 27 cicatrices que ahora recorren su cuerpo.

María quedó «malherida mortalmente en el suelo», rodeada de un gran charco de sangre, «pues la expulsaba en notable abundancia por alguno de los cortes recibidos», describe el tribunal en su resolución judicial, que aún no es firme y puede ser recurrida.

El acusado efectuó dos llamadas al 112 en las que vino a señalar que quería entregarse, que se había peleado con su expareja y estaba sangrando mucho y perdiendo la conciencia para que fueran rápido. Sin embargo, acto seguido cortó la comunicación, pese a que la operadora del 112 que lo estaba atendiendo le había pedido que se mantuviese en línea porque iba a pasarle con los servicios sanitarios.

Alí abandonó la vivienda y dejó a María en el suelo, cosida a puñaladas, sin prestarle ningún auxilio, y se dirigió a la entrada de la urbanización. Allí lo encontraron las patrullas de la Policía Nacional, que habían acudido tras el aviso de una vecina, que llamó al 091 alertada por los gritos. No les facilitó el acceso. Los agentes tuvieron que saltar la valla para acceder al recinto de la comunidad y, luego, buscar la ayuda de los residentes para que les abrieran el portal, que casi tuvieron que forzar.

María fue asistida por primera vez por los policías, que le taponaron las heridas por las que sangraba abundantemente. Poco después llegaron los sanitarios, que la trasladaron al Hospital Clínico, adonde llegó prácticamente en coma tras sufrir tres paradas cardiorrespiratorias. Ingresó en la UCI. Allí la intubaron, le pusieron ventilación mecánica y le realizaron una transfusión urgente de sangre. Luego la metieron en quirófano para extirparle un riñón y sacarle las esquirlas metálicas del cuchillo, así como repararle la fractura y el hundimiento de cráneo que presentaba.

María tardó 275 días en curarse de las lesiones físicas. Más de nueve meses. Todavía se recupera de las múltiples secuelas que le dejó el ataque -insuficiencia renal, limitación en la movilidad de una mano y un perjuicio estético importante por las 27 cicatrices- y sigue en tratamiento psicológico y con ansiolíticos, con muy buena evolución, como describen los propios magistrados que la escucharon en Sala.

La sentencia no sólo recoge el ataque, sino todos los insultos, humillaciones y agresiones previas. Ambos mantuvieron una relación de pareja que duró dos años. Empezaron cuando María cumplió 16 y acabó en enero de 2021. En abril ella hizo 18 y un mes después la apuñaló hasta dejarla casi muerta.

Los jueces recuerdan que María rompió la relación para poner fin al «control, dominio y menosprecio» que Alí mantenía sobre ella desde el principio, «harta además de las continuas vejaciones que él le profería», con comentarios como «hija de puta, zorra, chupapollas, no vales para nada…), o las amenazas hacia ella y su familia («os mato a tiros»).

En su resolución, recuerdan que, según María, el acusado le hizo eliminar seguidores masculinos de Instagram, le limitó salir de fiesta porque decía que era un ambiente de «puterío» y, cuando lo hacía, no le dejaba mucho tiempo; si pasaban más de tres horas la «bombardeaba a llamadas (más de 60)». Intentó aislarla socialmente y distanciarla hasta de su madre.

En los meses siguientes, la joven siguió en contacto con él solo para recuperar el dinero de una tele, un ordenador y la ropa que Alí le destrozó cuando ella rompió la relación, que ambos valoraron en unos 600 euros. Él le había pagado una parte, dejándole el dinero en el buzón de su casa. La noche en que casi la mata, la atrajo hasta su domicilio con esa excusa.

Entre las agresiones que sufrió durante la relación, la Sala considera acreditado que en 2020, cuando llevaban un año juntos, el acusado abofeteó a María, le dio golpes en la cara y la arrastró del pelo en el domicilio donde convivían, que pertenecía a la madre de la joven. En una conversación por WhatsApp en esas fechas, él le dio a entender que había exagerado y que tenía parte de culpa porque le había hecho superar sus límites.

En otra ocasión, le propinó un golpe en la cara en el portal del edificio donde residían, tras regresar ambos de efectuar unas compras. La madre de María bajaba en esos momentos las escaleras y escuchó los gritos. Cuando se los encontró y vio el moratón que presentaba su hija, le preguntó por lo sucedido. Ella le dijo que se había golpeado con el buzón de la entrada.

Con la tercera agresión que describe la sentencia, María dijo basta. A finales de enero de 2021, el acusado le propinó un codazo a María, que a la mañana siguiente le pidió que abandonara el piso en el que convivían. Él lo hizo, pero antes de marcharse le rompió varias prendas de ropa y le destrozó la tele y el ordenador.

Los magistrados calificaron de «digna de elogiar» la declaración de María en el juicio, donde, pese a la traumática experiencia vivida, fue respondiendo a todas y cada una de las preguntas que las partes le formularon, «dotando a sus respuestas de una claridad, solidez y entereza fuera de la común», concluyeron los jueces.

El tribunal, que ha dado absoluta credibilidad a su testimonio y a todas las pruebas practicadas, ha impuesto al acusado las penas de 18 años de cárcel por el delito de asesinato agravado en grado de tentativa, a los que se suman un delito de maltrato habitual (3 años), dos delitos de maltrato/lesiones (20 meses y 30 días) y un delito de amenazas (un año y cuatro meses).

En total, Alí ha sido condenado a 24 años y un mes de prisión por intentar asesinar a su exnovia a puñaladas. Hay que recordar que la Fiscalía de Málaga había pedido una pena de 23 años y la acusación particular, ejercida por la letrada Pilar Morales en representación de María, un total de 29.

Además, los jueces, ante la posibilidad de que el condenado recurra el fallo, han ordenado que la prisión provisional se prorrogue hasta la mitad de la pena impuesta, el máximo que prevé la ley, por lo que permanecerá 12 años y 15 días en prisión. La medida pretende evitar que Alí, que el mes que viene cumplirá cuatro años entre rejas, quede en libertad mientras los tribunales de instancia resuelven sus apelaciones.

La Sección Octava de la Audiencia también ha impuesto al acusado la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de María durante un periodo de 41 años, y le obliga a indemnizarla con la suma de 306.830 euros, que es la que pedía la acusación particular.

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