Beatriz Peñalba, graduada en Matemáticas, auxiliar de Enfermería, analista en Ciberseguridad, actriz y soprano

«¡Vivimos rodeados de Matemáticas!»

–Con esta mezcla formativa, ¿qué busca? Canto y Matemáticas, Enfermería y Arte. ¡Tan dispares!

–Me considero una chica muy curiosa y creo que si se consigue gestionar bien el tiempo y organizarse, da tiempo a hacer muchas cosas en la vida. La vida está para aprovecharla al máximo y probar distintas experiencias. Cada experiencia, además, te enseña una cosa distinta y creo que se pueden compaginar bien. Y de cada una te llevas aprendizajes que te pueden servir para otras.

–Por ejemplo...

–Todo lo que sé de Matemáticas, si ahora mismo tuviese que hacer un papel en una serie de, por poner un caso, profesora tendría la experiencia en mis mismas carnes, como una especie de trabajo de investigación que ya tendría hecho porque lo he vivido.

–Ya, pero de estudiar cómo se mueven los vectores en los espacios euclídeos a analizar en Enfermería cómo curar una ingesta de alimentos en mal estado admitirá que hay un mundo.

–Entiendo perfectamente que a simple vista, y desde fuera, puedan parecer cosas de ámbitos muy dispares, pero realmente es algo que me llena en cada uno de ellos. Las Matemáticas siempre me han encantado y por eso las estudié. Arte Dramático es como la vida misma, ayuda a entenderla, a empatizar con los personajes que interpretas. En Auxiliar de Enfermería, me gusta saber que si me pasara algo sabría más o menos qué hacer en esa situación, ayudar al fin y al cabo a la gente.

–¿Y el canto y la interpretación son vías de escape a lo demás?

–No, no, qué va. Yo me muevo mucho por pasiones y cantar me encanta porque es como otra forma de expresar. Me gusta expresar y, sobre todo, poder transmitir, y lo consigo de esa manera.

–Esa variedad de estudios para su formación lleva a preguntarle a qué se va a dedicar profesionalmente de todo ello.

–Comencé trabajando en una empresa de ciberseguridad y llegó un punto en el que me planteé un giro de 180 grados a mi vida.

–¡¿Tan joven?!

–Sentía que debía seguir mi instinto y mi corazón y este me decía que todos los años que había estado formándome también como actriz debían tener el espacio que merecían y sentía que quería que tuvieran. Decidí dejar la empresa de ciberseguridad.

–¿Y optó por...?

–Actualmente soy profesora en la Escuela de Pensamiento Matemático Miguel de Guzmán, de Madrid, donde imparto clase de Matemáticas a alumnos con altas capacidades. Y lo compagino con la faceta de actriz. Me siento afortunada de poder compaginar las dos ramas que más me gustan, las Matemáticas y el Arte Dramático.

–¿La matemática que lleva dentro cómo afronta que los algoritmos empiecen a regir nuestras vidas?

–No podemos vivir todo el rato con miedo al qué va a pasar porque entonces estaríamos como poniendo una barrera a que no avanzase la sociedad. Es ley de vida que avancen tanto la tecnología como la inteligencia artificial y tenemos que saber cómo adaptarnos a esta nueva etapa. Yo personalmente no lo tengo miedo. Es algo con lo que podemos vivir y puede sumar en nuestras vidas. Bien utilizado puede ser un plus. Hubo un momento en el que el ser humano tuvo que pasar de vivir sin ordenadores a vivir con ellos. Al principio, claro que todos los cambios dan miedo, pero en su momento con los ordenadores nos adaptamos y ahora forman parte de nuestra vida y todo en nuestro día a día involucra ordenadores, móviles...

–Según su criterio y a su edad, ¿lo que pueda pasarle al ser humano con la inteligencia artificial es para echarse a temblar?

–Más que mirarlo con miedo deberíamos intentar aprender cómo funciona, conseguir adaptarnos a ello e incorporarlo de forma positiva a nuestra vida. Más que como una amenaza, verlo como una ayuda, por así decirlo, que nos impulse a conseguir nuevos retos y avances. Gracias a la ciencia se están logrando muchísimos avances. Todo lo que vamos a ser capaces de crear a mí me genera muchísima curiosidad. Y me dan ganas de saber más sobre ello y lo que pueda pasar en un futuro. No es una amenaza, sino un aliado.

–¿Qué papel otorga en ese reto al ser humano? ¿Lo arrinconará la inteligencia artificial?

–Hay aspectos del ser humano que no los va a llegar a reemplazar la inteligencia artificial. Por ejemplo, la humanidad, la pasión, la empatía... Una inteligencia artificial se puede llegar a programar, pero le faltará hacer las cosas desde el corazón.

–Siempre se nos clasifica en si somos de ciencias o de letras, Con su formación, ¿usted qué?

–Yo considero que no son excluyentes ambas. ¿Eres más de dulce o de salado? En la misma comida, incluso en el mismo plato, puedes comer salado y dulce. Pues en la formación, igual pasa con las ciencias y las letras. Cada una de ellas a mí me llena de una forma distinta y claro que pueden compaginarse. A la vista está en mi caso.

–Un curriculum formativo tan versátil, tan variado, ¿le garantiza trabajo de por vida?

–Nunca se deja de aprender y, por otro lado, nadie te asegura que tengas un futuro profesional y trabajo, pero tener formación en tantos ámbitos diferentes hace que sea algo más adaptable a casi cualquier situación.

–¿Y le conduce a cierta comodidad ante las expectativas de futuro o, siendo joven como es, esto de la comodidad...?

