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Soluciones para un futuro más sostenible: bioenergía con captura y almacenamiento de carbono

AVEBIOM reúne a los principales actores del sector de la bioenergía a lo largo de toda la cadena de valor de la biomasa

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La bioenergía es energía producida a partir de biomasa, y ésta puede transformarse en electricidad, calor o biocombustibles

En la lucha contra el cambio climático, gobiernos y comunidad científica de todo el mundo buscan formas efectivas de reducir el dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. El exceso de CO2, fundamentalmente resultado de la quema de combustibles fósiles, es uno de los principales responsables del calentamiento global.

Hoy en día, una de las soluciones más prometedoras que se está desarrollando para eliminar CO2 es la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS, por sus siglas en inglés). Se trata de un innovador enfoque que va un paso más allá de la mera reducción de las emisiones de CO2, pues permite alcanzar ‘emisiones negativas’; es decir, retira más CO2 de la atmósfera del que se emite. A continuación, explicamos en qué consiste esta tecnología y cómo puede ayudar a construir un futuro más sostenible.

¿Qué es la bioenergía?

La bioenergía es energía producida a partir de biomasa, materia orgánica procedente de restos agrícolas, forestales y ciertos tipos de subproductos de la actividad agroindustrial. A través de diversos procesos, esta biomasa puede transformarse en electricidad, calor o biocombustibles.

La ventaja principal de la bioenergía es que utiliza recursos renovables y locales, lo que contribuye a reducir el uso de combustibles fósiles importados y, por ende, a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y a aumentar la independencia energética del país.

¿Qué es la captura y almacenamiento de carbono?

La captura y almacenamiento de carbono (CCS) es una tecnología que implica capturar el CO2 producido por instalaciones industriales y centrales eléctricas antes de que se libere a la atmósfera. El gas capturado se transporta y se almacena de manera segura en formaciones geológicas profundas, como yacimientos de petróleo y gas agotados o formaciones salinas.

Este proceso reduce de manera significativa las emisiones de CO2 a la atmósfera, y cuando se asocia con la bioenergía, resulta en realidad en emisiones ‘negativas’, es decir, en una retirada neta de CO2 de la atmósfera, lo que contribuye activamente a combatir el cambio climático.

En el ciclo biogénico natural del CO2, las plantas y árboles absorben CO2 atmosférico a medida que crecen, acumulándolo en sus troncos en forma de madera. Si esta madera o biomasa se utiliza para producir bioenergía, por ejemplo, para calefacción, el mismo CO2 se libera nuevamente a la atmósfera, creando un ciclo neutro en carbono.

Sin embargo, si el CO2 liberado en la producción de bioenergía se captura antes de que llegue a la atmósfera y se almacena en formaciones geológicas muy profundas durante largos periodos de tiempo, superiores a 1000 años, se logra una ‘reducción neta’ de CO2 en la atmósfera, mejorando aún más el impacto positivo en la lucha contra el cambio climático.

¿Cómo funciona el BECCS?

El proceso denominado BECCS comienza con la producción de bioenergía a partir de biomasa obtenida como resto de diversas actividades económicas y a través de procesos como la combustión, la gasificación o la digestión anaeróbica, durante los cuales se libera CO2 como subproducto.

La captura de este CO2 se realiza antes de que se libere a la atmósfera, mediante distintas opciones tecnológicas como la absorción química, la adsorción física o la separación por membranas.

El CO2 capturado se comprime y se transporta, generalmente a través de tuberías, hasta el sitio de almacenamiento de largo plazo, donde se inyecta. Estos lugares son formaciones geológicas profundas como yacimientos de petróleo y gas agotados, acuíferos salinos profundos o formaciones de carbón no explotables.

El almacenamiento geológico es a veces objeto de controversia, pero un reciente estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, ha mostrado el bajo riesgo de escape que supondría la inyección de toneladas de carbono en el subsuelo, que podrían permanecer a más de 1000 metros de profundidad durante millones de años.

La bioenergía con captura y almacenamiento de carbono será fundamental en sectores difíciles de descarbonizar como el transporte pesado por carretera, el marítimo o la aviación y otros como el del acero o el cerámico.

La Agencia Internacional de Energía admite que BECCS es una de las mejores soluciones para lograr emisiones de carbono negativas en la industria y cree que desempeñará un papel fundamental en la consecución de la neutralidad de carbono.

De momento, en abril de 2024, los estados miembros y el Parlamento Europeo han aprobado provisionalmente un marco para certificar de manera transparente las eliminaciones permanentes de carbono con distintas tecnologías, entre las que se encuentran BECCS y biochar.

