Con los virus que tiran los fanfarrones
Diario de un confinamiento. Día 14 ·
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Diario de un confinamiento. Día 14 ·
A la espera de ver qué país macho alfa se impone en la carrera por la vacuna,aquí combatimos la pandemia palmo a palmo con las armas de la solidaridadA Anastasio Rojo
Se las prometía muy felices el coronavirus cuando invadió España y vio con qué facilidad ganaba territorio en lo que casi parecía un paseo militar. Igual que Napoleón. Pronto hará 212 años, capicúa, de aquella ocupación en cuyos prolegómenos, el corso ... confesaba a sus generales que con poco más de 12.000 hombres conquistaría el país del otro lado de los Pirineos –«si me costara 80.000 hombres, no lo ocuparía»–. Dos años después, 350.000 soldados franceses estaban desplegados por España, porque aquel paseo militar se le atragantó a la 'Gran Armée'.
No contaba la pandemia, como no contó Napoleón, con que el proverbial espíritu individualista de los ingobernables habitantes de este país guarda además un lado peleón, solidario, capaz de levantarse como uno solo a la hora de expulsar al enemigo que llega para amenazar nuestro modo de vida.
Y aunque no nos habría venido nada mal que el baño de modernidad revolucionaria que traían los franceses hubiera durado un ratillo más en un país en ese momento con más goteras que el aseo del Titanic, los españoles demostraron que cuando más en contra tienen el marcador, más creen en la remontada. Como con el coronavirus, que ha provocado redes de solidaridad de abajo arriba con voluntarios, casi siempre jóvenes, en pueblos y ciudades que se resisten a cruzarse de brazos y tratan de hacer compatibles el cumplimiento de todas las obligaciones que impone el confinamiento con serles útiles a mayores, personas de movilidad reducida o a los que por su salud pertenecen a grupos de riesgo y se ofrecen –a través, por ejemplo de una perfil de Instagram, @covid19_valla, pero hay más– a hacer recados, a llevar la compra, a ir a la farmacia, a brindar apoyo emocional por teléfono o vía on line, pasear mascotas, charlar, ofrecer apoyo educativo para los pequeños, responder dudas sobre cuestiones sanitarias aquellos que son estudiantes de alguna de las disciplinas de esa rama, hacer yoga o pilates a través de videollamadas... Todo de forma desinteresada, todo porque aquí cuando la ocasión lo merece convertimos esa rebeldía intrínseca en empatía y aunque luego el resto del año no seamos capaces más que de discutir y mirarnos con recelo, cuando vienen de fuera a tocarnos las gónadas, o las defensas, saltamos a la yugular.
Y se ve que algo tiene que ver el aire que respiramos en estos lares, porque al carro se apuntan hasta los chinos (sic) a los que por lo que sea, o por lo que es, todos aquí les conferimos un master en este fenómeno del Covid-19 –los mismo que al principio de la llegada del virus les colgamos la sospecha de peligrosos contagiantes del mismo, no vamos a negarlo ahora–. El caso es que en la franja local de Valladolid del 'Hoy por hoy' de Carlos Flores conocimos el caso del chino de una tienda idem de un barrio de la ciudad que iba buzoneando mascarillas en los portales cercanos «porque el sabía las consecuencias de no llevar protección». Toma ya, a ver quién defiende ahora que son raros y no se integran, lo mismo lo dice el vecino estirao ese del quinto, más de aquí que las barras de riche y al que nadie ha visto saludar en el portal en toda su vida.
Y otro ejemplo de solidaridad a pie de barrio es el de esos músicos guapos (ejem... ejem...) y triunfadores, Los Pichas Rondilleros, que hartos de estar hartos de los virus han puesto en marcha una iniciativa –no se pierdan el video del cantante, Javier Carballo, desde el baño de su casa «200 metros cuadrados» (o más)– para que la gente, «sois más bonitos que París», haga sus aportaciones para comprar material de protección en China, aprovechando la circunstancia de que la empresa del bajista de la banda trabaja con compañías del gigante asiático, ese al que Napoleón prefería dejar dormido para evitar que el mundo temblara.
¡Otra vez el viejo Napo! ¿Se acuerdan de lo que escribió en sus 'Memorias' en 1842? «Los españoles todos, se comportaron como un solo hombre de honor (…), y todo ello harto malo, puesto que he sucumbido». Yo que tú, coronavirus, empezaría a pensármelo. Nos estás tocando cosas que son sagradas de verdad. Por ejemplo, los bares.
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