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La semana que medía en el espacio a los dos hombres más ricos del mundo ha terminado con un resultado inesperado. La Starship, el supercohete de Elon Musk, ha explotado esta pasada noche ocho minutos después de despegar desde la base de Space X en ... Boca Chica, Texas. Sus restos, desperdigados por el cielo a la altura del Caribe, han obligado a desviar varios aviones cuya ruta discurría por zonas cercanas a la explosión. Por contra, su rival, Jeff Bezos, el fundador de Amazon, logró este jueves que su coloso espacial, el New Glenn, se alejara 19.000 kilómetros de la Tierra tras un primer intento el lunes en el que no pudo despegar por una tubería congelada. El fracaso ha pasado de una acera a la de enfrente.
La Starship, el cohete más grande y potente jamás construido, estrenaba anoche una nueva versión en el que era su séptimo vuelo. Crecía cuatro metros, de 120 a 124 metros. También incorporaba un renovado escudo térmico, el encargado de que la nave soporte los 3.000 grados de temperatura que se alcanzan al atravesar la atmósfera. El coloso despegó a las 23.37 horas. Apenas unos minutos después, el 'booster', la parte propulsora conocida como 'Super Heavy', era cazado al vuelo por el 'Mechazilla', la enorme garra robótica diseñada para acelerar al máximo el tiempo entre despegue y despegue. Esta complicada maniobra se había llevado a cabo con éxito en el quinto ensayo, allá por octubre del año pasado. Sin embargo, en el sexto, en diciembre, no pudo llevarse a cabo por un problema técnico en presencia de Donald Trump, que había sido invitado a presenciar el despegue en directo.
Lo que no estaba previsto ocurrió pasados ocho minutos. Los ingenieros perdieron la comunicación con la parte superior del cohete, la Starship propiamente dicha, y poco después el cielo se llenó con sus restos desperdigados tras explotar sobre el Caribe a una altura de 143 kilómetros y una velocidad de 19.000 kilómetros por hora. «La explicación preliminar es que tuvimos una fuga de oxígeno/combustible en la cavidad que hay sobre la mampara cortafuegos del motor de la nave», ha asegurado Musk. Los fragmentos provocaron el desvío de varios aviones, según informaron páginas electrónicas de noticias de Estados Unidos y de acuerdo a imágenes difundidas en las redes sociales. El aparato debía haber amerizado de forma controlada en el Océano Índico.
Success is uncertain, but entertainment is guaranteed! ✨
— Elon Musk (@elonmusk) January 16, 2025
pic.twitter.com/nn3PiP8XwG
La reacción del polémico magnate ante este fracaso y sobre sus consecuencias para el tráfico aéreo ha sido la de tomárselo a broma. «¡El éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado!», ha escrito en su cuenta de X. No es la primera vez que la Starship explota en pleno vuelo. La primera ocurrió en su estreno, el 20 de abril de 2023. Entonces, cuando apenas habían pasado cuatro minutos, se activó un sistema de de autodestrucción al fallar el mecanismo que debía permitir la separación entre las dos etapas del cohete. En el segundo ensayo, en noviembre de 2023, se desintegraron las dos etapas del cohete. En el tercero, en marzo de 2024, la nave no pudo soportar la reentrada en la atmósfera y explosionó a 65 kilómetros de altura.
Lo ocurrido esta noche supone un serio revés tanto para los planes para el regreso a la Luna como para el posterior salto a Marte. La Nasa, tras varios aplazamientos, ha situado la vuelta del ser humano al satélite terrestre en 2027. La Starship juega un papel clave porque es la encargada de transportar a los astronautas desde la cápsula Orion, en la órbita de la Luna, hasta la superficie de esta y para su posterior regreso. En cuanto al Planeta Rojo, Musk anunció el año pasado su intención de enviar cinco Starships no tripuladas en 2026, previo paso a hacerlo con astronautas a bordo en 2028. Este fallo podría provocar el retraso de las nuevas pruebas previstas hasta que se conozcan las causas de la explosión. Space X tiene permiso para otros 24 ensayos este año.