Por su parte, la Comisión Europea propone reducir en un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto los niveles de 1990, asumiendo que las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono son parte de la solución. La Comisión propone capturar al menos 50 millones de toneladas de CO2 al año para 2030 (que serán 280 millones de toneladas en 2040 y 450 millones en 2050), ligado a los sectores difíciles de descarbonizar.

El despliegue de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono deberá ir acompañado de infraestructuras de transporte ferroviario, marítimo y por carretera y gasoductos.

¿Existen otras formas de capturar y almacenar carbono de forma permanente?

El biochar, una sustancia similar al carbón procedente del tratamiento termoquímico de la biomasa (como carbonización, gasificación, torrefacción o pirólisis), también se puede utilizar para almacenar carbono a largo plazo, bien enterrado en capas profundas o, más comúnmente, combinado con la cubierta superficial de suelo agrícola, lo que mejora su capacidad de retención de agua y de nutrientes y donde puede mantener el 50-70% del carbono que contiene por largo tiempo.

También existe la posibilidad de capturar y almacenar el carbono en objetos físicos que se pueden utilizar, por ejemplo, directamente en el sector de la construcción – como la madera- o para elaborar ladrillos u otros elementos en la industria del cemento.

Plantar nuevos árboles o repoblar en lugares donde ya existían masas arboladas consigue fijar carbono en la materia vegetal. La gestión forestal sostenible y actuaciones que mejoren la adaptación de los bosques al cambio climático o prácticas de agrosilvicultura que combinen en un mismo terreno árboles o arbustos con cultivos o sistemas de producción ganadera también están contemplados como sumideros de carbono.

De esta manera se puede mejorar la biodiversidad y proteger el suelo, aunque el método no está exento de riesgos: por ejemplo, los bosques están expuestos a factores de riesgo como incendios o cambios en la gestión forestal que podrían devolver el CO2 a la atmósfera antes de lo previsto.

BECCS ya está en marcha en Europa

Varios proyectos de BECCS están en marcha en Europa, destacando el compromiso del continente con la reducción de emisiones de carbono. En el Reino Unido, Drax Group ha firmado un acuerdo con Karbon-X Corporation para suministrar créditos de eliminación de CO2, y planean capturar 12 millones de toneladas anuales para 2030. En Noruega, Aker Carbon Capture está estudiando cómo integrar su tecnología en instalaciones de generación de energía con biomasa y residuos. En Suecia, la empresa municipal de energía Stockholm Exergi y Vattenfall AB avanzan con proyectos para capturar hasta 800,000 toneladas de CO2 al año en Estocolmo. Irlanda ha incluido BECCS en su Plan de Acción Climática 2024, y también quiere promover la producción de biochar. Y, en Alemania, se anunció a principios del año una estrategia para lograr emisiones netas negativas para 2060 mediante sumideros naturales y tecnologías como BECCS y biochar.

En Soria, la central bioléctrica de Garray, propiedad de ENSO Energy, cuenta con una planta de bioenergía con captura y utilización de CO2. En este caso, el dióxido de carbono no se almacena, sino que se utiliza en alimentación y fabricar E-fuels.

Dónde y cuándo aprender más sobre bioenergía y captura de carbono

La feria EXPOBIOMASA, que se celebrará en Feria de Valladolid en 2025, dedicará un espacio a la discusión y el análisis de la bioenergía con eliminación permanente de carbono.

Expertos, empresas e instituciones intercambiarán conocimientos, presentarán avances tecnológicos y debatirán sobre las oportunidades y los retos asociados con las mejores prácticas para eliminar carbono en los próximos años.

Desarrollo del sector

La Asociación Española de la Biomasa (Avebiom), constituida en 2004, reúne a los principales actores del sector de la bioenergía a lo largo de toda la cadena de valor de la biomasa. Su objetivo es promover el desarrollo del sector en España y contribuir a incrementar el consumo de biomasa con fines energéticos.

Avebiom mantiene una presencia muy activa en Europa siendo miembro del consejo de dirección de Bioenergy Europe, ostentando la presidencia del Consejo Europeo del Pellet (EPC), y siendo miembro fundador de la World Bioenergy Association.

La asociación ha renovado este año su adhesión al Acuerdo Climático de Valladolid, que recoge la hoja de ruta de descarbonización de la ciudad para 2030.

Para más información, en la web: www.avebiom.org

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