–Comodidad no es una palabra que esté en mi vocabulario. Cuando consigo algo, siempre tengo presente una siguiente meta y me muevo por metas: unas veces un poco más pequeñas, otras más grandes. Soy una persona que se plantea algo, lo que hago es tratar de conseguirlo y para ello me esfuerzo y pongo toda mi pasión, porque me llena y atrae y porque creo que es beneficioso para algo en la vida. Y tengo la fortuna de que con mi hermana, que también es científica y a la vez desarrolla una faceta artística como bailarina, nos ayudamos mutuamente: las dos llevamos en la sangre mucha curiosidad por investigar y aprender.

–A todas esas facetas formativas que usted ha desarrollado se le añade el voluntariado medioambiental y con ancianos con Alzheimer. Si tiene las claves para la gestión del tiempo, ¡por favor, compártalas!

–Me encanta aprovechar los momentos de transporte, de desplazamiento, a lo largo de la jornada, que tengo varios. Arte Dramático lo estudié en Madrid y los trayectos desde Valladolid los utilizaba para estudiar y aprenderme textos de teatro.

–¿No desperdicia un minuto?

–No es cuestión de desperdiciar o no el tiempo; me motiva mucho y disfruto mucho aprendiendo. Entonces, para aprender obviamente tienes que leer, que estudiar... Requiere mucho esfuerzo. Pero la satisfacción de decir que sé sobre este área, o cuando en alguna conversación me hablan de este o aquel tema puedo intervenir porque lo he vivido o porque conozco a muchísima gente... Y lo que aprendes de los compañeros en el voluntariado o de la personas que padecen Alzheimer... ¡Lo que puedo llegar a empatizar con cada persona! Cada una deja un poco de huella en mí y eso me lleva luego a tener la mente más abierta, a ser más permeable al mundo que me rodea, porque no solo conozco mi vivencia, sino que me he movido en muchos ámbitos donde cada persona te hace partícipe de la suya.

–Para niños y jóvenes las Matemáticas como que no se hacen muy simpáticas a priori.

–Las Matemáticas son la base de todo. Si tienes profesores que te las enseñan con pasión, cuando las entiendes son preciosas. Te dan el porqué a muchísimos fenómenos. ¡Vivimos rodeados de Matemáticas! En todas las tecnologías lo que subyace son Matemáticas. Pero es que en el funcionamiento de cualquier maquina, a lo mejor no las vemos, pero están: que un semáforo se abra en un momento dado y no coincida con otro que pudiera provocar un choque, eso también son Matemáticas... Los aviones... ¡Cualquier cosa! Desde lo más mínimo, todo, todo son Matemáticas. Es la base que subyace a la vida y por eso es muy bonito poder entenderlas. Esa curiosidad es la chispa que hace que me mueva a seguir investigando y descubriendo el porqué.

–¿Es de las personas que considera que en Internet está todo o de las que piensa que nunca podrá estarlo?

–Internet es una herramienta superútil para muchísimas cosas, pero no está todo en Internet. Está todo lo que el ser humano ha querido que esté. Es un enorme banco de información, pero por supuesto que no tiene todo. Si en Internet estuviese todo, perdería el sentido seguir investigando, indagando, descubriendo. Siempre hay cosas que se pueden seguir descubriendo y por eso avanza la ciencia.

–Hay mucha gente, sin embargo, que ha internetizado su vida hasta creer que el mundo está en esa realidad paralela que dibuja Internet. ¿Qué les diría?

–Que salgan a descubrir la vida y a intentar ver todo lo que tiene para ofrecernos. Aunque por Internet se puede aprender muchísimo, el cara a cara con una persona, en grupos, o en actividades humanitarias, aporta muchísimo, que es una de las lagunas de Internet. Para contactar a personas que están a miles de kilómetros de tí la red es muy útil, una ventaja abrumadora respecto a hace unos años, pero es necesario compaginarlo con la vida física, con el contacto humano.

–Con el desarrollo tecnológico se nos ha descubierto que cada vez hay más engaños a través de Internet. ¿Es el lado oscuro?

–Internet sí que tiene ese lado oscuro, pero cuando vemos algo como una amenaza desde mi punto de vista es como si pusiéramos una especie de muro, una barrera o un escudo a no querer enfrentarnos a ello. Deberíamos verlo como un reto y un aspecto en el que tenemos que seguir profundizando y aprendiendo y no quedarnos atrás porque, por supuesto, al igual que cada usuario de Internet va avanzando en lo que va aprendiendo, los ciberdelincuentes también van aprendiendo cada vez más.

–Y nos asustan cada día más.

–Pues igual que lo hacen ellos, debemos nosotros avanzar también para que lo veamos lo menos oscuro posible. Los ciberdelincuentes juegan mucho con el miedo a lo desconocido que, por lo general, tenemos las personas, pero hemos de conseguir anteponernos a ellos. Sería como poder disponer de una linterna en una cueva oscura: cuanto mejor conozcamos los patrones que siguen los ciberdelincuentes, mejor les podremos hacer frente.

–¿Una mejor educación sería, utilizando su metáfora, la mejor linterna para guiarnos por la cueva de Internet?

–Sería muy beneficioso añadir en un futuro próximo alguna asignatura en la que se enseñasen los posibles peligros de Internet, los patrones de los ciberdelincuentes y cómo no caer en ellos, cómo no picar en las trampas que suelen poner... Es importante enseñar cosas que nos permitan que salten alertas en nuestra cabeza, muchas de sentido común, antes de lanzarnos a pensar que en Internet no hay peligros.

–Tantos años de formación en tan variadas disciplinas, ¿le han dejado tiempo para pensar qué quiere ser de mayor?

–¡Claro! Me encantan las Matemáticas, pero ahora mismo me gustaría, por ejemplo, formar parte como actriz de una serie y hacerme hueco en ese sector.