La rivalidad espacial entre Musk y Bezos -el primero acumula una fortuna de 424.000 millones de dólares, más que los 237.000 millones del segundo- empezó en el año 2000. Fue entonces cuando el fundador de Amazon creó Blue Origin, la empresa que ha construido el New Glenn estrenado ayer. El propietario de Tesla y X hizo lo propio con Space X en el año 2002. La carrera entre ambos no admite discusión hasta ahora. Musk prácticamente monopoliza el acceso de Estados Unidos al espacio mientras que Bezos apenas disponía de un pequeño cohete -el New Shepard- destinado al turismo espacial de quienes pueden pagarse un billete, incluido él mismo.
Por eso el éxito del New Glenn era tan importante, porque supone una alternativa a Musk. Aunque no se logró recuperar la parte propulsora, sí se consiguió su principal objetivo, llegar a la órbita terrestre y alejarse 19.000 kilómetros.
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La colosal nave despegó pasadas las 15.30 horas con el objetivo de volar durante 90 minutos. Sin embargo, el periplo apenas duró cuatro. Justo en el momento en el que se debía separar la Starship propiamente dicha –la parte superior, donde viajarán la tripulación y la carga– del Super heavy –la parte propulsora–, se produjo un fallo que imposibilitó la maniobra. El resultado es que se activó el sistema de autodestrucción del artilugio para evitar que cayera fuera de la zona prevista, en aguas de Hawai. Lo más importante de aquel ensayo no estuvo en lo que sucedía en las alturas, sino en la rampa de lanzamiento. La potencia de los 33 motores destrozó la rampa de lanzamiento. Algunos fragmentos de hormigón salieron despedidos a medio kilómetro de distancia.
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El segundo ensayo dobló el tiempo de vuelo al llegar a los ocho minutos. En aquella ocasión, las dos etapas del cohete sí se separaron, pero ambas acabaron explotando. Aunque no se cumplió el plan trazado, sí que se dieron algunos pasos adelante como la citada separación y, sobre todo, el hecho de dejar intacta la base del despegue, que había sido reforzada con placas de aluminio y un sistema de refrigeración capaz de expulsar medio millón de litros de agua para sofocar la enorme potencia de los propulsores y los 3.000 grados de temperatura que generan. Este aspecto es clave ya que el objetivo es reutilizar la rampa para los sucesivos lanzamientos de una nave diseñada para ser reutilizable, «como si fuera un avión», en palabras del propio Musk.
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El primer ensayo de 2024 supuso otro pequeño paso adelante. Se consolidó todo lo que había salido bien en el vuelo anterior y añadió novedades como una suerte de ensayo de transferencia de combustible en órbita –fue en la propia nave; el año que viene está previsto una prueba de nave a nave– y la apertura de un sistema parecido a los dispensadores de caramelos pez para liberar los satélites starlink de nueva generación. El ensayo concluyó cuando la Starship no pudo soportar la reentrada a la Tierra y explotó a 65 kilómetros de altura cuando descendía a 20.000 kilómetros por hora.
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Con los tiempos entre prueba y prueba acortándose cada vez más, el cuarto vuelo tuvo lugar a las puertas del verano pasado. En esta ocasión, el escudo térmico que recubre el artilugio logró resistir y la Starship completó por fin su periplo espacial hasta amerizar de forma suave sobre el océano Índico. El propulsor –'booster'– lo hizo sobre el Golfo de México.
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En la quinta prueba llegó uno de los momentos más esperados, el estreno del 'Mechazilla', una garra gigante acoplada a la torre de lanzamiento cuya misión es cazar al vuelo al 'booster' para dejarlo listo para el siguiente vuelo. La complicada maniobra fue un rotundo éxito al lograr el brazo robótico apresar al propulsor, de 70 metros de altura. «La torre ha capturado al cohete», dijo un eufórico Musk.
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Con Elon Musk convertido en la mano derecha de Donald Trump tras su triunfo en las elecciones norteamericanas, el multimillonario invitó al presidente al último lanzamiento de la Starship del año. El objetivo del vuelo era conseguir que la Starship no terminara por explotar en el amerizaje –se logró–, pero el momento cúspide debía ser la repetición de la 'caza' al vuelo del 'Mechazilla'. Sin embargo, un problema en la torre impidió la maniobra, que ni siquiera llegó a intentarse.
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El primer ensayo de 2025 se salda con un sonado fracaso al explotar la Starship ocho minutos después de despegar y obligar a desviar varios aviones. Aunque la maniobra con el 'Mechazilla' volvió a salir bien, la desintegración de la etapa superior supone un paso atrás en el desarrollo del coloso espacial.
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